Mar Arcano

Capítulo XXIX

La madre de Bong-Cha se acercó a Jang-Seo, quien trataba de aplicar presión sobre las heridas para que dejaran de sangrar. Lo tomó del brazo para ayudarlo a levantarse.

—Gracias... —dijo él.

—Ven, voy a curarte eso —enunció la mujer y lo llevó de vuelta a su morada.

Ahí le indicó que se sentara y trajo algunas cosas para curar las heridas.

—Lo siento, Cayden es a veces muy sobreprotector con mi hija. Parece más su guardaespaldas que artillero —habló mientras limpiaba la sangre.

—Si... ¿Pero cómo lo supo? Lo que... pasaba.

—Gritaste.

—Oh...

—Creo que ustedes dos no se llevaban bien desde antes.

—Algo así... ¡ah!

Jang-Seo se quejó al sentir una fuerte punzada de dolor en la mano.

—Tranquilo, duele, pero estará bien.

La madre de Bong-Cha le vendó las manos.

—Gracias... —dijo Jang-Seo con la cabeza baja, frotándose las manos.

—A mi hija no le gustará nada —señaló la mujer.

—No, no le diga nada, porfavor. Yo le... le diré que fue culpa mía —Jang-Seo la interrumpió.

Ella frunció el ceño, poco conforme con su apresurada respuesta. Luego suspiró.

—Jang-Seo, ¿cierto? —preguntó.

—Así es... —él asintió.

—Se quien eres, Colmillo Escarlata, he escuchado sobre ti y el terror que siembras a través de los mares —la mujer habló en un tono serio pero tranquilo —Si algo he aprendido en toda mi vida es que no se debe juzgar a alguien por su fama. Por alguna razón, mi hija te tiene en muy alta estima y confía plenamente en ti. No puedo negarte que tengo mis dudas, sin embargo es por eso que quiero pedirte algo.

—¿Pedirme algo? ¿Y qué es?

—Quiero que la protejas, Jang-Seo, cuídala, ella te necesita. Está muy vulnerable y confundida. Jamás la había visto así con nadie. Ella... tiene una personalidad fría, en especial desde que su padre falleció. Pero contigo... no lo se, es diferente —ella tomó la mano de Jang-Seo suavemente para no lastimarlo —Protégela, Jang-Seo, porfavor. ¿Puedes prometerme eso?

—Le prometo que mientras yo esté aquí, su hija estará a salvo. Si alguien intenta atentar contra ella, tendrá que matarme primero.

La mujer sonrió con una expresión nostálgica e inclinó la cabeza a manera de agradecimiento.

Después de dar por terminada la conversación, Jang-Seo se retiró a la habitación que le habían prestado, la cual también había aceptado compartir con su primo. Pasando por el pasillo oscuro, apenas iluminado por unas tenues velas, vio a través de la puerta translúcida de la habitación de Bong-Cha. Se notaba solamente su silueta desvistiéndose. Jang-Seo no pudo evitar admirar el contorno de su cuerpo. Su perfil era hermoso, igual que su delgada cintura y delicados brazos. Sus largas piernas era ágiles como las de un gato y fuertes como las de un caballo. La vio pasarse la mano por el cabello, alborotándolo un poco de una singular manera. Él bajó la mirada un poco y siguió caminando agarrándose los brazos por el frío, hasta llegar al final del pasillo. Cuidadosamente abrió la puerta para no hacer ruido. Al entrar vio a Yeong-Seok ya dormido con la espalda descubierta. Notando que tenía frío, Jang-Seo tapó bien a su primo antes de recostarse también. Al momento que se sus ojos se cerraron y su cuerpo se relajó, sintió como su primo se volvía hacia él y se aferraba a su brazo. Jang-Seo lo miró de reojo e hizo una ligera sonrisa. A continuación se giró también hacia él y cerró sus para quedarse dormido al poco rato.

Se despertó al día siguiente por los rayos de luz que entraban por las persianas. Volteó a ver a Yeong-Seok, quien estaba en la orilla de la cama casi a punto de caerse. Jang-Seo entornó la mirada y lo jaló hacia el centro. Esto lo despertó y le dio un pequeño empujón a Jang-Seo.

—¿Eres tonto acaso? Vas a caerte —le dijo este.

—Por un momento se me olvidó que estabas aquí, primo.

—Se que hubieras preferido dormir con Hinata pero te tocó compartir conmigo esta vez.

—¿¡Qué!? —Yeong-Seok se exaltó —¡No quiero dormir con Hinata!

—Ajá... —balbuceó Jang-Seo.

—Cállate —le dijo su primo en un tono molesto.

—Hey, esa no es manera de dirigirte a mí —Jang-Seo cruzó los brazos.

—Cá-lla-te —repitió Yeong-Seok marcando más sus palabras.

El otro frunció el ceño y soltó un gruñido de indignación. En eso, un par de golpes se escucharon en la puerta. En cuanto la abrió, Jang-Seo se encontró frente a frente con Bong-Cha y Hinata detrás de ella.

—Hola, Jang-Seo, ¿descansaron? —habló la primera.

—Buenos días, Bong-Cha. Si, dormimos bien —respondió él.

Bong-Cha sonrió pero al percatarse de las manos vendadas de Jang-Seo, frunció el ceño.

—¿Qué te pasó? —preguntó angustiada tomando su mano.

—Ah, pues... nada importante. Solo unos rasguños —se apresuró a decir él y apartó la mano de ella.

—Hablaremos sobre eso más tarde —repuso la joven con voz seria —Vengan, mi mamá nos preparó algo para el desayuno.

Más tarde, cerca del mediodía, Jang-Seo se encontraba negociando con el comprador de los rubíes junto con su primo. Cayden estaba cerca de ahí y no les quitaba la vista de encima mientras charlaba con algunos amigos.

—Ya no soporto su presencia —decía el artillero apretando el puño.

—Tal vez no sea tan malo como se dice. Creo que solo es un forajido contrabandista que no tiene nada que hacer con su vida —sugirió uno de sus compañeros, un asiático de cabello largo y muy negro.

—No es solo eso. La Capitana... Hisako... —añadió Cayden en un tono distante.

—Estás enamorado de ella desde hace años, y por eso no te gusta verla involucrarse con otro hombre —señaló su otro compañero, uno de cabello un poco más corto.

—¿Qué? ¿Quién dice que estoy enamorado de ella? —replicó el artillero.

—Vamos, Cayden, es obvio.

Cayden frunció el ceño y después volteó a ver a Jang-Seo, solo para presenciar como Bong-Cha se acercaba a él.

—¿Salió bien? —inquirió curiosa.



#335 en Fantasía
#620 en Otros
#24 en Aventura

En el texto hay: fantasia, piratas, amor

Editado: 30.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.