Mar Arcano

Capítulo XXXVI

—¿Quién eres? —Bong-Cha preguntó a la mujer.

—No se los diré, piratas —la otra respondió y se lanzó a pelear contra ellos.

Los capitanes blandieron sus espadas contra la de la mujer, quien evidentemente intentaba matarlos. Jang-Seo se dio cuenta de que la espada que utilizaba la misteriosa dama, llevaba grabado el símbolo de Ravnensland y portaba una especie de armadura con un escudo en la espalda, el cual decidió utilizar al poco rato, pues peleaba contra dos contrincantes ágiles y experimentados en batalla. Sin embargo, Bong-Cha no tardó en hacerle una rajada al escudo con su hacha y posteriormente se lo arrebató con un giro en el aire seguido de una patada brusca. La mujer pareció sorprendida con la agilidad y ligereza de la Capitana. Aprovechando su distracción, Jang-Seo le lanzó un cuchillo que esta logró esquivar. La encapuchada gruñó antes de apoyar sus manos sobre la tierra, levantando raíces del suelo. Estás hicieron caer a los dos piratas, después se levantaron y golpearon contra el suelo. De no ser porque se movieron a tiempo, las raíces los habrían dejado gravemente heridos, pero no pudieron evitar que un temblor recorriera todo el bosque, incluso llegando al campamento.

—¡Ya basta! ¡No venimos a buscar problemas! ¡No queremos hacerte daño! —exclamó Bong-Cha, pues sabía que, con ese poder, corrían mucho peligro.

La mujer ignoró sus palabras y continuó defendiéndose. Con las raíces logró agarrar la pierna de la chica, quien utilizó su hacha para cortarlas. En ese momento, la otra se abalanzó sobre ella, disparando un par de flecha que estuvieron a punto de herir a la chica. Bon-Cha rodó sobre la nieve para alejarse un poco y poder levantarse. Las dos forcejearon ya estando de pie, tratando de derribarse la una a la otra. Para soltarse, la oriental empujó con fuerza a su oponente y saló hacia atrás, dando una vuelta en el aire. Una vez más, la otra mujer corrió hacia ella, pero esta vez, Bong-Cha estaba preparada y la agarró de la capa para arrojarla contra un árbol. La capucha se deslizó de su cabeza, mostrando a una castaña con una trenza. Ambas volvieron a pelear con sus espadas hasta que terminaron apuntándose mutuamente al cuello. Se miraron con hostilidad, hasta que la pirata sonrió un poco.

—Baja la espada —la voz de Jang-Seo sonó detrás de la castaña.

Este sostenía también su espada contra el cuello de la mujer, obligándola a ceder y soltar su arma.

—No queremos hacerte daño —Bong-Cha trató de sonar calmada.

—¿No? Son piratas, ¿qué más querrían hacer? —repuso la castaña.

—No sabíamos que había alguien aquí, solo buscábamos leña. Pasaremos la noche aquí con nuestros compañeros —explicó Bong-Cha.

—¿Cómo sé que no mienten? ¿Cómo sé que no los enviaron aquí para capturarme? —la otra seguía mostrándose hostil y desconfiada.

—Para empezar —habló Jang-Seo —No seguimos órdenes de nadie, y segundo, ni siquiera sabemos quién eres.

La castaña se relajó un poco, aunque aún seguía a la defensiva, al menos ya no tenía intenciones de pelear. Los otros dos bajaron sus espadas.

—Tu espada es de Ravnensland —el joven Capitán continuó mientras le entregaba el arma dorada y roja —¿De dónde la sacaste? —preguntó después.

—No te interesa —se apresuró a decir la mujer.

—Si no me interesara no lo preguntaría —él insistió.

—Es mía, ¿entiendes? No tengo que decirte nada.

—Buscamos a alguien cerca de aquí. Tal vez puedas ayudarnos —Bong-Cha le puso una mano en el hombro a él para que no empezara a discutir.

—¿Ayudarles? ¿A ustedes? ¿Qué te hace pensar que tengo intenciones de ayudar a desvergonzados ladrones como ustedes? —la misteriosa mujer le apuntó con la espada, pero sólo a manera de advertencia —Te vez como una mujer decente, pero detrás de esa mirada serena, te puedo asegurar que hay un pasado manchado de sangre y atrocidades.

—Hey, no le hables así a una capitana —intervino Jang-Seo.

—¿Y tú qué eres? ¿Su guardaespaldas? —se burló la otra.

—Tanto ella como yo somos capitanes —aclaró él.

La castaña entornó la mirada e hizo una mueca. Estaba a punto de darse la vuelta para irse, pero Bong-Cha la detuvo.

—Buscamos a una mujer llamada Kariana, Lady Kariana para ser exactos, hermana del Rey Adhemar. La última vez que se supo de ella estaba en Silversummit. ¿Has escuchado algo de ella?

La desconocida se quedó inmóvil por unos momentos. Con su mano, apretó el agarre de su espada y la pegó a su pecho con los ojos cerrados. Luego miró a los piratas por encima de su hombro.

—¿Para qué quieren encontrarla? —inquirió.

—Si quieres que te lo diga, antes respóndeme una cosa. ¿De qué lado estás? —Bong-Cha clavó su mirada oscura en ella.

—¿De qué lado estoy? ¿Qué se supone que responda a eso? —la mujer se volvió de nuevo hacia ellos.

—Me refiero a si estás con el Rey Adhemar o no. Tu espada es ravneana, y es tuya como dices, significa que tú también lo eres...

—No estoy con el Rey, él destruyó mi vida.

—Entonces estoy segura de que entenderás porque debemos hallar a su hermana. Ella puede ayudarnos a derrocarlo. Él es la cabeza de una organización llamada la...

—La Orden de Rava, sé de qué hablas.

Jang-Seo y Bong-Cha intercambiaron una mirada. Por su parte, la mujer soltó un largo suspiro y tardó un poco en hablar de nuevo.

—Hace mucho que no escuchaba ese nombre... —dijo en voz baja —Yo soy la persona que buscan.

—¿Tú eres Lady Kariana? —preguntó Jang-Seo sorprendido.

—Si, soy yo. Y esta espada es lo único que me queda de mi reino.

—Podemos salvar Ravnensland, ya hemos encontrado a varios dirigentes de la Orden de Rava, no sé cuantos más haya, pero si vamos por la cabeza de la Orden, lo que quede de ella se va a desmoronar —Bong-Cha aseguró, sonando muy segura y motivada.

—Claro, y supongo que puedo creer en la palabra de unos piratas. No son más que criminales guiando a una manada de sirvientes, como ovejas en un rebaño. Asesinos desalmados y sangrientos, jamás podría confiar en alguien como ustedes —la dama los fulminó con la mirada.



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En el texto hay: fantasia, piratas, amor

Editado: 30.12.2024

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