Mar Arcano

Capítulo XXXVII

En la mañana, la luz del sol se colaba entre las ramas de los blancos árboles. Sus rayos reflejando en la nieve, le daban un brillo esperanzador a la capa blanca que se extendía sobre la tierra seca. Bong-Cha abrió los ojos lentamente. Frente a ella se encontraba Jang-Seo, durmiendo tranquilamente. Ella acercó sus dedos a su mejilla. Evitando despertarlo, le quitó el cabello de la cara, admirando sus finas facciones. Se quedó ahí unos momentos más, observándolo, deseando poder decirle todo lo que sentía por él. Y lo haría, tenía que hacerlo, y cuando antes mejor.

A los pocos minutos, Jang-Seo abrió los ojos al sentir el calor del sol. Bong-Cha se alejó un poco para que no se sintiera incómodo. Él bostezó en cuanto estuvo completamente despierto. Después vio el rostro de la chica frente a él.

—¿Descansaste? —ella preguntó.

—Uh... si, eso creo. Agh, la resaca será un problema hoy —se quejó él.

—Hmm, seremos dos —sonrió ella —¿Recuerdas algo de anoche?

—Ah... algo. Brindamos, ¿no es cierto? —Jang-Seo bostezó de nuevo.

—Si, algo así. ¿No recuerdas nada más? —la voz de la joven sonaba tranquila pero expectante, esperando una respuesta en particular.

—Hmmm... no... solo recuerdo eso. ¿Hay algo más que deba recordar?

Antes de que ella pudiera decir algo más, Yeong-Seok se asomó a la tienda.

—Hey, primo el sol ya... salió. ¿Bong-Cha?

Ella se incorporó, al igual que Jang-Seo después.

—¿Ya se levantaron los demás? —el Capitán preguntó.

—Si, les dije que trajeran algunos suministros de la nave para reforzar el barco de Lady Kariana —explicó su primo.

—Claro, bien hecho.

—Iré a ver en qué puedo ayudar —anunció Bong-Cha y salió de la tienda, dejando al Capitán y su segundo al mando solos.

—No puede ser, Jang-Seo, ¿enserio? —exclamó Yeong-Seok en voz baja.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —Jang-Seo se recostó de nuevo.

—¿De qué hablo? Pues de que dormiste con ella, ¿será?

—¿Qué con eso?

—¿Estás ciego acaso? Ya deja de mentirte, los dos están enamorados y todos lo sabemos, solo ustedes creen que somos tontos.

—Nunca dije eso...

—Vamos, Jang-Seo, dormiste con ella.

—¿Qué dices? No pasó nada. Dormí con ella, no me acosté con ella.

—Lo sé. Baja la voz, ¿quieres?

—Entonces déjame en paz, ya tengo suficiente con la resaca.

Yeong-Seok suspiró.

—Bien, supongo que iré a ayudar a la tripulación —y salió de la tienda del Capitán.

Jang-Seo se agarró la cabeza, le dolía por haber bebido tanto anoche, aunque era poco en comparación con otras ocasiones, pero la cabeza le retumbaba. Después de cambiarse de ropa y comer un poco, salió de su tienda para checar como iba la tripulación. El velero de Lady Kariana era grande para ser un velero, pero definitivamente requería de reparaciones y reforzamiento. La tribulación de la Perla Roja apoyaba colocando tablones horizontales de madera para arreglar las partes rotas y tablones verticales para reforzar. Otros se encargaban de remendar las velas y remplazar algunas partes con agujeros. El frío bosque de árboles blancos emanaba un aura cálida durante la mañana, cuando el sol se alzaba de las entrañas de los mares.

El joven Capitán se aproximó a sus hombres para mirar su trabajo, sin embargo algo captaba su atención, aunque tratara de ignorarlo. A unos metros de distancia, en la orilla de la isla, Bong-Cha charlaba con Asdis mientras el agua rozaba la punta de sus botas. La pelinegra podía confundirse fácilmente con una diosa, su cabello oscuro como el azabache ondeando con la brisa y su piel resaltando con los rayos del sol. Era una mujer verdaderamente hermosa. Jang-Seo después llevó su mirada a su primo, quien estaba soltando la mano de Hinata justo en el momento que el Capitán puso su mirada en ellos. Luego vio como él le acariciaba la mejilla a la chica. Casi podía verse a sí mismo en esa escena con Bong-Cha.

—Creo que quedará listo antes del mediodía, Capitán —Lady Kariana lo trajo de vuelta a la realidad —Debo felicitarlo, su tripulación ha hecho un gran trabajo. Sin su ayuda mi barco seguiría en ruinas.

—No hay de que. Somos aliados —él respondió.

—Tenga por seguro que cumpliré mi palabra cuando estemos en Ravnensland, si usted o alguno de los suyos pone un pie en mi reino, no habrá consecuencias ni una recompensa por su captura.

—Un trato es un trato y así como estoy cumpliendo mi parte, sé que cumplirá la suya, Lady Kariana.

—Por supuesto —Lady Kariana inclinó la cabeza a manera de respeto al igual que él, luego se dirigió a su barco.

Jang-Seo pensó que era linda, y trató de compararla con Bong-Cha, pero no era posible. Por más bella que fuera la noble, la Capitana no tenía comparación. Todo en ella era perfecto, su piel, su cabello, sus ojos, su voz, su valentía y simplemente su manera de ser. Era todo lo que deseaba, pero no la merecía, no estaba a su altura, y eso le causaba un sentimiento de inferioridad y culpa.

Más tarde, casi al mediodía, el barco estuvo listo y todos se preparaban para zarpar a sus respectivos objetivos. Entre el frío y la nieve, Jang-Seo llamó a todos a que se reunieran alrededor de los restos de la fogata de la noche anterior.

—Aquí es donde nos separamos. Lady Kariana dirijirá a un grupo a Ravnensland, ella lo conoce mejor y sabe por dónde llegar para pasar desapercibidos. Ahora, yo y la Capitana Hisako lideraremos el alboroto en la fortaleza. Recuerden, no nos llevaremos nada, solos entraremos y saldremos en menos de una hora —explicó el plan —¿Está claro?

—Si, Capitán —respondieron los suyos.

—Bien, entonces... que todo salga de acuerdo a lo planeado.

En cuanto el Capitán terminó de hablar, los miembros de su tribulación estrecharon manos y se desearon suerte. Jehanne, Robin, Trea, Young-Soo, Eleanor, Richard y Asdis abordaron el barco de la princesa. El resto viajarían en la Perla Roja.

—Buena suerte —Asdis dijo a su amiga.



#335 en Fantasía
#620 en Otros
#24 en Aventura

En el texto hay: fantasia, piratas, amor

Editado: 30.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.