Mar de Corazones ✓ [2]

CAPÍTULO 1

'A rey muerto, rey puesto'

Jason.

4 de junio, dos días después de la boda.

Han pasado dos días desde mi boda con Dakota y los medios arden los mires por donde los mires. 

Paso el dedo hacia abajo aventándome a la red por más noticias. La cadena de chisme GuienaPais dice 'La tremenda puñalada definitiva que habrá dejado a Anders Hemsworth en cama.' Y una foto del matrimonio. Pues sí, ojalá estuviese en cama.

'El <<sí quiero>> más doliente de toda la historia. La hermana de Anders Hemsworth, el embaucador de West Plate, casada con su peor enemigo, el futuro rey de Guiena.' comenta la GNN.

'El fuego latente que ha desatado el matrimonio del monarca, Jason Diphron. ¿Resurgirá la monarquía con los eventos reales que están aconteciendo? Se acerca la nueva era de la monarquía Diphron.'

Y sí, tienen razón. Se acerca una nueva era para nuestra monarquía, y está resurgirá en una llama de fuego que destruirá todo a su paso y terminará con los republicanos e independentistas. Y con Anders, ya de paso.

Guardo el teléfono en mi bolsillo, volviendo a la realidad. Alisto mi camisa, tratando de ponerla recta con las manos y me echo un poco más del perfume que permanece inerte sobre mi mesilla. Salgo de mi habitación y el hombre que no falla, Johannes Avik, ya se encuentra esperándome.

—¿Listo, Jason?

Lo miro, sonriendo. 

—Listo.

Hoy, día 4 de junio, es mi coronación. Uf.

Después de meditarlo y pensarlo miles de veces con el Consejo Real, lo mejor era coronarme unos días antes del entierro de Isaac. Está habiendo mucho papeleo y revoloteo frente a todas las personas que han fallecido este año y están relacionadas con la monarquía —Puntresh, Lander, Drake, Gilda, Isaac— es necesario que haya alguien frente a todo este revuelo ya.

Hablando de personas que ya no están en este mundo, aún no ha sido hallado el cadáver de Tennia, la madre de Dakota, y espero que no lo hagan al menos pronto. Mi mujer deportó su desaparición, pero no hay noticias de ella y necesito que sea así por un tiempo.

Bajamos las escaleras y Dakota, que parece la novia cadáver, nos espera en la puerta. Pasea los dedos inquietos por la pantalla de su móvil.

—Dakota. —la llamo y alza la cabeza.

—Hola, Jason. ¿V-vamos?

—¿Se puede saber qué te pasa? —la agarro del mentón. 

Suspira y Johannes desbloquea la puerta del Palacio con las llaves. Palacio, que como dato curioso, cambié su nombre al igual que el himno. Ahora habito en el Palacio Luovemount (Luvemont), y mi himno es El Canto Real. 

—No han encontrado nada sobre mi madre... —tenso las facciones y ella se da cuenta, así que decide cambiar el tema. —Pero no, no. No quiero arruinar tu día de coronación.

—También es el tuyo. —Johannes abre la puerta del todo. —Serás reina consorte.

Aunque en realidad para ella no se haga nada especial, sino que simplemente será reina, en cierta parte... sí, también es suya. La luz del mediodía me ciega y una bonita melodía que reconozco al instante me inunda los oídos, todos los espectadores a mi coronación la cantan al unísono.

Es el Canto Real, cantado por el público que aguarda a cada lado de la entrada directa al Palacio, entremediados por las vallas de metal y la Guardia Real. Me paro en medio del camino hacia la limusina para ir al Palacio Vielmoe, el lugar donde llevaremos a cabo la coronación que es nuestro palacio de vacaciones, escuchando la voz de todos mis fanáticos cantando el nuevo himno que compuse. 

Oh, Guiena, mi patria, hogar de los valientes. Caballero audaz que al gran rey idolatra, no temas. El Señor es tu vanguardia.

No repiten este verso ya que es la segunda repetición, pasando al siguiente verso.

Siempre dispuestos a luchar, por el rey mi espada con la del enemigo voy a cruzar. Con esta batalla ganaremos, se cumplirá la voluntad de nuestro rey y en nosotros mandará su ley.

Sus voces unidas suenan preciosas, las rimas compuestas suenan en una perfecta eufonía ya que parece que hubieran practicado; son sus voces quienes manejan la música, no al revés.

Nuestro soberano lo cumplirá con gracia.

Los tambores del acompañamiento se dejan oír durante los cinco segundos finales antes de llegar hasta la última frase, que todos cantan con fervor.

¡Dios salve al rey!

Comienzo a aplaudir cuando terminan de recitar el himno; el público me imita y estallan en aplausos. Segundos después, comienzo a andar seguido de mi mujer y el consejero hacia la limusina. Llegamos al automovil y me subo ante la algarabía de la gente que me aturde de fondo. El chófer arranca y el agente Bissous se coloca justo en frente del coche, que frena en seco.

—¡Maldita sea! —grito, molesto ante que casi nos mata. —¡Bissous!

El agente entra al auto con su vestido de gala y su chapa de agente. Parecía tan serio.

—¿Creyeron que no estaba invitado a su coronación, Jason? —dice el francés, sentándose frente a mi y a mi mujer.

—No estabas invitado. Te has auto-intivitado. 

—Mentira, un agente de este calibre está invitado a todo. —me dice, levantando sus cejas.

—Ahora nos has cortado todo el rollo. Íbamos a cerrar el hueco de la ventana y hacer cosas indecentes aquí atrás. —rezongo y Dakota me pega en la pierna, roja como un tomate.

—Mmmm, no, no os habría dado tiempo. —el agente mira su reloj. —El Palacio Vielmoe está muy cerca de este.

Sonríe con suficiencia. Este hombre me pone de los nervios. 

—¿Has compuesto tú el nuevo himno? —habla el francés de nuevo. 

Su pregunta me hace recordar la tarde que pasé disfrutando de mi talento oculto; el piano. Y si, compuse yo el himno, hice yo la letra, todo.



#7403 en Fantasía
#1600 en Magia

En el texto hay: piratas, mar, amor accion secretos

Editado: 12.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.