'Furia'
Faraday.
Hace aproximadamente una hora partimos de Cala Sawzky.
Armados hasta los dientes, con varios revólveres y francotiradores, nos dirigimos a por nuestro nuevo objetivo principal: Saller Duponte.
Nos traicionó, falló al juramento de alta mar poniéndonos una maldición para deshacerse de nosotros para quitarse sus problemas de encima. Es injusto, ¿no?
Por otro lado, la muerte de Mara Sawzky ha afectado al capitán más de lo que parecía. Estuvo unos días sin salir de la cama, luego parece ser que fue a 'disculparse' con Mara y también habló con Wesker, que le contó cosas de su pasado, aunque no concretó el qué.
La despedida de la familia Sawzky fue dura; en realidad hemos pasado una parte larga de nuestra historia con ellos, les hemos cogido cariño y más ahora que vamos a hacer algo que puede resultar bastante peligroso, pero es nuestro único objetivo y es tener a Saller de trofeo.
—Faraday, —oigo la voz de Louise, que me saca de todos mis pensamientos. Bajo el catalejo para mirarla. —Tenemos que hablar.
<<No, Dios mio...>>
—¿Qué pasa, Louise? —murmuro.
—Mmmm, es que... he estado pensando mucho sobre todo lo que ha pasado en torno a nosotros.
—No, Dios mío... —digo, sobándome las sienes cuando la mera mención del tema me da dolor de cabeza.
—No, no, Faraday...
—Es que contigo siempre es lo mismo, y me estoy empezando a cansar. —me quejo.
—Faraday, mi vida no es precisamente un camino de rosas y tienes que entender que necesito tiempo...
—Estoy cansado de tener que entenderte siempre, Louise. —contesto. —¿Entiéndeme tú a mi, no? —cuando menos me doy cuenta, sus ojos están lacrimosos. —Mi vida tampoco ha sido fácil y no por eso juego contigo.
Pone una mueca, cómo si mis palabras le hubiesen clavado un puñal.
—Yo no juego contigo, Faraday.
—No, claro que no. —rechisto. —Por eso cada vez que te hablo de tener algo serio, me das largas. —baja ligeramente la cabeza. —Cómo siempre. Llevas un año en esas, desde las primeras veces que estuvimos juntos en la primera época de mar, incluso. Estoy cansado.
—Faraday...
—Sé madura y aprende a saber lo que quieres antes de incluir a los demás.
—Sé maduro tú y escúchame. —trato de irme, pero Louise me agarra del brazo. Me suelto.
—Pues no quiero serlo porque me he cansado de ser el único que hace algo porque esto funcione, Louise. Me he cansado de ser el maduro.
Paso de seguir escuchándola así que me meto a la recámara, pasando por la cocina para llegar a las habitaciones, metiéndome en la mía. Como en la época de mar, comparto habitación con Darko.
Entro y el ruso no está en la habitación, así que me siento en mi cama. Pero una rabia repentina me corroe cuando recuerdo todo lo que está sucediendo, así que me levanto, voy hasta el armario y sin controlar mucho lo que hago, le doy una patada. Y otra más. Y algún puñetazo también.
La rabia no me deja pensar con claridad; estoy cansado de que me utilicen como les conviene, como y cuando quieran, cómo si yo no sirviera para nada más que eso.
Y por primera vez en mi vida, siento que exploto y me desahogo. Golpeo la pared, el armario, todo cuando mi cabeza evoca todo lo que he tenido que pasar. El estar en muchas familias de acogida, jamás sentirme querido, creerme insuficiente, el hecho de que nuestra vida tiene una fecha de caducidad por culpa de Saller... Todo se me vuelve un cúmulo de cosas y lo pago golpeando la pared, el armario, la mesa, mi cama, todo lo que encuentro.
Termino con la respiración agitada y la maleta del ruso cae desde arriba del armario, donde la tenía guardada. Ahora me siento como un niño pequeño después de una rabieta, pero me siento mejor, con menos peso en los hombros. Mi corazón va a mil por hora, sin embargo, siento un descanso inmenso y es que jamás me había descontrolado de tal forma.
La maleta de Darko se abrió encima de su cama, pues estaba sin cerrar y me giro sin querer ver demasiado que es lo que hay dentro, pero no hay nada más que un papel. Sin embargo, cuando me giro, me doy cuenta de que he leído una pequeña parte de... ¿mi nombre? ¿Por qué Darko tendría un papel con mi nombre dentro de su maleta? No quería ver nada pues tampoco me importa, pero ha sido una ojeada y no sé que pinta ahí mi nombre.
<<¿Que es eso y porque contiene mi nombre?
Me giro de nuevo y sin pensarlo más, agarro el papel y lo leo.
Es una especie de etiqueta de acompañante del hospital.
Nombre del afectado: Faraday. Nombre del acompañante: Darko Sarkozy.
—¿Qué es esto...?
Lo analizo, mirándolo por todos lados. Tiene una fecha y me quedo gélido cuando la leo.
<<3 de septiembre de 1961. La fecha de mi nacimiento.>>
Las cosas en mi cabeza se van uniendo poco a poco, ato cabos. Darko estuvo presente en mi nacimiento, con lo cual, sabe quién es mi madre y por qué me abandonó.
El sonido de la puerta me sorprende y más cuando me giro y veo a Darko en la puerta.
—Faraday, —me dice. —¿qué haces?
—¿Qué es esto, Darko? —digo, con la ofensa en mi voz. Siento que todo el mundo me está mintiendo.
—Faraday... ¿qué haces mirando mi maleta?
—¡No me cambies de tema y dime que es esto! —grito enfadado. —Explícame ahora mismo porque tienes esto como si hubieses ido conmigo al hospital. Y cuando era un bebé. ¡Ya!
—Faraday...
—¡Que me lo expliques! —grito, iracundo. Siento que ya no voy a controlar nada de lo que haga. Sin pensar, ando hasta Darko y lo encuello. Es de mi misma altura así que no tengo problema. —¡Dime quién es mi madre, ya! Porque sé que tú lo sabes.
⟳
Anne.