Mar de Corazones ✓ [2]

CAPÍTULO 5

'Devastador'

Laetizia.

—No estoy muy convencida, Van.

Mi amiga me mira de arriba abajo, extrañada.

—Pero si estás preciosa.

Volteo los ojos.

—No me refiero a eso.

Mi amiga suspira y admiro nuestros voluptuosos cuerpos enfundados en los vestidos que he elegido para la ocasión. 

Vangalore Terris es una mujer, que aparte de ser amiga mía, su mejor virtud física es su belleza. Rubia oscura y de ojos negros cómo el carbón, luce un vestido azul oscuro ceñido y largo, y unos tacones de rojo cereza. Es la ama de llaves de la que era mi mansión, pero también es mi mejor amiga.

Yo, Laetizia Sinners, a diferencia de mi amiga, mi pelo del color del fuego y rizado es de lo más destacable de mi, junto a mis ojos del color del ónix. Mi vestido rojo carmín es más amplio pero resalta el torneamiento de mis piernas.

—Deja de darle tantas vueltas, Lae. —usa la abreviatura de mi nombre. —Es lo mejor que puedes hacer y ya.

—¿Cuánto falta para salir al aire? —Vangalore se voltea, mirando la hora. 

La veo pensar hasta que habla de nuevo.

—Quedan dos minutos, yo que tú iría ya para el plató.

Asiento. Repaso mi pintalabios de color chicle y cuando termino segundos después, le tiendo la mano a Van.

—¿Vienes conmigo? —le sonrío.

Toma mi mano y me devuelve la sonrisa.

—Hasta el fin del mundo, Lae.

La agarro de la parte lateral de la cabeza y le planto un beso en la mejilla. Vangalore es lo mejor que me ha pasado en la vida. Cerramos la puerta del camerino y seguimos los carteles.

Comenzamos a avanzar agarradas de la mano, girando la esquina del pasillo y al fondo vemos el plató.

<<GNC News.>> Es lo que dice el cartel de rótulo neón encima de la puerta.

Me yergo antes de pasar el umbral de la puerta y Vangalore me sigue.

Mis tacones resuenan por el suelo de mármol negro del plató, es un gran escenario con varios focos apuntando al sofá carmesí oscuro que hay en el centro. Allí, el entrevistador, Derek Ebannus nos espera.

—Oh, ya estáis aquí. —Vangalore se sienta a mi lado y yo en medio de los dos. Derek alza la mano y chasquea los dedos. —¡Ya están aquí, podemos empezar!

Siento mi corazón con fuerza, errático. 

Lo que estoy apunto de hacer puede costarme la vida a mí y a Vangalore, pero es lo mejor que puedo hacer. No quiero seguir callada.

—Bien... —dice Derek. —Empezamos en 3... 2... 1... —lleva la cuenta atrás y justo en ese momento, el resto de focos se apagan, dejando solo uno encendido que nos hace destacar en la oscuridad del plató. —Bueno, bueno, hoy estamos en directo desde el plató de la GCN en West Plate, aquí Derek Ebannus. —sonríe a la cámara que se acerca a nosotros. —Aquí estamos con la conocida actriz de cine retirada, Laetizia Sinners y su mejor amiga, Vangalore Terris. Buenos días, queridas.

—Buenos días, querido. —lo saludo yo.

—Buenos días, Derek. —oigo a Vangalore y la miro, arrugando la nariz con ternura.

—¿Cómo estáis?

—Bien, bien. —contesta Vangalore.

—Mmm, bien, sí. —titubeo. —Nerviosa.

—¿Nerviosa? —frunce el ceño. —¿Por qué? No hace tanto que te retiraste de las cámaras, Laetizia. Es más, veo a Vangalore más tranquila, y nunca ha salido en televisión. —ríe el hombre y lo imitamos.

—Es que... —suspiro. —Vamos a hablar de temas interesantes, Derek.

Él ladea la cabeza.

—Bueno, veremos, veremos... Hoy estamos aquí reunidos porque... bueno, vamos a charlar un rato sobre todos esos rumores que están sonando por ahí, de que si estáis enroscadas con el alcalde, que si lo compartís...

Vangalore y yo nos miramos y reímos.

—No, no, Derek. —corrijo yo. 

—¿Nunca ha pasado nada con Saller Duponte?

Ladeo la cabeza.

—Somos dos mujeres de veintiocho años, atractivas y adineradas. ¿No nos ves capaces de ligarnos a uno de treinta como el alcalde? —murmuro con sorna. 

—Oh, claro que sí, sois dos bellas celebridades, no lo pongo en duda. —se defiende el hombre entre risas. —Pero, ¿a raíz de qué surgió todo este revuelo?

Carraspeo la garganta y Van habla.

—Sucedió a raíz de... un encuentro que tuvimos con él, Derek. —cuenta mi amiga. —Pero no he tenido nada con él, sólo que donde va una, va la otra. —la tomo de la mano. —Somos un pack.

—Wow, wow, espera. —hace un gesto con las manos. —¿No he tenido nada con él? —me dirige la mirada. —¿Entonces tú sí, Laetizia?

Trago con fuerza y me yergo.

<<Es el momento de soltar la bomba.>>

—Sí, Derek. —abre la boca y los ojos, patidifuso. —He tenido algo con él. Antes de nada, quiero aclarar que culpo a Saller Duponte de todo lo que me pueda suceder después de esto, nada es mentira. —miro a mi amiga, que asiente levemente. —Vangalore está de testigo. 

Derek frunce el ceño.

—¿Qué pasó, Laetizia?

Carraspeo.

—Pues... mira, Derek. —mis ojos se llenan de lágrimas al recordar todo lo que está sucediendo. Pero aleteo las pestañas disimuladamente y sigo hablando. —Tuve algo con él. Y fue lo peor que pude hacer, Derek. He perdido mi casa, parte de mis ahorros... todo por su culpa. Es un embaucador. —entrecierra los ojos, siento el apretón de la mano de Vangalore. —Y a eso he venido hoy, Derek. A desmentir todo lo que tenga que ver con Saller, a contar toda su verdad. Antes de que me callen, Derek. Antes de que me maten.

Tercera persona.

Laetizia Sinners y Vangalore Terris salieron del plató de la GCN algo alteradas, correteando tan rápido como sus maletas les permitieron.

—¡Nos va a matar, Van! —se queja Sinners, subiendo al taxi.

Le indica la dirección al taxista, que arranca al instante.



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En el texto hay: piratas, mar, amor accion secretos

Editado: 12.06.2024

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