Mar de Corazones ✓ [2]

CAPÍTULO 24

'La guerra'

Narrador omnisciente.

Calamity Woods, Rhea Morgan y Sohnya Hemsworth arribaron a Veneno el 31 de agosto, dos días después de ser informadas de que estaban malditas, a las 02:00 de la madrugada. La primera ocupaba el lugar de Denni Timout como artillera. Su jefe, Salvatore, era el navegador y su novia era la otra artillera. Rhea era la hechicera.

—Yo tengo mucho miedo. —habla Calamity Woods, que recién comenzaba a superar la muerte de su novio en la isla de los esqueletos. —No quiero olvidarme de mi vida. Es realmente aterrador pensar en que ese puede ser el fin de mis recuerdos.

—No va a pasar nada, Mity. —le contesta la hermana de en medio de los Hemsworth. —Vamos a rescatar a mi hermana y todo va a estar bien, te lo aseguro.

—¿Tú cómo estás con tu hermana? —le habla la hechicera.

—Si te soy sincera, yo la dejaría allí. Dakota siempre ha sido una mujer muy cerrada en sí misma... es jodida de tratar. Por eso yo no he tenido apenas relación con ella, aún a sabiendas de que es mi hermana. —comenta. —Siempre ha sido demasiado llevada de su parecer, mi madre no pudo con ella, siendo sinceros. 

Rhea asiente y la mediana de los Hemsworth suspira recordando a su madre, la mujer que había amado profundamente pero sus propias malas decisiones la llevaron a morir cerca del castillo de los Diphron. Sohnya Hemsworth sabía que hacía mucho su familia se había dividido, ella estaba del lado de Anders porque, desde pequeños, había sido su mejor amigo. Lo amaba. Haría cualquier cosa por él. 

Craber Monterrey sube a la cubierta del barco, encontrando al grupo de mujeres. La hermana menor de su hermano se queda mirándolo, metiéndose hacia los adentros del barco sin decirle ni buenas noches.

Él ya estaba acostumbrado a sus desplantes. Ya no le importaba, ni le dolía. Tenía la esperanza, en el fondo de su corazón, de que volvieran a West Plate y ella regresara con Percy, aunque cada vez se planteaba descartar esa opción para siempre.

Ninguna relación le había salido bien. Craber no estaba seguro de si era su físico, de hombre grande y musculado, o su cara de duro de tratar, lo que echaba para atrás a la gente de conocerlo más a fondo. Sin embargo, Anders lo conocía perfectamente y sabía que él era todo lo contrario. Podía parecer serio, pero era la persona más agradable del mundo.

La cocinera había logrado que el grandullón continuase con su racha; el amor no estaba hecho para la mole de músculo que era Crab.

El mayor estereotipo de pirata entró al barco a las 02:03. Angus Salvatore llevaba un parche en el ojo izquierdo por mera estética, le hacía gracia verse a sí mismo como el holandés errante.

Iba seguido de su gran amor desde siempre. Y no, no le seguía una pequeña maqueta de la Buena Cassidy, barco que extrañaba desde hace tiempo. Se quedó en Pueblo Veneno, vigilado por Laetizia Sinners y Vangalore Terris, aunque de todas formas estaba bien resguardado.

Estaba contento de formar parte de la tripulación de Hemsworth, sinceramente.

Lo sigue Knavs Turner, la mujer de pelo color fuego y de su quinta. Seis años menor que él, más bien, nacida el último día del año 1843, se había enamorada de Salvatore en el Instituto de Cala Verde. 

Sentía algo muy fuerte por él.

Después entraron los prometidos, aunque solo el grumete visitará Luvemount, Faraday James y Louise Doufier. Cada día crecía más el amor que sentían el uno por el otro.

—Louise, —la saludo el capitán. —gracias por quedarte. Sé que vas a acompañar a Dalina y me alegro de que se quede a tu lado.

—No es nada, Anders. Dalina es mi mejor amiga, y se merece el cielo y la tierra. Y yo sé que tú se lo das. Es lo menos que podía hacer. 

Ambos se sonríen y la prometida del grumete se fue hasta donde este se hallaba para plantarle un beso de despedida, ciertamente preocupada por la incertidumbre de su futuro.

El ruso Darko Sarkozy entró al barco cinco minutos tarde de la hora inicial.

Saluda al niño que hace 19 años encontró en el basurero. Faraday dejó de hablarle durante un tiempo por el dolor que le causaba tener tan cerca a alguien presente durante su niñez y ser inconsciente de ello.

Pero no pudo evitar volver a acercarse al guerrero, que tenía más de mil historias para contar sobre la guerra rusa que había vivido 2 años después de rescatar a Faraday. Su amistad era tan pura como el agua cristalina.

—¡Tamara, venga! —vocifera Anne saliendo de la casa de Marino, ya que a ellas les había tocado dormir allí. —Vamos tarde de más.

La carpera se estaba recuperando de todo lo vivido hace no demasiado. La muerte de Nedda Willers le había dejado tocada. Echaba de menos a esa mujer que la hacía sentir mariposas por todo el cuerpo. El collar que llevaba en el cuello era su bien más preciado, no cabía duda.

Tamara Kennedy era el mayor soporte de la carpera. Le costaba abrirse personalmente. Era de las personas más necesarias para la tripulación, pero hablaba poco. Apenas conocía a su capitán, a su mujer o al grumete y las cocineras.

El músico bajaba la cuesta junto a los dos miembros de la familia Sawzky, Enerah Obreira e Ibon Sawzky junto a la mujer de este último, que había confirmado su embarazo hace unos días.

Ni Dusten, ni Julie, ni Louise, ni Dalina formarían parte de esta misión. Eran parte del servicio del barco, y aunque la hermana menor de Anders también, hacía falta aunque fuera una de ellas para las necesidades básicas durante el viaje, que duraría aproximadamente dos días como mucho.

Cuando los que sí iban a ir quedaron en el barco, los cuatro no seleccionados se despidieron y partieron hacia el Luvemount. 

El plan era simple y efectivo. Habían pasado toda la noche, en maquetando a Veneno de una forma que pasara desapercibido. Llevaba colocado un plástico pintado, lo habían fundido contra la madera para poder quitarlo con agua. Era un barco completamente distinto. 



#7403 en Fantasía
#1600 en Magia

En el texto hay: piratas, mar, amor accion secretos

Editado: 12.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.