'Ira'
Anders.
Sentí mi corazón quemarse, mi alma desaparecer y, si acaso tenía alguna bondad en mi, desapareció completamente cuando vi el cuerpo de mi hermana caer al suelo, muerta.
Todo es culpa de Jason Diphron. Una ira me corroe por las venas, tan latente como las llamas que asolan el castillo. No puedo respirar, siento que mi cuerpo nada más está en ebullición; si respiro, me arde el tabique nasal entero y los pulmones me ardían y parece que amenazan con explotar.
Noto como mis vasos sanguíneos se contraen, transportando la sangre ferviente y la picazón que me ataca me pide que me rasque el cuerpo entero hasta arrancarme la piel. La ira me ha cegado, apenas veo y solo oigo gritos.
—¡Anders! —oigo que me grita Craber mientras sigo acariciando el cuerpo inerte de mi hermana. —¡Nos tenemos que ir!
—Dakota... —me lamento en el suelo y oigo una tanda de balas romper la puerta. —Vamos, por favor...
Craber se agacha frente a mí y su mano grande me toma del mentón obligándome a mirarle.
—¡Anders, vámonos! —vocifera. —¡Esta mierda se está quemando y tú no puedes morir! ¡Vamos!
Su paciencia se acaba y me toma del brazo, dejando caer el cuerpo de Dakota que se desliza hasta el suelo como un muñeco de trapo.
—¡No! —pataleo pero la fuerza de Craber puede contra mí y me lleva al hombro como si fuera un bolso. —¡Que no, Dakota! ¡Dakota!
No sé porqué la llamo; ¿acaso pretendo que se levante? Las lágrimas me enceguecen, siento una presión en el cráneo que me permite saber cómo mis venas se contraen con la presión sanguínea que me pone el corazón a latir con violencia.
Muevo las piernas intentando liberarme del agarre del navegador, pero no lo logro.
Veo a Faraday corretear hasta el cuerpo y todo se vuelve un caos: la puerta cae con fuerza desvelando el fuego que se desata llevándose todo.
—¡Mierda!
Me desoriento completamente; pierdo la noción de las cosas y ya no sé quién es quién. Solo oigo gritos, estruendos y golpes.
—¡Los papeles! —grita alguien mientras Craber sale por la ventana y se engancha de la escalera conmigo aún al hombro.
Solo veo el suelo y está borroso.
—¡Suéltame! —me zarandeo muerto de ira, con las lágrimas cayendo por mis mejillas sin ningún tipo de control.
—¡Estate quieto!
—¡Que no!
Logro escaparme de sus brazos cayendo al suelo de pie. Mantengo el equilibrio y veo a Faraday bajar con el cuerpo sin vida de mi hermana entre sus brazos. Los ojos se me llenan de lágrimas de nuevo.
Me sujeto a la escalera mientras el muchacho llega al suelo, extendiéndome a la joven inerte.
—Tome, capitán.
La tomo de nuevo sintiendo como su cuerpo se enfría poco a poco. Me alejo cuando Faraday comienza a desmontar la escalera. Caigo de rodillas al suelo, acercando a mi hermana contra mi.
—Dakota... —musito sollozando.
—Anders. —me llama Craber de nuevo. —¡Anders!
Siento que la vida se me escapa entre los dedos; el dolor que me avasalla es el mayor vacío que he podido sentir en toda mi vida.
—¡Nos tenemos que ir!
Craber tira de mi brazo poniéndome de pie pero no quiero soltarla.
—Vamos a hacer una cosa. —me habla mi amigo de nuevo. —Vas a reaccionar, Anders. ¡Necesito que reacciones, joder!
Me toma del mentón obligándome a mirarlo y siento su rabia, su mano me transmite la ira que siente y un calor me empieza a recorrer haciendo correr sangre por mis venas, sangre que porta rabia, ira, molestia, enfado con furor. Noto mis arterias contraerse con el flujo de sangre corriente.
—¡Tenemos que largarnos de este jodido sitio antes de que llegue la Guardia Real y te acribillen! —su mano impacta contra mi cara cuando no doy respuesta; simplemente las palabras no me salen. Abro los ojos por la fuerza del impacto. —¡Reacciona!
En ese instante, todo lo que estaba siendo detonante me hace reaccionar. Aprieto la mandíbula y se me llenan los ojos de lágrima de impotencia; pero de impotencia de no poder quemar el puto país entero.
—Toma. —le tiendo el cadáver sin vida de Dakota. —Tengo que hacer una cosa.
Salgo corriendo y los tripulantes restantes me imitan. Faraday lleva la escalera y Craber el cadáver que aún debo enterrar de mi hermana.
¿Quiere guerra? Ha asesinado a mi hermana sin motivo alguno; no le ha servido de nada matarla, era completamente innecesario que ella saliese sin vida de ese castillo ya que hemos perdido los papeles.
Esta va a ser mi declaración de batalla final, si así lo quiere.
El largo tramo de escaleras me espera peor mis piernas no quieren cesar. Comienzo a bajar, dos escalones por medio segundo, mis muslos arden pero no ceso girando las esquinas y bajando casi medio tramo en menos de un minuto. Continúo y veo la entrada a la cueva, cada vez se acerca más el final no esclarecido rodeado de pinchos y rosas que tendré que saltar. La respiración se me acelera cada segundo más, pero no paro hasta que llego abajo y arribo al final, saltando la maraña de espinas y flores punzantes para caer a la arena de la orilla.
Aterrizo posando las manos en la orilla arenosa. Me yergo limpiándome las palmas y solo oigo un barullo formado por las voces de los tripulantes. Veneno nos espera en una esquina, con la tabla puesta y comienzo a moverme, ignorando a todos a mi paso.
Me topo con el ruso que me habla pero sigo de largo.
—¡Capitán! —me llama pero solo ando, me pitan los oídos y siento que no me descargo voy a explotar.
Es por eso que entro a la recámara tomando el dispositivo con las siglas REC pintadas, poniéndolo en funcionamiento y también agarro los papeles adhesivos que me hacen falta. Voy hasta la bodega donde Alex Monrovell descansa y lo tomo del pelo poniéndolo de pie. Se asusta pero sus tapaduras no lo dejan hablar; las ataduras no lo dejan moverse pero me acerco hasta su oído.