'Recuérdame por siglos'
Dalina.
Seis meses y dos días, 186 días concretamente con un bebé en mi interior y sola la mayor parte del tiempo, y aún por triste que suene lo entiendo, mi novio es el salvador del mundo y debe actuar como tal.
Me sujeto la barriga de embarazada mientras ando por el barco, ansiosa.
Es la única forma en la que logro calmar los dolores que me avasallan diariamente, haciendo que desee morirme. El dolor del útero presionándome, la acidez estomacal, los dolores de espalda o el pecho llenándose del alimento para el niño; todo va a peor con el paso del tiempo y juro que no hay nada que me mantenga con ganas de seguir viva si no es el recuerdo de Anders, anhelando que salga de ahí de una puta vez.
Llevan como tres días y pico ahí metidos y ya estoy harta. Necesito a ese hombre a mi lado. ¡Joder! Que rabia. Como lo echo de menos. Lo único que le ruego a Dios es que esté sano y salvo para no dejar a esta tortura que llevo dentro.
Me apoyo en el mástil dejando que mi cuerpo aspire la luz del mediodía.
El dolor parece huir un poco del sol pero el teléfono dentro del barco suena sacándome de mis pensamientos. Gruño molesta levantándome y andando hacia el móvil en la recámara.
Llego hasta el dispositivo y contesto la llamada.
—¿Sí? —digo llevándomelo a la oreja.
—¡Dalina! —me riñe Anne detrás. —Te he dicho que descanses.
Le saco el dedo prestando atención a la voz en la llamada.
—¿Dalina? —reconozco la voz al instante.
—Laetizia... —musito. —¿Qué haces llamando al número de Anders?
Tomo un suspiro al oír cómo ha sonado eso.
—¿Está ocupado?
—Está en el volcán de la Fuente de la Juventud.
—Ostia. —contesta sorprendida. —Mucha suerte para él.
—Gracias. —digo seca con las hormonas alteradas. —¿Algo más?
—Sí, sí... —continúa. —Resulta que Jason está pidiéndome pruebas de que estáis muertos. ¿Podrías darme algún objeto suyo?
—Como no te de unos calzoncillos... —farfullo. —No ha dejado mucho por aquí. Pero no entiendo, ¿como qué pruebas?
—Mira, me ha pedido alguna prueba que verifique que está muerto. Resulta que vio la noticia pero no se cree nada. Así que necesito algo que me ayude. Ya me ha pedido testimonios; estoy con los Sawzky en su pueblo, vamos a ir a East Plate a verificar su muerte pero quiero llevar algún objeto. ¿Dónde queda la Isla?
—Isla Narvae. —contesto. —Los Sawzky sabrán ubicarla en el mapa.
—Ya vamos para allá.
Cuelga el teléfono y me giro mirando a Anne.
—¿Qué quería?
—No lo sé. —digo. —No le he entendido mucho.
*
Miro por los binoculares como el barco que era de Angus Salvatore; vienen con La Buena Cassidy de transporte y atracan al lado de Veneno en cuestión de segundos.
—¡Buenas! —nos llama la actriz bajando por la tabla de dicho navío.
Yo juego con Marylin sentada en una silla apoyada en el mástil de Veneno. Anne baja la tabla y Laetizia sube seguida de Milla, a quién no veo desde hace bastante tiempo. La abrazo contenta al igual que sus acompañantes como lo son Daliah, Ursule y Gerendaiah.
Nos saludamos y hablamos de cosas sin importancia durante unos minutos.
—¡Dalina! —me llama la actriz. —¿Has conseguido algo?
Asiento lentamente.
—Pero primero quiero que me expliques todo con cuidado. —chisto antes de darle el objeto.
Bufa.
—Joder, no estamos de tiempo abundante...
—Lo necesito, Laetizia.
Rueda los ojos antes de asentir.
—Mira, di el programa donde contaba que estáis muertos. —indica. —Sin embargo, parece ser que Jason no me creyó y me llamó para hablar conmigo. Y desde que hablamos esa vez, nos ha encerrado a mí y a Vangalore en Bahía Blanca.
—Pero... ¿cómo estás aquí? —no me cuadra nada.
—Me metí de polizón a un barco que iba a Cala Verde y, allí, camuflada, conseguí llamar a los Sawzky que vinieron por mí. —explica. —Los llevo de testigos a East Plate pero también necesito un objeto, además de que llevamos una foto trucada. Mira.
Me enseña la imagen falsa que me pone el corazón a latir, apunto de salírseme por la boca al ver la foto con Anders dentro de un ataúd de primer plano.
—Aparta eso de mí. —siento que he perdido el color de la cara.
—Tranquila, está todo hecho con ordenadores de esos.
Respiro intentando conciliar mi mente después de ver esa foto que me ha traído malos pensamientos.
—¿Y cómo reaccionó Jason a nuestra supuesta muerte?
—Ese tío está más loco que su padre. —ríe. —Y te digo yo, que estaba con él, que es complicado. Pero en serio, reaccionó muy mal. Necesitaba como sangre el matar a Anders y ahora está reventado. Pero te juro que estoy cerca de que me crea, en serio.
Asiento y es entonces cuando saco la copia de aluminio del reloj de Anders, el que siempre porta que es de oro y diamantes en la esfera.
—Anders siempre lleva este reloj. Oro puro y 1 quilate de diamante. Seguro se lo ha visto una de las miles de veces que se han partido la cara.
—Entiendo.
Toma el reloj y viene hasta mí, abrazándome. Se siente cálido y le devuelvo el gesto para no parecer una siesa y reconfortándome durante un segundo.
Se aparta de mí sonriente.
—Tranquila, todo saldrá genial. —me dice y asiento. —Cualquier cosa, tienes mi número.
Sonrío amable y me despido de los Sawzky deseando que todo funcione y, que cuando Anders salga de ahí, podremos ser felices sin un rey ni maldiciones detrás.
*
Anders.
Estoy completamente devastado. Me despierto en un campo verde, con un sol agradable mas no molesto. levanto la cabeza, encontrándome con miles de frutas deliciosas y nutritivas por todo el campo. El resto de mis compañeros descansa también sobre el verde pasto.