Mar de Ladrones ✓ [1]

CAPÍTULO 11

 'Cuatro días para la época de mar'
 

Anders. 

Han pasado unas semanas desde qué rescatamos a mi madre y a Dakota de Jason. Poco a poco, he conseguido qué Dakota me cuente algunas cosas sobre su cautiverio.

Jason le prometió felicidad, amor, etcétera etcétera. Todo mentira.

Ha estado descansando bastante después de todo, era algo necesario.

La verdad es que yo también, la cicatriz de mi pecho poco a poco fue sanando y ahora sólo quedará una ligera marca, con suerte.

Mi madre ni ha abierto la boca, no ha dicho nada y cada vez qué intentaba preguntarle sobre el tema lo evadía, yéndose por las ramas.

Así qué yo también decidí ignorarla.

Toco el timbre de la casa de Craber cuando logro estacionar el coche, faltan apenas cuatro días para qué zarpemos a la época de mar y hoy es la reunión final con los nuevos integrantes; Nedda, la hechicera qué nos acompañará, Dusten, el músico, y la nueva curandera qué nos brinda La Nueva Orden, Tamara.

Miro mi teléfono para revisar la hora y comprobar qué no llegamos tarde; son las 12:11 y nos esperan a las 12 y 35 en La Casa Azul.

—¡Vamos, Craber! ¡Llegaremos tarde! —grito aporreando la puerta.

Segundos después, el moreno sale de casa.

—¡Por fin! —exclamo. —¡La fina dama salió de casa!

—¡Me estaba arreglando!

—Ni qué fuésemos a un concurso de belleza. —río.

Subimos a mi coche y conduzco hasta llegar al lugar donde establecimos la reunión. Miro la hora, 12:31. Justos.

Entramos al lugar dando los datos establecidos de la reunión, entrando a la sala número 7.

Cuando entramos, ya están todos sentados cula círculo de Alcohólicos Anónimos.

Proceden a los saludos hacia mí y hacia Craber, soy consciente de qué solo faltan los dos tortolitos; Faraday y Louise.

—Esperaremos a estos dos un poco más antes de empezar.

Sonrío y me fijo en la hechicera; Nedda. Es una mujer de unos treinta años, más o menos, con el pelo negro, corto, y con dos mechas azules adelante.

Tiene la nariz chata, es un tanto rechoncha, lleva una camiseta de colores rosa, azul y verde pastel.

La curandera de La Nueva Orden, Tamara, es una mujer de unos veintitantos años, con el pelo rizado y de piel oscura. La poca información qué Saller me brindó sobre ella es qué su origen es francés.

Hoy deben entregar sus fichas; aunque ya estén contratados, y hayan sido rigurosamente vigilados por La Nueva Orden, necesito tener sus fichas para examinarlas con cuidado y saber más de ellos.

Dusten parece salido completamente de una comuna hippie; es un hombre de pelo largo, con una barba qué le suma veinte años, larguirucho y delgado.

Minutos después, llegan los dos tortolitos, pidiendo disculpas por la tardanza.

—Bien. Comencemos. —digo sentándome en frente de todos. —Podéis presentaros los nuevos miembros.

Nedda mira a los otros dos y asiente.

—Bueno, pues comienzo yo. —comienza a hablar. —Cómo supongo qué ya sabréis, me llamo Nedda, Nedda Willers,  y tengo 29 años. Nací en Nueva Delhi, en la India, pero a los 6 años me mudé a Québec, Canadá, con mi familia. Cuando tenía 16, mi familia murió en un accidente automovilístico, y quedé en manos de mi tío; qué vivía en Sydney. —relata, mirándonos a todos. —Y bueno, comencé a interesarme por la magia, lo paranormal, etcétera. Cuando terminé mis estudios, mi tío vió qué tenía potencial y me mandó a una escuela para perfeccionarme en la magia. Y bueno, aquí estoy, así he acabado.

Su comentario causa alguna qué otra risa.

—Bien, Nedda. ¿Cómo describirías tu paso y tu aprendizaje por la academia?

—Pues mire, mi capitán; mi paso por la academia estuvo lleno de risas, magia, y cosas increíbles. Salí cuando tenía 25 años, estuve allí los cuatro años reglamentarios sin repetir ninguno. Trabajé con otra tripulación, aunque más pequeña, qué navegaba por los riachuelos de Australia. Me considero una hechicera de buen nivel, la verdad.

—Bastante interesante, ¿Y cómo es tu personalidad? ¿Eres una persona entusiasta, optimista? ¿O negativa y rencorosa, Nedda?

—Me considero una persona igual, demasiado entusiasta incluso, mi capitán. Siempre intento verle el lado bueno a las cosas, aunque parezca qué no lo haya. Es el don qué me ha dado la vida al hacerme pasar por tantas cosas, señor.

—La vida puede darnos malos momentos para fortalecernos en resiliencia, ¿no?

—Completamente de acuerdo. —sonríe.

—Mmm… ¿y tus defectos? ¿qué defectos tienes, Nedda? Y ya es la última pregunta, parece esto una entrevista o un interrogatorio.

—No pasa nada, capitán. Igual, mi mayor defecto es la inseguridad qué tengo. Frente a la magia no, la magia ha sido un lugar seguro para mi de siempre; pero muchas veces puedo sentirme insegura frente a otras cosas. Me asusto y no soy capaz. Tampoco me gusta hablar las cosas, la verdad, prefiero qué el tiempo pase y se solucione.

—Entiendo, Nedda. —digo moviendo la cabeza. —Ya hemos terminado. ¿Quién es el siguiente?

Entre los dos qué quedan, Tamara y Dusten, el joven asiente dispuesto a hablar.

—Bien. Pues bueno, hola. Soy Dusten Johansen, y bueno, tengo 33 años. Nací aquí, en Guiena, pero me fui a vivir a Australia, en Brisbane, ya qué mi padre trabajaba allí. Siempre fui hijo único, y la verdad, bastante silencioso, me conformaba con poco. Luego, mis padres se divorciaron y me pasaba una semana en cada casa. —cuenta el peludo. —Luego, mi interés por el heavy metal y el pop afloraron durante mi adolescencia. Luego, entré a una escuela de música en Brisbane, donde estudié música durante casi diez años, hasta mis 31. Y luego, volví a Guiena, donde trabajaba en cabarets, ya qué lo mío en la guitarra era el blues, y el pop. Además, tenía galas especiales de música de piratería, y luego fui contratado por La Nueva Orden.




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