Mar de Ladrones ✓ [1]

CAPÍTULO 16

Espero poder haceros un mapa de Guiena y de WestPlate algún día ;)

'Salmuera'

Anders.

12 de octubre. 

Los grumetes elevan anclas cuando así lo indico; estaciono el barco sin problemas en el puerto y llegamos  a la ciudad en la que vamos a descansar, porque nos lo hemos ganado. Ya han pasado tres días desde que conseguimos romper la maldición de Sunken Grove, la siguiente misión es casi fuera del país, así que decidimos entregar las recompensas hasta ahora en una cala de La Nueva Orden, y ahora vamos a darnos un festín en la ciudad de Horizone.

La Nueva Orden nos brindó un pequeño adelanto, para, como lo llaman ellos, 'pasar el rato'. Nos dieron un millon quinientos de oro, así que decidimos ir a comer dónde nos plazca. Asi es la vida piarata, que como siempre dicen, la vida pirata es la vida mejor. 

—Bueno, grumetes, hay que decidir. ¿Donde vamos a celebrar nuestros triunfos?

—Hay gente que quiere ir a un sitio, otros a otro. Así que yo voto porque cada uno vaya donde quiera. La ciudad de Horizone tiene mucha variedad, hay para elegir. —informa el grumete Faraday, que por cierto, tengo que hablar con él. 

—Me parece bien. 

Establecemos la tabla para cruzar a tierra firme y bajamos en el puerto oficial de la ciudad de Horizone, una de las ciudades principales del bando azul, y por tanto, de Guiena. 

—¿A donde planea ir hoy, capitán? —dice Dalina detrás mía mientras subimos las escaleras. —¿O le gusta más capitán coqueto? 

Sonrío cuando subimos todas las escaleras, se posiciona a mi lado y vemos todo Horizone. Las casas van subiendo por las montañas.

—¿Donde quiere ir, señorita Fontes?

—Mmmm... recordemos que me debes una cena en Hungry Jack.

Me ofendo clarisímamente.

—¡Te llevé al restaurante fino de al lado!

—No conoce a las mujeres, capitán. Yo prefería mi hamburguesa triple con bacon y queso. Y una coca-cola light.

—¿Por eso cuando te dije que íbamos al Hungry Jack se te cayó la cara?

Enrojece al instante.

—¡Mentira! 

—¡Verdad! —refuto acercándome a ella.

—¡Eso es una...!

—¡Bueno, tortolitos, que corra el aire! Mamonadas en público, no. —se queja su hermano mayor, Shiver, poniéndose en el medio. 

—¿Debería decirte lo mismo cuando te besas con Asia en medio del barco? —dice Dalina alzando una ceja. Rio, Shiver enrojece y me giro observando a la tripulación admirando el paisaje de Horizone, y en realidad es precioso. 

Desde el puerto, se ve como la ciudad se alza ante un valle, subiendose las casas por las montañas y dando paso al resto de la isla.

—Bien, tripulación. Podéis ir en grupos a comer donde queráis, el que quiera venir conmigo, que venga. —informo y las chupipandis se dividen.

Darko, Denni, Aldous, Tamara, Shiver, Jake y Asia forman uno, Nedda y Anne van por libre y Louise, Faraday, Dalina, Craber, Dusten y Sohnya vienen conmigo. Le doy a Darko cuatrocientos mil de oro para pagar la comida, a Anne le doy cien mil y nosotros nos quedamos con el resto.

—¿Dónde va a llevarnos, capitán? —pregunta Faraday.

—A un muy buen lugar que es muy famoso aquí, en Horizone. Tenemos que cojer el teleférico en esta parada y bajar dos estaciones más tarde.

—¿Que planeas, hermanito?

—No me llames así, soy más mayor que tú.

—La que siempre llevo las riendas de la casa de pequeños, fui yo. —oigo a mi hermana y a Dalina reír. 

Andamos hasta la dicha parada, donde nos montamos en dos teleféricos.

—Ya sabes que si tienes miedo puedes abrazarme, Dalina. —le guiño un ojo y la metiche de mi hermana habla.

—Que galán, ¿no, hermanito?

—Oye, ¿porque no te callas? 

Saca la lengua en gesto de burla y la señorita Fontes se ríe.

Minutos después, tomamos las otras estaciones y llegamos al lugar donde tenía pensado ir en más o menos veinte minutos.

El nombre resalta en un cartel con luz neón, Fratelli Paradiso.

—¿Conque a la serie de cadenas de restaurantes de Fratelli Paradiso, eh, capitán? —comenta Craber.

—Wow... es precioso... —admira el grumete Faraday, y tiene razón. 

Una entrada de color neón con un cartel de la misma luminosidad que deja ver el nombre, Fratelli Paradiso. Un pasillo largo de madera decorada es lo que alberga varias mesas.

Una maitre con un delantal blanco sale a nuestro encuentro.

—Buenos días, ¿tienen reserva? 

—Mmmm, sí. 

Asiente y nos indica que pasemos, para en una especie de altar donde tienen la agenda de reservas. 

—¿A quien esta la reserva?

—A nombre de Anders Hemsworth.

La joven asiente y finalmente nos indica por dónde pasar.

—Mesa para siete, por aquí, porfavor.

Nos lleva hasta una mesa que esta más o menos a mitad del pasillo, donde cabemos todos de sobra. La maitre se va y una camarera aparece segundos después.

—¿Que desean para beber? 

Cada uno da el nombre de la bebida que quieren y yo pregunto por el grog de plátano que Avors tenía aquel día en la taberna, me dice que si lo tienen y decido pedirlo. 

—Qué bonito es este sitio... —dice el músico.

—¿Nunca habías estado en uno? —pregunta Faraday. —¿No hay Fratelli Paradiso en Brisbane?

El peludo parece pensar la respuesta durante unos segundos antes de responder.

—Mmmm, no sé, sicneramente, y si los había, tampoco creo que tuviesen intención de llevarme a uno algún día.

Faraday va a responder, más la camarera le calla cuando trae las bebidas en una bandeja, repartiendo a cada uno lo suyo, dándome a mi la jarra de grog helada, la cual el aroma a plátano que desprende me proporciona serotonina al instante. También reparte manteles individuales y las cartas para pedir.




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