'Nostalgia'
Craber.
Una semana después de la muerte de Shiver, 17 de noviembre.
Ya hemos completado otra misión y una más complicada se avecina. La isla de Sanders Cove nos recibe con un sol maravilloso que deja el agua en color azul cristalino.
Manejo el timón meneandolo de allí a allá maniobrando para poder dejarlo en la orilla.
—¡Elevad anclas! —ordeno cuando considero que así sea. Faraday obedece y mueve el ancla, dándole la vuelta y dejando que se ancle en el agua. —Cierra velas.
Recoge las velas y el viento nos favorece.
—¡Orilla a menos de media milla naútica! —grita Aldous desde arriba.
—¡Oído!
Muevo el timón para pasar entre las rocas pero sin rozarlas y noto cuando el barco toca la tierra. Muevo el timón hacia el otro lado dejándolo cruzado entre la arena y el agua.
Detengo el timón cuando oigo el ancla rozar la orilla y el barco queda a la perfección.
El capitán sale de la cámara.
—Ya hemos llegado a Sanders Cove, capitán. —lo informo mientras peina un poco su pelo despeinado.
—Mmm, bien, bien. —saca el pergamino de las misiones. —Recoger polvo de hada muerta, ¿no?
—Sí. Tendremos que recoger dos hadas para conseguir la cantidad que piden.
—Bien. —ordena. —Para esta misión vendrán conmigo Faraday y Craber, nada más.
—Vale, capitán.
Faraday trae el maletín de armas de la recámara y saca los frascos que necesitaremos. En esta misión, debemos capturar unas hadas que habitan en esta isla en unos frascos, no podemos matarlas directamente ya quie deben asfixiarse por sí solas para soltar el polvo.
Me asomo a la borda por el lado del mar y observo el panorama; los rayos de sol resaltan en el agua y la dejan de un color claro que la vuelve un espectáculo visual.
A lo lejos distingo... ¿un barco? Entrecierro los ojos para diferenciarlo y efectivamente, es un barco. Esta en medio del mar y apunta hacia el norte, esta de lado a nosotros.
Esta muy lejos, aproximadamente a unas ciento cincuenta millas naúticas y es por eso que no logro distinguir el color de su banderín con certeza.
—Aldous... —lo llamo cuando me doy la vuelta y lo veo bajar del mástil. —Vigila bien la zona, porfavor.
Él asiente y Faraday me entrega la red y el frasco donde debemos capturarlas.
—Esto es cómo salir a cazar medusas. —dice Anders.
Me rio entre dientes y nos colocan la tabla para bajar. La isla parece una selva tropical.
Miles de árboles, fondosos y grandes conforman un bosque a la salida de la playa. Nos adentramos en él y seguimos un camino de tierra, pequeño y poco frondoso.
—Agilizar los oidos, grumetes. Ya sabéis que el sonido que hace un hada, es como una avispa.
Agudizamos el oído, sólo se oyen nuestros pasos crujir bajo las ramas caídas de los árboles. Seguimos andando y no hay nada.
—Vamos hacia el este. —ordena el capitán y Faraday y yo le seguimos con cautela.
Parece ser que el bosque acaba pero comienza la selva a mayor profundidad, Sanders Cove es bastante grande en comparación a otras islas.
Una zona de baobabs comienza, los altos árboles con varias ramas diversificadas se dejan ver con un pequeño lago entre ellos, el cual, esta lleno de algas que lo tiñen de varios colores. Es un paraíso, la verdad.
Con nuestro silencio, sólo se oyen los pasos y el agua moverse por debajo de la tierra.
Es relajante, tanto que podría quedarme dormido si así lo intentará.
Siento una especie de pitido comenzar a escucharse y indico a mis compañeros que se queden quietos.
—¿Oís eso? —pregunto.
Hacemos completo silencio y el tipiquísimo zumbido de abeja, acompañado como por una suave nota de xilófono se deja oír. Nos sonreímos entre los tres y seguimos la dirección de la que proviene ese sonido.
—Viene de allí... —murmuro cuando pasamos cerca de un tronco caído al lado del lago, ya que se oye claramaente que ese zumbido viene de dentro.
—Asomaros por un lado vosotros dos y yo por el otro. —indica Anders y asentimos.
Por la apertura izquierda del tronco, con cuidado de no caernos al agua, Faraday y yo nos asomamos y el capitán aparece por el otro lado.
—Uno... —susurra contando para que miremos por el agujero. —Dos... tres.
A la cuenta de tres, asomamos la cabeza por el agujero viendo lo que este contiene.
Un montón de pequeñas hadas, todas conviven dentro del tronco. Hay unas sentadas, otras tumbadas y otras simplemente flotan.
Hay un pequeño agujero justo arriba de ellas que es el que les proporciona luz.
Una se gira, mirando de lado a lado y descubriéndonos. Con rapidez, sale del tronco con su típico zumbido y alerta a las demás.
—¡Craber, tapa el agujero! —grita Anders y a eso me dirijo dejando mi mano sobre él.
Al segundo, noto pequeños tirones, pequeños mordiscos y algún pinchazo fuerte en la mano, son las hadas intentando salir.
—Están haciéndome daño...
—A la de tres, las dejas salir e intentas atrapar una, ¿vale, Crab? —noto una gota de sudor frío caer por mi frente mientras me aguanto los sonidos de dolor por los tirones que siento en las manos. —Una... dos... ¡y tres!
Cuando lo oigo, suelto la mano y así salen varios de los pequeños humanoides volando, intento pillar a uno desprevenido, pero no lo logro.
Anders se dispone a lo mismo e intenta cazar uno con la red contra el tronco, pero no caza nignuno. Faraday intenta hacer lo mismo y, para mi sorpresa, captura uno que reposaba contra un árbol encerrándola en el frasco.
El pequeño humanoide comienza a revolotear dentro del frasco, a golpear con las manos y a dar patadas intentando romperlo, pero no lo lograrás.
Puede parecer triste, pero las hadas no son como en los cuentos. Son las que crean las maldiciones, las que permiten amarres, maleficios, muertes... las hadas son todo lo malo, pero La Nueva Orden reutiliza su 'poder' en forma de su polvo que sueltan cuando mueren.