Mar de Ladrones ✓ [1]

CAPÍTULO 29

'Extraoficial'

Jason.

La mañana siguiente me recibe con la luz del día.

Miro por la ventana, encontrando la plaza principal de East Plate un poco nevada. Por mi mente pasa lo que descubrí ayer en Libro Monárquico de mi padre.

Ebrah tuvo otro hijo cuando yo apenas tenía cuatro y ella tenía quince. Es increíble pensar que 'mi sobrino' está por ahí perdido y es el actual heredero al trono de Bahía Blanca.

No me dio tiempo a mirar el resto del Libro Monárquico, así que, hoy necesito volver cuando mi padre se vaya. Pero no sé como organizarlo yo solo. Necesito ayuda.

Froto mis sienes tratando de encontrar una forma de como entrar al cuarto de mi padre y tener suficiente tiempo para leer todo lo que pone en el Libro Monárquico.

<<¿Y si le pido ayuda a Avik...?>>

No, es un defensor de Anders.

<<Aunque desués de lo que leí ayer, no veo la versión de Johannes tan descabellada...>>

Agito la cabeza intentando borrar la idea que me ha rondado; no, la versión de Avik es una mentira que me ha dicho intentando hacerme daño, estoy seguro de que no tiene razón y las cosas no fueron así.

Estoy seguro de que Anders Hemsworth asesinó a Ebrah.

<<No, no estás segura>>

La verdad es que no.

Busco prendas en mi armario, colocándome un jogger cualquiera y una sudadera sin nada debajo, salgo de mi cuarto colocándome unas chancletas sin calcetines.

No tengo que salir del castillo, así que no me preocupó lo más mínimo por mi aspecto. Bajo a la cocina donde está Hermenegilda, la cocinera que trabaja aquí.

—Hola, Jason. —saluda con confianza. Lleva aquí toda mi vida y es normal que tenga la confianza de llamarme por mi nombre.

—Buenos días, Gilda. —la llamo con su diminutivo solo de la mera pereza que me da pronunciar su nombre entero.

—¿Que quieres para desayunar?

—Cualquier cosa, me es indiferente.

—Bueno. —contesta. —Por cierto, hoy llegó una carta de West Plate.

Todas mis alertas se focalizan en lo que Hermenegilda acaba de decir.

—¿De West Plate?

—Sí. —dice, sacándola de un cajón que tenía en la encimera. 

Me la da, está sin abrir y abro el sobre sacando la carta con el sello azul de West Plate.

Leo la carta en voz baja y para mí mismo.

Querida familia real,

Desde el consejo de West Plate, en símbolo de paz y de absoluto sosiego, enviamos una carta a cada Comunidad Autónoma e Independiente del Reino de Guiena, así sea la Comunidad Independiente, Autónoma y Monárquica de Bahía Blanca o la Comunidad Independiente, Autónoma y Anarquíca de Cala Verde, enviamos este sellado para informar de lo siguiente.

Se están organizando elecciones para este año, serán cerca de junio y tenemos a varios candidatos para la alcaldía de la comunidad. La Comunidad Independiente, Autónoma y Anárquica de Castilla del Bron, cambiará su nombre para pasar a ser La Comunidad Independiente y Autónoma República Regional de Castilla del Bron, o simplemente Comunidad de la República de Castilla, ya que el pueblo así lo ha decidido.

Es decir, desde junio, aún sin fecha determinada, West Plate ya no será la capital de una comunidad anárquica, sino, la capital de una comunidad de república municipal.

Un saludo, el consejo de West Plate.

<<Oh, mierda>>

Mierda, mierda, mierda. 

Que la comunidad de Castilla se convierta en una república no me beneficia en nada, sería como enfrentar a Godzilla y Donkey Kong. El típico versus político, ¿monarquía o república?

Joder, joder. Noto las gotas de sudor empezar a caer por mi frente.

—¿Que pasa? —pregunta Gilda ante mi reacción. 

—En resumidas cuentas, —la informo. —en Castilla del Bron tendrán elecciones ya que el pueblo así lo ha decidido. Elecciones municipales. Es decir, ya no será una anarquía, sino, una República Municipal. —cuento, la mujer ladea la cabeza. —Probablemente elegirán a Hemsworth y eso me complica aún más el proceso de recuperar Guiena entera y asesinar a Hemsworth.

Gilda chasquea la lengua al oír mis propósitos.

—No puedo creer lo que oigo, Jason. —dice, resoplando.

—¿Qué?

—No puedo creer que después de pelear contra Anders y perder siempre, no te cansas de seguir intentándolo. Deja a ese hombre en paz.

—¿Ahora vas a defenderlo tal y como lo hace Johannes?

—No es defenderlo, Jason. —me riñe, postrandose frente a mí y mirándome a los ojos. —Es la realidad. Deja ya a Anders, siempre te gana y terminas igual.

—No voy a dejarle hasta que acabe con él, Gilda. —escupo con ira. —Ahora Castilla va a ser una República Regional, cosa que me facilita las cosas. —si mato al presidente de Castilla, se me hará mucho más fácil recuperar Guiena. —Y ahora no me ganará. Planearé mi ataque, con mucho cuidado, atacaré desde dentro y terminaré con Anders Hemsworth cuando se haga presidente de la República de Castilla. —me levanto, poniéndome a su lado. —¿Está el rey de Bahía Blanca en casa?

—No, ha salido hace unos minutos.

Dejo mi taza en el fregadero con ira antes de salir de la cocina y dirigirme hacia el cuarto de Isaac Diphron, buscando el Libro Monárquico.

Vuelvo a entrar por la puerta dorada y blanca y vuelvo al lugar donde encontré el Libro Monárquico. 

Golpeo la tabla hasta que sale, y la saco dejando al descubierto los dos libros pequeños. Agarro ambos y sin pensar más, recoloco la tabla y me llevo los libros a mi cuarto.

Allí, me siento sobre mi cama y observo los dos. El primero, que tiene pinta mucho más viejo, tiene las letras 'Libro Monárquico 1' grabado en dorado en la portada. El nombre de mi padre 'Isaac Diphron', esta justo debajo del nombre. 




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