La mañana había llegado y con eso, mi abuela tocaba fuertemente la puerta, sí, me había quedado dormida por haber pensado en esa persona gran parte de la noche, lo cual no me había permitido dormir lo suficiente.
-¡Amelia! ¿No te dije que debías presentarte antes de que aclarara el día?-
-Lo siento abuela, le prometo que no volverá a suceder-
Ella lanzó un pesado suspiro y escuché sus pasos alejarse, ¿Qué se suponía debía hacer con mi madre y abuela? ella el día anterior me había forzado a aceptar una “Dama de compañía” más bien, era una sombra que no me permitiría disfrutar de mi día ¿por qué necesitamos eso? no es que desprecie su trabajo antes bien, espero… que sea muy bien recompensada por eso, no me sentiría cómoda siguiendo a otra persona.
Era hora del desayuno, mi familia, era aún más estricta que las demás, eran tan religiosos que rayaban en la locura, no es que yo no sea creyente, pero la severidad con la que ellos vivían , a mi parecer era más para llevar una apariencia, pero si les decía algo, de seguro me apedrearían, me quemarían viva o me entregarían a esa organización que se encarga de desaparecer a las personas “Problemáticas” nosotras, tenemos que ser hogareñas y sumisas sí, como si fuesemos animales ¿En qué loca cabeza cabía esa idea?
Aún recuerdo perfectamente a Franccesca, ella fue una gran amiga de la infancia, pero decidió rebelarse y comenzar a trabajar, claro que no le pagaban lo mismo que un hombre, ¿qué pasó con ella? Días después encontraron su cadáver, cuando esa noticia llegó a mis oidos, no sabía como reaccionar, la verdad, era que este mundo es estaba volviendo cada vez más oscuro y cruel ¿alguna vez encontraremos la luz?
-Amelia, aún no has probado ni un bocado de tu comida-
-Lo siento madre, estaba pensando un poco-
-¿Pensando? ¿Acerca de qué?-
-Sólo, de la persona afortunada que será mi sombra-
Ellas me observaron demasiado asombradas, realmente eso era lo último que se me pasaba por la cabeza, pero al parecer, funcionó un poco para evadir hablar del tema, otra vez.
-Ya hablé con tu abuela y hay unas muy buenas candidatas, en la tarde vendrán a presentarse y así elegiremos a la adecuada para tí, querida, no te preocupes, nosotras nos aseguraremos que sea la mejor de todas-
Cada vez que mi madre habla acerca de “elegir la adecuada” viene a mi cabeza esa institutriz ¿cómo era su nombre? era Lady Cora, no podía respirar tranquila delante de ella, no podía hacer nada, por suerte, obtuvo una mejor oferta de otro lado y decidió marcharse, realmente era una tortura casa una de sus clases, nunca me quejé de ella delante de mi madre, si lo hubiese hecho, me habría tachado de rebelde.
¿De dónde habrá salido ese hombre? me preguntaba constantemente, lo mejor era no interesarme en eso, a juzgar por su manera de vestir, pertenecía a una de las clases bajas, así que mis padres, nunca me permitirían acercarme a él, así que lo más probable, era que no lo volviera a ver nunca más en mi vida.
Volviendo a las estrictas y aburridas lecciones de las que estaba rodeada para encontrar “un buen esposo” y luego ser condenada a vivir esclava de él y la familia, repito, no es que estuviera en contra de esas cosas, pero… ¿qué nos obliguen a nosotras a estar en la casa y solamente ocuparnos de las cosas del hogar y que se nos impida aspirar a algo más grande? ¿A quién le gustaría eso? Bueno… es algo que a todos les parece que es cuestión de sentido común.
Después de la pequeña reunión familiar para desayunar, salí a los establos, era el único lugar “seguro” en el que tendría un poco de tiempo para mí, me resultaba demasiado estresante tener que sobrevivir con tantas normas de conducta y etiquetas, hay que ser educados, pero sin exagerar, ahora que lo pienso ¿Con quién me querrán emparejar mis padres? ¿Cuántos potenciales candidatos estarán en su lista? espero que no sea ninguno familiar de Lady Cora.
Había terminado mi “Tiempo de tranquilidad” para volver a casa, esos momentos en los que me siento sola a pensar acerca de las cosas que han pasado recientemente o las cuales necesitan mi atención, también para descansar de las largas lecciones de danza, arte y cultura, ansiaba encerrarme en mi habitación y leer más de ese libro.
-¿Creen que le deberíamos decir a Amelia acerca de la decisión de su padre?- preguntaba mi abuela.
-No creo que sea necesario que lo sepa aún-
-Tiene razón, primero debe terminar su preparación para presentar a su futuro esposo-