Mar de Mentiras

04

La verdad no me sorprendía su conversación ya que es algo que a cualquier mujer de mi edad su familia arreglaba aunque en mi opinión siento que es demasiado precipitado, algunas familias esperan a que sus hijas cumplan a lo mucho 18 años para casarlas.

 

Me siento decepcionada de que mi familia planee esto tan precipitadamente, sabía que ese dia llegaria pero en mi interior pensaba que mi familia querría que estuviera con ellos el mayor tiempo posible ya que después de que me case el contacto con mi familia es casi nulo, solo estaría  bajo el cuidado de la familia del que sea mi esposo y al escuchar esto siento que quieren deshacerse de mí y en mi interior me duele muchisimo. 

 

Mi madre y mi abuela continuaban con la conversación y yo preferí irme de ahí porque la verdad es algo que no me interesa y además escucharlas hablar de eso me lastima.

 

Decidí volver al establo y leer el libro que traje, en verdad me urgia despejar mi mente y un poco de lectura me ayudara a sacar los malos pensamientos de mi mente, la lectura me ha ayudado mucho cuando me siento mal, triste, en todo momento, es una de las pocas cosas que le agradezco a Lady Cora, que me enseñara a leer, aunque solo fuera poesía, nunca fui admiradora de ese género pero eso me ayudó demasiado a entender varios libros ya que la mayoría utiliza demasiada metáfora y ayuda a expandir el pensamiento.

 

Estaba concentrada en mi lectura cuando escucho la voz de mi madre llamándome.

 

-¡Amelia!- Escuchaba a lo lejos.

 

Guardé rápidamente el libro en mi vestido de manera de que no se notara.

 

-¿Qué pasa madre?- Salí del establo para encontrarme con ella.

 

-Te he estado buscando para que conozcas a las candidatas para ser tu dama de compania-

 

¡Vaya, eso es rapidez!

 

-Vamos madre, vamos a ver a mi futura sombra- Le sonreí de la mejor manera que pude.

 

Mi madre y yo estábamos entrando a la sala y mi abuela veía a las chicas con la mirada más estricta e intimidante que ella tenía, y vaya que lo era! Cuando se lo proponía era la mujer más amable y educada del mundo pero también podía ser la mujer más severa que jamás te encontrarás en la vida.

Estaban tres chicas, se notaba claramente que eran chicas de familia no tan adinerada, me da tanta pena que estas chicas tengan que pasar el resto de sus vidas haciendo esto y tener que dejar de lado sus sueños.

 

Todas decían de dónde provenían y cosas por el estilo, ni mi madre ni mi abuela decían nada al respecto solo se limitaban a preguntar, ellas por su parte se veían muy nerviosas y con miedo, se veían más o menos de mi edad y todas a su manera eran atractivas.

 

-Hija, pon mucha atención y mira con mucho cuidado cada detalle de ellas- Susurró en mi oído.

 

A mi me había llamado la atención la chica de en medio, se veía honesta y confiable, tal vez debería decirle a mi abuela que ella me gustaría para ser mi dama.

 

-Abuela- Dije

 

-¿Qué sucede Amelia?- Dirigió su mirada hacia mi.

 

-Pienso que la joven de en medio sería la ideal para ser mi dama, es reservada y parece que se adaptará bien a las reglas de la familia-

 

La abuela se levantó y se acercó a ella, la miraba de arriba a abajo hasta le pidió que se diera la vuelta para ver su postura y el trabajo que se haría para que se viera como una dama de compañia digna de la familia que éramos.

 

-Puede ser- Dijo.

 

-Madre, yo tambien concuerdo con Amelia, para ser una chica de caracter docil y honesta, eso nos evitara escándalos como la fuga de esa chica de la familia Scott-

 

Hace un par de años la dama de compania de la hija de la familia Scott se fugó con un campesino porque la chica quedó embarazada de él y obviamente la familia quería esconder a la chica junto con la hija de la familia Scott en una casa de campo bajo el pretexto de que su hija iba a tomar clases de equitación y queria ir alla para practicar.

 

Pero en verdad lo que harían era enviar a la hija y a su dama a esa casa para esperar a que naciera el bebe y después regalarlo a un convento para que se hicieran cargo del bebe. La dama una noche antes se puso de acuerdo con el campesino, nadie sabe cómo pero esa noche lograron escapar y nadie sabe dónde están. Como era de esperarse la familia trató de negar de que la muchacha había huido por el embarazo pero nadie les creyó y rápidamente la reemplazaron dejando de lado ese escándalo.

 

-Tienes razón- dijo mi abuela -Ella no parece ligera como esa chica de los Scott-

 

La chica tenía la mirada baja y mi abuela le dijo que la mirara.

 

-¿Cual es tu nombre niña?-

 

-Mi nombre es Mabel señora-




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