Mar de Mentiras

05

Mi madre me observó discretamente, una medio sonrisa se formó en sus labios, mi abuela era la encargada de dar el último paso en la contratación de Mabel, esperaba que no tuviéramos problemas en el futuro y que no se convirtiera en una sombra molesta. 

 

-Señorita Mabel- dijo mi abuela con suma autoridad y añadió -Desde mañana comenzarás a primera hora del día, espero que sea puntual.

 

Mabel asintió repetidas veces, estaba ¿Feliz? bueno, estas chicas parece que tiene que trabajar no sólo porque quieren, trabajar, lentamente se convierte en una necesidad para las jóvenes que pertenecen a “una clase social baja” ¡Esos estándares me tenían harta! ¿Quiénes son para clasificarnos en grupos? ¿No todos somos humanos? la única clasificación que aceptaría es de Buenos y malos, aunque… el malo podía pensar que era bueno, y el bueno, culparse por sentirse malo, en fin, creo que me estoy desviando del tema.

 

Ya en mi habitación, en mi cabeza retumbaba la idea que tendría que casarme pronto, era algo normal, pero me sentía cada vez más traicionada por mi familia, cualquiera querría, que su hija estuviera tanto tiempo con ellos mientras fuese posible, pero no era así en mi caso, siempre hubo un “límite” de edad para comprometerse, pero estoy un poco lejos de ella aún, las mujeres que cuando no se han casado después de los veinte años, los demás las consideran con un defecto, son tachadas como indecentes, ignorantes e inclusive dementes, realmente siento que nací en el momento equivocado.

 

Todo eso me llenaba la cabeza de preocupaciones, este mundo está yendo de mal a peor, y no podemos hacer nada por ahora, esto… ¿Mejorará algún día? 

 

-¡Amelia! despierta, es hora de desayunar-

 

Esa era la voz de mi madre, ¿me había quedado dormida? algo me decía que pronto me presentaría a mi “futuro esposo” me sentía tan impotente. Me levanté cómo pude y caminé en dirección de la puerta ¿Dónde está mi libro? me pregunté mientras examinaba cada parte de mi vestido, corrí nuevamente a mi cama, se había caído cuando dormía, si este libro llegaba a caer en las manos equivocadas, sería mi fin, morir lapidada sería poco a lo que harían conmigo.

 

-¡Buenos días!- Exclamé al llegar con mi familia.

 

-Buenos días- respondieron ellas al unísono.

 

En la esquina podía ver a Mabel, había llegado bastante temprano, eso la ayudará a ganar la confianza de ellas.

 

-Amelia, ¿Tienes planes para hoy?-

 

-No madre, pero me gustaría caminar un poco, está haciendo un buen día- 

 

-Desde ahora, Mabel será la encargada de acompañarte, por favor, no vayas a causar problemas, recuerda que eres una dama que pronto estará en edad para comprometerse, así que no espero menos de ti, compórtate a la altura- 

 

Asentí en silencio, no tendría  oportunidad de argumentar en contra de ella, sería perder mi energía y mi tiempo. La tarde había llegado rápidamente, el clima estaba agradable, Mabel y yo nos encontrábamos cerca de un lago, Mabel me había seguido silenciosamente todo  el día, en cierta manera me molestaba un poco.

 

-¿Siempre eres así?-  moví mis pies en el agua.

 

Ella se mantenía en silencio, miraba al horizonte.

 

-No es educado callar cuando te preguntan algo, no quiero incomodarte, solo quiero… que me consideres alguien completamente diferente a mis antecesoras, he estado en contra de esto desde el comienzo- 

 

No importaba el esfuerzo que hiciera por entablar una conversación con Mabel, ella simplemente hacía silencio, siento algo muy extraño en ella, era… como si una gran oscuridad estuviera dentro de ella ¿qué será? una parte de mí quería descubrirlo, y otra… simplemente temía, no quería saberlo.

 

Mi madre esta mañana se veía bastante  animada, algo ha de tener entre sus manos, algo relacionado con el compromiso, me pregunto ¿quién será el desafortunado? tengo tantas ganas de libertad que siento que me están cortando las alas.

 

Las semanas pasaban, Mabel continuaba actuando extraña, no abría la boca para decir nada, cuando estábamos con mi madre, el ambiente se tornaba pesado, ¿se habrán conocido antes? Ya Amelia, estás sacando conclusiones precipitadas, debía salir a tomar aire, eso me tranquilizara un poco, Mabel iba detrás de mí, ¿tendría que seguirme siempre? 

 

-Disculpe, señorita… ¿Esto es suyo?- Extendió su mano y en ella, se encontraba el broche que mi padre me había dado.




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