-Está bien madre, seré más veloz- sonreí y continué con mi trabajo.
Ella regresó a hablar con mi padre y el pretendiente, Mabel se acercó a mí mientras su gesto preocupado se hacía mayor.
-¿Qué va a hacer?- su voz temblaba un poco.
-Ya lo verás, querida- mi sonrisa se hacía cada vez más amplia -Por favor, préstame la sal- extendí mi mano.
Ella lo hizo así y eché un poco más de lo que correspondía, recorrí la casa buscando cosas que podría utilizar, añadí un poco de endulzante, del polvo del lugar, un poco más de carbón, la mirada incrédula de Mabel me seguía.
-¿Qué más podría añadirle?- pregunté con una sonrisa de lado.
-Sé que no debería estar haciendo esto, pero… ¿Qué le parece arruinar el café?- asentí y tomando un poco de tierra de la maceta de rosas de mi madre se la añadimos al café -Esto es asqueroso- rió por lo bajo.
-Es asqueroso, pero divertido- dije entre risas.
La hora de llevar mi nueva creación había llegado, con una amplia sonrisa coloqué el plato frente a él.
-Señor Florentino, espero que sea de su agrado, lo preparé especialmente para usted- susurré mientras mi padre sonreía por mí cortesía.
-¿Qué está esperando? Puede comer con confianza, estamos entre familia- sonrió mi madre.
Él llevó un poco de mi preparación a su boca, Mabel estaba a lo lejos contemplando la escena y yo con la mirada fija en la escena que estaría desarrollándose frente nuestro.
-¿Es de su agrado?- pregunté con una pequeña sonrisa.
-Sí, está delicioso- respondió intentando tragar.
-Si gusta puedo traerle otro poco, he preparado esto especialmente para usted- dije saliendo a la cocina para traer más.
-Mabel ¿Viste eso?- comencé a reír -terminemos con esto- dije llevando lo último que había.
-Se lo agradezco, Amelia- sonrió de una manera amarga -Lo que sus padres me dijeron de usted es muy acertado, una jovencita que, además de tener una buena presencia, cocina muy bien.
Tragué grueso, no, no, no, eso no estaba en el plan, respondí con una sonrisa mientras le daba un sorbo al café, frunció suavemente el ceño, algo que al parecer sólo yo noté.
-Lo reitero, tienen una hija maravillosa- me observó- realmente espero con ansias casarme con ella lo más pronto posible-
-¿Qué quiere decir?- cuestionó mi padre.
-Cada vez que veo a su hija me atrae más y no sé si podría estar más tiempo lejos de ella, así que tal vez podría caber la posibilidad de que la boda sea antes de lo planeado-
-De cuanto tiempo estamos hablando?- intervino mi madre.
-Tal vez un mes, ¿Qué opinan?-
-Bueno, no esperaba esto pero si usted realmente quiere a nuestra querida Amelia con mucho gusto aceptamos que la boda se adelante- declaró mi padre.
-Me alegra mucho que estemos todos de acuerdo-
-Vamos Amelia- me acercó mi madre a mi prometido- deberías estar más cerca de él-
“Se adelantó un mes la boda” esas palabras resonaban más y más en mi cabeza, no puedo creer lo mucho que les urge a mis padres que me vaya y puedan obtener los beneficios de ser la familia política de un duque.
Ese tal Florentino se fue después de arreglar las cosas de la boda y hablar sobre mi dote, estoy tan enojada, ¡¿Cómo no hizo ningún gesto o algo cuando probó la comida?! ¿Su estómago es de acero o que?