Mar de Mentiras

-13-

-Como quieras- susurré mientras me daba la vuelta para regresar a casa.

 

Si mis padres se enteraran estaría muerta, no era propio que una mujer saliera sin compañía a estas horas de la noche.

 

-¿Dónde estaba?- me preguntó Mabel lo más bajo posible, mis padres estaban dormidos.

 

-Salí a tomar aire… no soportaba estar más así, todo esto del “Compromiso” me va a volver loca ¿Qué se supone debería hacer? 

 

-¿Comportarse y casarse como los demás esperan de usted?- preguntó a la vez que sugería.

 

-No puedo conformarme con un matrimonio que me desagrada, además… Florentino es demasiado mayor ¡Qué asco!- fruncí el ceño.

 

-Podríamos meternos en problemas si los señores se enteran- lanzó un profundo suspiro.

 

-Intentaré ser más precavida… solo no te estreses tanto ¿Está bien?- 

 

Ya era hora de dormir y nuevamente los pensamientos acerca de Oliver se hacían presentes en mi cabeza ¡Era completamente descabellado! Había prometido que dejaría eso de lado, pero… ¿Casarme con Florentino? ¿Oliver en este lugar? Puede que todo esto sea una jugada maestra del destino que me labraré.

 

Dos semanas después y gracias a las escapadas para hablar con Oliver, estoy frente a frente con mi madre, su mirada atemorizante me dice que me he metido en graves problemas todo gracias a mi deseo de libertad.

 

-¡¿Te das cuenta que arruinas nuestra reputación por tus escapaditas?! ¿Te has puesto a pensar lo que dirá la gente cuando se entere?- gritó mi madre furiosa.

 

-¿Siempre pensando en lo que dicen los demás, no?-

 

-Deja la ironía a un lado Amelia- dijo mirándome fijamente a los ojos.

 

Me había descubierto, me demoré más de lo esperado con Oliver pero no podía evitarlo, cada vez que lo veía sentía que necesitaba estar más tiempo con él y en mi ambición llegué hasta el amanecer.

 

-¿Con quién estabas?- preguntó por milésima vez.

 

-Estaba sola-

 

-¡Mabel!- gritó y la mencionada se apresuró a llegar a su presencia-¿Acaso eres inútil?

 

Ella no respondió.

 

-Veo que sí ya que no puedes responder a una simple pregunta- afirmó -He sido muy tolerante contigo Amelia, te casas en tres semanas y te comportas cómo una cualquiera al salir por las noches, no puedo seguir aceptando ese comportamiento por lo tanto te irás hoy mismo con tu tía Victoria-

 

Mi tía Victoria es la hermana mayor de mi madre, ella es madre superiora del convento de la ciudad. Ingresó a los veinte años como novicia después de enviudar, ella se casó a los 17 años con un hombre que había heredado la fortuna de su abuelo que se dedicó al cultivo de algodón, el esposo de mi tía era veinticinco años mayor que ella y él había muerto por viruela.

 

Después de que su esposo murió mis abuelos la obligaron a tomar los hábitos para mantener el buen nombre de la familia y demostrar que todas las mujeres de nuestra familia solo pertenecían a sus maridos y que le serían fieles hasta la muerte.

 

Estaba luchando contra mí misma para mantener el silencio, si abría la boca sería mi sentencia de muerte, me limité a asentir y esperar a que pronto todo pasara, pero no fue así, tras una semana de estar en ese lugar, de alguna extraña manera Oliver llegó al lugar, mi deseo de escabullirme no se vio interferido por la madre superiora, es decir, mi tía, pero eso no era suficiente, no quería estar ahí, no quería casarme con Florentino ¡No era esta la vida que había esperado para mí! 

 

El plan estaba hecho, a media noche de hoy estaría fuera del lugar junto a Oliver… Era arriesgado pero estaba segura de lo que quería y lo lograría.

 

-¿Lista para escapar de su castillo, princesa?- extendió Oliver su mano para ayudarme a cruzar.

 

-Nací lista caballero de la armadura oxidada- susurré mientras tomaba su mano y reí tímidamente.

 

-Vamos a comenzar una nueva vida lejos de aquí.

 

-Finalmente podré ser libre- sonreí esperanzada




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