Mar de Mentiras

17

Lentamente sentía como mi corazón se rompía en millones de pedazos, un nudo en mi garganta me impedía sacar mi dolor, mis ojos se nublaron por las lágrimas y lo único que quería era aferrarme a nuestra escena la noche anterior donde todo era perfecto y nada nos lastimaba.

 

Abracé su cuerpo y lloré en silencio mientras acariciaba sus cabellos, pasé un buen rato con él en mis brazos, había llegado la hora de despedirme para siempre y tratar de darle un entierro digno con lo que había en la cueva.

 

Lo arreglé lo mejor que pude, le saqué la flecha, la partí en dos y la guardé en la.bolsa que traía Oliver. Cavar una tumba me era imposible así que junté piedras para cubrirla.

 

-Perdoname por no haber hecho algo mejor, me hubiera gustado que todo.fuera diferente- sollocé- No quiero dejarte aquí, quisiera enterrarte en un lugar mejor dónde puede visitarte- mi voz se entrecortó - Te amo mucho Oliver y prometo jamás olvidarte y que vengaré tu muerte, nuestros recuerdos juntos los tendré siempre en mi mente y en mi corazón.

 

Hasta ese momento aquella cueva era mi lugar seguro, nadie podría imaginar que habríamos terminado en un lugar como ese, pero… Era hora de dejar a Oliver atrás y continuar con nuestro sueño.

 

-Hasta pronto, mi querido Oliver- susurré con una triste sonrisa mientras observaba a lo lejos la cueva.

 

Su caída era realmente aterradora y más ahora cuando podría verla a una distancia considerable, Oliver hubiese querido que continuara adelante sin mirar al pasado “no me importa morir hoy, porque he vivido los mejores momentos contigo en estos pocos días” sus palabras quedarán grabadas en mí hasta el día en el que pueda llegar a su lado.

 

Caminé un par de millas, recordando el plan que junto a  Oliver habíamos ideado, me dolía profundamente el tener que terminarlo sin él, pero eso es lo que, a mí me hubiese gustado que hiciera si yo estuviese en su lugar. Había llegado a una especie de claro en medio del bosque, sería un buen lugar para tomar un descanso.

 

A la distancia se veían hombres a caballo, eran ¿guardias? Realmente no podía distinguirlos, pero sus trajes eran de un color diferente a los que usaban los que asesinaron a Oliver ¿Debería ir a ellos en busca de ayuda? Me preguntaba mientras comenzaba a caminar en su dirección, una voz en mi interior me pedía que retrocediera y me alejara de ellos, unos segundos más tarde comprendí que mi corazonada era correcta.

 

-¡Atrapenla!- gritó uno de ellos y comenzaron a cabalgar a mi dirección.

 

Yo ya no tenía caballo ni ninguna forma de hacerles frente a aquellos hombres, observé a mi alrededor y para mi fortuna había una zona que sería un poco más difícil de cruzar cabalgando. 

 

Así pasaron tres días, de día y de noche escuchaba pasos inexistentes de caballos y gritos de hombres ¡Cuánto desearía que Oliver estuviese conmigo en este momento! Mi pecho dolía cada vez que pensaba en él, si hubiese escuchado la voz de mis padres y de Mabel habría podido mantener a Oliver con vida, quizá no junto a mí, pero sí podría haber existido la posibilidad de que fuera feliz con otra mujer, a pesar de que mi condena fuera casarme con un hombre demasiado mayor que no amo.

 

A mi derecha se encontraba una bonita vista, la cual, ansiaba con todo mi ser poder observar con el amor de mi vida, escuchar cada mañana el cantar de las aves y ver cómo las mariposas volaban a nuestro alrededor ¡Cuánto lo extrañaba! Pero lo cierto era que no podría traerlo de nuevo a la vida, esa era mi triste realidad.

 

Mientras estaba perdida en mi imaginación y recuerdos los pasos y gritos volvieron a protagonizar la escena, observé a todos lados pero era inútil, no podía verlos.

 

-¡Corre!- gritó mi conciencia para que emprendiera la huida, cuando llegué a un lago finalmente pude descansar.

 

-¿Por qué naciste? ¿Qué haces aquí? solo eres una mísera criatura agonizante- me repetía a mi misma.

 

Sólo podía verme en el reflejo del agua, la cual era cristalina, pero ¿qué podía hacer? 

 

-No seas débil- me gritaba una voz desde mi interior.

 

¿cómo podría no serlo? 

 

-Esconde tus debilidades- repetía nuevamente -Esa es la única manera en la que sobrevivirás- añadió.

 

Era mi falta por haber aceptado todo, por haber creído en falsas esperanzas, si hubiera… escuchado a los que se preocupaban por mí… no tendría que estar corriendo por mi vida, pero hay… miré mi reflejo en el agua, un enemigo del que no podré escapar, por más que corra y me esconda, yo, yo soy mi enemigo.

 

-¡Ahí está! ¡Atrapenla!- gritaron guardias a mi espalda.

 

Aquí vamos nuevamente,  comencé a correr con todas mis fuerzas, ellos eran demasiado veloces, mis piernas dejaban de responderme, me había escondido por tanto tiempo ¿mis esfuerzos fueron en vano? yo… ¿estaré próxima a conocer la muerte? he estado tan cerca de ella tantas veces que se me hace un poco tentadora ¿por qué sigo huyendo? 




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