Mar de Mentiras

20

Pov. Amelia

 

Han pasado algunos meses, meses en los que nos centramos en mi recuperación, a pesar de que las heridas de mi cuerpo estaban mejorando, aquellas que habían quedado en mi corazón no habían cerrado, cada noche la imagen de Oliver hacía su mágica aparición, aunque en mis sueños podía recordar que no estaba conmigo… su memoria siempre estará en mi corazón, anhelando el momento en el que mi alma se reencontrara con la suya.

 

-Te has repuesto bastante bien, Amelia- dice el anciano con una sonrisa satisfecha.

 

-Me siento… Mejor, todo gracias a ustedes- sonrío, aunque vivir sin Oliver era estar muerta en vida.

 

-Podríamos salir en la mañana a  Francia, quizá no quieras quedarte más tiempo- lanza el mayor un pesado suspiro -No podremos retenerte, pero como te dije en aquella ocasión, te escoltaremos hasta el lugar, di mi palabra y la cumpliré.

 

La mañana está brillante y ya los asnos están preparados, se había empacado la porción necesaria de alimento, medicina y abrigo para el viaje, el cual aún nos tomaría cerca de tres días completar.

 

-¿Estás preparada?- pregunta el anciano mientras sube al asno con ayuda de algunos de los hombres.

 

-Sí, lo estoy- digo con aparente seguridad, tomo una bocanada de aire mientras subo al que me corresponde.

 

El viaje es un poco silencioso, me siento terrible al dejar atrás la vida que soñaba tener junto a la única persona que llegué a amar, mis planes habían cambiado, mi vida había cambiado… Yo cambié, no hay en lo absoluto manera de volver el tiempo y hacer las cosas diferentes, no me resignaba a perder mis recuerdos, pero aquellos nuevos se verán opacados por los vividos con Oliver.

 

Pov. Mabel

 

Las cosas en la casa de la señorita Amelia se habían complicado demasiado, después de la llegada del Barón Terrence, hasta la abuela de la señorita estaba aquí después de que nos enteramos que ella estaba muerta.

 

Realmente no lo esperábamos, todos nos encontramos devastados en especial el hijo del duque, a pesar de que ha pasado el tiempo ni él ni el Barón se han ido, lo cuál en mi opinión me parece extraño ya que no existe un compromiso entre las familias.

 

Hace un par de días escuché a la abuela y a la madre de la señorita Amelia platicando mientras bordaban.

 

-¿No crees que esos dos hermanos deberían irse? 

 

- Estoy de acuerdo madre, pensé que se irían tal vez dos semanas después de todo el funeral y que las familias de la ciudad vinieran a dar sus condolencias pero no fue así.

 

-Lamentablemente no tenemos a más doncellas en nuestra familia para dar en matrimonio.

 

-Mi esposo ya empezó a preocuparse.

 

-¿De qué se preocupa? Él ni nadie tiene que ver con lo que pasó con nuestra Amelia.

 

-Ya lo sé madre pero él escuchó que la gente del pueblo dice que el hijo del duque no se ha ido porque cree que lo estamos engañando.

 

-Explicate.

 

-Al ver que en el funeral no hubo un cuerpo la gente dice que estamos haciendo pasar a nuestra hija por muerta para que no se case con él.

 

-¡Pero qué tonterías son esas! 

 

-Por eso él ya quiere que se vayan.

 

Estoy totalmente de acuerdo de que son tonterías las cosas tan terribles que dicen de la familia de mi señorita. Si supieran cuantas veces ella peleó con la señora para cancelar el compromiso.

 

Estoy intentando escuchar lo que siguen diciendo cuando tocan la puerta, me dirijo rápidamente para abrir y me encuentro al Barón con una sonrisa en su cara.

 

-Buen día- saluda cortésmente.

 

-Buenos días Barón- hago una pequeña reverencia.

 

-Necesito que me acompañe ahora.

 

-Pero necesito avisar a la señora, no puedo irme sin su autorización.

 

-¿Tendremos que cumplir con ese protocolo tan innecesario mi querida Mabel?

 

-No es innecesario señor, es lo correcto, un hombre con una mujer solos cuando no están casados es inapropiado.

 

-¿Así que quieres ser mi esposa?

 

-No me refiero a eso, solo le digo porque debería avisar a la señora y también debería ir alguien más para que su reputación no se vea afectada.

 

-Vaya, eres tan recatada a diferencia de tu prima Clara.

 

Sentí como mi cuerpo se congelaba, nadie sabía sobre mi parentesco con ella.

 

-¿De qué habla Barón?




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