Maravillada.

13.Harry

-Solo le queda un año-dice el doctor Maxwell mirando a mis padres-Lo siento pero hemos hecho todo lo posible para alargar su vida.

Mi padre abraza a mi madre la cual llora sin consuelo, yo ya tenía esto asumido desde que hace tres años me dió un ataque al corazón en clase de gimnasia. Desde entonces no puedo sobreesforzarme en nada de lo que hago. Los libros me ayudan a despejarme de todo, a evadir la realidad.

-Ni una palabra a nadie, incluida Charlotte-les digo a mis padres.

-Pero hijo...-empieza mi padre-Charlotte debería saber sobre esto,es tu hermana.

-Por ese mismo motivo, es mi hermana y si se entera, se enterarán los demás y me tratarán de forma distinta, y quiero estar con ellos como siempre he estado-les digo con una mueca.

-No estoy realmente de acuerdo contigo hijo, pero es tu decisión-dice mi madre.

-¿Quieres quedarte en el internado lo que te queda o prefieres pasar ese tiempo en casa?-pregunta mi padre ladeando la cabeza.

-En el internado he pasado los mejores años de mi vida-les digo a mis padres.

-Doctor Maxwell, ¿ya está todo?-le pregunta mi padre alzando una ceja con preocupación.

-Solo debe seguir la dieta de siempre y no sobreesforzarse por que su cuerpo tiene un límite como ya sabéis-responde el Dr.Maxwell.

Al salir de la sala de la consulta mis padres me dicen que irán a echar un vistazo a unos papeles de no sé donde. La verdad es que no estaba escuchando, sólo he llegado a escuchar que vaya hacia el coche.

Camino sin preocupaciones, como si mi vida no fuera a terminar de aquí a 12 meses. Cruzo la puerta principal pero algo, o mejor dicho alguien, choca contra mi pecho.

-Lo siento no te vi-le digo sujetándole por los hombros y al mirarle la cara abro los ojos como platos.

-No, tranquilo Harry, iba despistada. ¿Qué haces aquí?-me pregunta un tanto confundida.

-Nada, he venido a... a ver a un viejo amigo-le respondo con una suave sonrisa- Y tú Venice, ¿qué haces aquí?

-He venido a que me receten pastillas para el hierro, me siento muy cansada últimamente y creo que tiene algo que ver-responde colocándose el pelo tras la oreja.

-Bueno, nos vemos en el internado-le digo despidiendome y ella asiente con una sonrisa.

Llego al coche donde mis padres, ambos, han llegado antes que yo. Me llevan de nuevo al internado y me despido de ellos con un ligero abrazo. Paso a través de la puerta principal del internado y me dirijo a la habitación que comparto con los simios de mis amigos.

Al llegar encuentro a Nicholas tumbado en su cama, sin pantalones y su ropa interior estampada de donuts.

-¿Nick?-pregunto extrañado al verlo así.

-Tio al fin llegas, hace meses que no veo a Jimmy, estoy un poco deprimido-explica- Tonterías mías.

-Que va, no son tonterías bro, son tus sentimientos-le digo palmeandole la espalda- Ya verás que pronto le ves.

-Es cierto, llegan vacaciones-dice Nick con una sonrisa en su rostro.

-Voy a leer-le digo mientras abro mi libro "La filosofía como espejo de la naturaleza".

-Últimamente lees más que nunca-dice Nick.

-Tengo que aprovechar el tiempo y leer todos los libros que pueda-le digo y me mira confundido.

-Pero si para eso te queda toda una vida-me dice mi mejor amigo haciendo que se me ponga el vello de punta.

-Tienes razón Nick, me queda toda una vida-digo mientras cierro mi libro y le presto toda la atención que puedo, a mi mejor amigo.

_____

-Oye Harry-escucho.

-Dime Jax-digo levantando la cabeza de mi libro.

-¿Has visto a Max? Este año se está comportando raro y ausente e incluso a penas habla con todos nosotros-me dice poniendo una mano sobre su barbilla extrañado.

-Ahora que lo dices tienes razón, Max está rarísimo este año-respondo dándole la razón a Jax- Y a tu pregunta anterior mi respuesta es no. No le he visto desde esta mañana.

-Bueno, si le ves dile que le estoy buscando-me pide derrotado él y yo solo me limito a asentir.

Vuelvo la vista a mi libro y suspiro negando con la cabeza. Cierro el libro de golpe y lo dejo encima de mi mesita de noche. Ya no puedo leer. Se me ha ido la concentración y todas las ganas que tenía.

Necesito saber que es lo que está pasando con Max. No solo está raro con nosotros. También con Charlotte, se supone que ambos se gustan y ahora a penas se hablan.

Salgo de la habitación y me dirijo al jardín exterior. Pensando en una forma de sonsacarle a Max que es lo que está rondando por su mente. Salgo del pequeño camino de tierra y me meto por dentro del césped, camino pensativo hacia el lago.

A veces ibamos allí cuando éramos pequeños, para pensar. Y ahora es lo único que necesito hacer. Tengo tantas cosas en lo que pensar. Joder, pensaba que lo tenía asumido, pensaba que tenía asumido que me estoy muriendo. Y ahora solo pienso en ello. No he leído todos los libros que me gustaría haber leído. No he cumplido mis sueños. No he ido a la universidad y no iré. Dejaré a los chicos, a las chicas, a papá y a mamá. Dejaré a Nick. Dejaré a Charlotte. Dios, no puedo, ¿por qué me pasa esto a mi?

Me siento en el pasto frente al lago mientras una gran cantidad de lágrimas recorren mis mejillas. Caigo lentamente hacia atras y tapo mi cara con uno de mis antebrazos.

No quiero seguir sufriendo.

Sigo sollozando durante minutos, hasta que algo o mejor dicho alguien, oscurece mi visibilidad.

-Shhh, llora todo lo que necesites,yo estaré aquí como siempre lo he estado, sin preguntas-dice su suave voz y noto su diminuto cuerpo abrazandome. Paso mis brazos alrededor de ella y las lágrimas caen de nuevo sin previo aviso.

No estoy seguro de si pasan segundos, minutos o incluso horas. Sólo sé que Venice está aquí conmigo, prestándome su hombro como siempre hemos hecho el uno por el otro.

-Gracias-digo sorbiendome la nariz.

-Estaré aquí siempre para ti-dice Venice sonriendome con esos dulces labios de fresa...




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