Marca de Traición (saga Corona de la Reina 1)

II

Eso no se lo esperaba nadie. 

Briella Petrova, se llevaba la corona a la familia más controversial de la era, con cuatro hermanos en la familia solo se aseguraba la legitimidad e dos, los restantes era bastardos de los romances nada discretos de sus progenitores.

 

—  ¡En qué estaba pensando el rey al traerlos ¡ — Exclamó Catalina mientras se abanicaba exageradamente con su mano  

— Es de lo único que se habla en el castillo Asena — Malakai pasó su largo brazo por sus hombros — a nadie le va a importar tu ilegitimidad—

 

De cierta forma a Asena sentía un poco de alivio  pero no del todo, su estadía en el palacio era como una bomba del tiempo que en cualquier momento estallaría arrasando con todo a su paso. Con tal de disipar la tensión en el ambiente Meave comenzó  a interrogar a Malakai sobre un pequeño chismear entre la servidumbre había llegado a sus oídos.

 

— Dicen que sabes todo sobre el palacio —Dijo con coquetería — Así que  ¿Qué sabes de la llegada de los príncipes? —

 

Takara miro de reojo a Asena, Malik confirmó las dudas de la rubia anunciando que en pocas horas un carruaje traería los dos príncipes al castillo.

 

— El rey se cansó de tenerlos fuera así que los traerá a casa — Malakai estaba feliz por la notica, Takara no

 

 Anticipando la reacción de Asena la tomó por el antebrazo y , tras disculparse con los demás, la llevó a su habitación. 

 

—Ni lo pienses — le ordenó — te estoy advirtiendo  Asena no te quiero ver cerca de el —

— ¿Qué  te hace creer que iré hacia  él en cuanto lo vea? — la sola idea la ofendía

—      Tal vez la mirada de borrego que traes — acusó  — Asena lo digo por tu bien, no quiero que te lastime de nuevo — intentó  calmar su tono

—      No te preocupes, no pienso verlo, si Dios  esta de mi parte ni siquiera me lo cruzaré —

 

Takara no creía ni tres palabras de su amiga, sabía lo débil que era su corazón y estaba segura que en cualquier  momento la pelinegra correría a los brazos de su ex amado por eso cuando las trompetas sonaron anunciando la llegada de los príncipes Takara salió rápidamente de la habitación cuando el brillo del anhelo se asomo por los ojos de Asena, cerró la puerta trabando con una de las lanzas que colgaban de los muros.

Ya se disculpará luego, tal vez le compraría una alhaja.

Llegó a la entrada de palacio justo cuando el lujoso carruaje estacionaba sus caballos, del carruaje bajó  un joven alto de cabellos dorados y mirada azulina como los de su madre, la chaqueta de cuero lucía orgullosamente el escudo familiar bordado en su espalda y en su cadera se mecía una larga espada con empuñadura de oro, digna de un futuro rey. 

Rowan, Príncipe  heredero de la corona, caminaba galantería y seguridad, aunque odiara admitirlo, el uniforme militar favoreció su delgado pero trabajado cuerpo, sus largas piernas lo hacían avanzar rápidamente  hacia sus padres quienes lo esperaban con brazos abiertos.

Por un instante Takara pudo sentir su chispeante mirada sobre ella pero lejos de bajar la suya le mantuvo la mirada y con un ligero movimiento de cabeza le dió a entender que Asena no estaba ahí.

 

—      Hay mi niño hermoso — su madre dejó  un sonoro beso en su mejilla — que sea la última vez que abandonas a tu vieja madre —

—      Mi reina, usted está tan joven y hermosa como siempre — beso su mejilla — padre, un honor volver a estar en su presencia —

—      A mi me alegra tenerte de regreso hijo — la vista del rey seguía fija en el carruaje tras él — esperaba que tu hermano y primo estuvieran contigo —

—   Hace mucho  que no vengo, tengo muchas ansias de ver tu nuevo castillo— cambió de tema

 

A paso firme los tres, seguidos por toda la corte, entraron a palacio Malakai los encontró a mitad de camino y se inclinó en reverencia a su soberanos aguantándose las ganas de abrazar a su “casi” hermano así que fue Rowan quien tomó la iniciativa tomándolo por los hombre y levantandolo

 

—      Hombre arriba, eres casi un hermano para mi — lo estrechó entre sus brazos 

—      Sentí mucho su falta mi lord  — expresó en un tono cortés

 

Rowan negó burlesco por su cordialidad, volvió a abrazarlo dándole palmada en la espalda expresando lo muchos que había extrañado  su “pequeño hermano”.

 

—      Me alegra saber que aun cuento con tu amistad — lo alejo un poco para verlo — has crecido mucho  desde que me fui, tal vez ya sea hora de pedirle a padre que te envié a prender algo al extranjero —

—      Agradezco  su preocupación  príncipe pero estoy a gusto aquí en palacio — se sinceró 

—      Lo entiendo, no te preocupes , pero ven y dame un abrazo más — una vez tuvo cerca de Malakai se aseguró de que su padre estuviera lo suficientemente lejos para susurrar — necesito que me hagas un favor —

 




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