¿Quién eres?
—Me llamo Pavel Smirnoff. Soy uno de los ocho generales del rey de los vampiros.
—¿Rey de los vampiros? ¿Me estás tomando el pelo? —inquiero, indignada de que me crea tan estúpida.
—¿Por qué iba a tomarte el pelo? Sabes que los humanos no son los únicos que habitan Valterra, ¿verdad?
—Supongamos que me dices la verdad, ¿qué era esa cosa que quería beber de mi sangre?
—Digo la verdad y era un demonio, un vampiro que ha sucumbido a la oscuridad y a la sed de sangre —contesta alzando un segundo la mirada para clavarla en mí.
—De acuerdo. Tengo otra pregunta y espero que respondas con total sinceridad. ¿Qué tiene que ver conmigo?
—Mucho. Quiere matarte para poder debilitar a tu padre —me explica el chico sin dejar de preparar a la liebre.
—¿Mi padre? ¿Qué tiene que ver él en todo esto? —quiero saber, confundida por todo lo que está pasando.
—Muchos intentan derrotarlo para llegar al trono.
—¿Trono? Espera, ¿de quién me estás hablando? —pregunto aún más confundida que antes.
—De tu padre. ¿No me has escuchado? —el chico deja caer el cuchillo sobre el cuello de la liebre y empieza a trocearla.
—Que yo sepa, mi padre es el contable de la agencia de diseños de moda de mi tía.
—¿Contable? —me dedica una leve sonrisa doblada y continúa—: No hablamos de la misma persona. Tu padre biológico se llama Jarek Lupei, rey de los vampiros.
Mi rostro está completamente desencajado por esa noticia que cae sobre mí como un balde de agua fría. «¿He vivido engañada todos estos años?», me pregunto aún en shock.
Me muevo con lentitud, miro hacia la salida de la cueva y pienso en si debería irme de allí cuanto antes o dejar que continúe con su explicación.
«¿Qué debería hacer?» 1. Me voy, necesito muchas respuestas. 2. Me quedo, aunque no podrá responder todo lo que quiero.