Marcas.

El eco de ocho años.

20 de octubre de 2016

Los días habían pasado desde que Mariont me había citado en aquel café, nunca había pensado en que Jeff quisiera alguien más, siempre fue sincero diciéndome que solo yo era su mundo, me desconcertaba la idea que estuviera hablando con Mariont, pero a la vez entre la escuela y los trabajos de ambos entendía que tal vez no iba a su ritmo.

Cuando eres adolescente a veces sientes que tu vida se irá resolviendo poco a poco, vez como puedes ilusionarte con una persona creyendo que jamás tendrías algo tan bueno como lo que estás viviendo, para mí fue Jeff, teníamos varios planes, desde vivir juntos después de la preparatoria, hasta mil cosas que jamás pensaría con alguien más.

Mi corazón sufría pensando que tal vez Mariont tendría razón. El punto en que Jeff le hable más que a mí era una gran posibilidad. Lilianne me decía que no pensara en ello, ambos éramos muy unidos, solo era cuestión de tiempo para que ambos recuperáramos de nuevo nuestra unión.

Esa tarde, como cualquier otra, regresaba a casa. No era de mirar mi entorno, menos cuando tenía la cabeza en tantas cosas. Azael, un amigo de la preparatoria, me gritó, cosa que al principio no noté hasta que corrió hasta mí, casi regañándome.

— No mames, Lila, parezco imbécil gritándote desde hace dos cuadras — tomaba aire, apoyándose de sus rodillas.

— Lo siento, tenía la cabeza en otro lado — este se levantó asintiendo.

— Se nota, pareces alma en pena, sin los gritos ni estando muerta — reía, empezando a caminar a mi lado.

— ¿Vives por aquí cerca? — asentí siguiendo el camino.

— Del museo para abajo.

— Genial, mi abuelo vive después del Oxxo, algún día debemos salir. A Nathaniel le gustaría conocerte, tienes esa vibra tan alegre.

Durante el camino, Azael hablaba de su pareja, Nathaniel un chico que ha sido su novio desde la secundaria, no sabía mucho de ellos, solo lo poco que me ha contado. En su plática, Azael paró de golpe cruzándose de brazos.

— Ok, no quería ser metido, pero esa carita grita que te pregunte.

— Dime qué pasa — por un momento dudé en contale, pero a la vez Azael no conocía a Jeff. La idea de que alguien externo me dé una respuesta honesta tan vez me daría la esperanza que necesitaba, suspiré asintiendo.

— De acuerdo, necesito ayuda para no colapsar.

Le conté a Azael todo, desde como era mi relación con Jeff; nunca habíamos peleado exageradamente, ya que terminábamos disculpándonos a los minutos, mi familia lo consideraba un hijo más y su madre siempre me había tratado bien, no tenía razones para que esto se fuera al caño pero las palabras de Mariont me destabilizó todo.

Azael escuchó perfectamente todo sin interrumpirme.

— Siendo sincero, no deberías dudar de él

— Tal vez solo esa morra está celosa de su relación, ya sabes que hay chicas a las que les gusta lo ajeno.

Mi pensamiento en aquellos años obviamente era descartar algún comportamiento de esa clase en Mariont porque ¿quién puede dudar de Mariont? Ella siempre ha sido la chica dulce y amable, la que todos quieren, la que no tenía una pizca de maldad en su ser, que pensar en celos por parte de ella me eran estúpidos.

— Dudo mucho que sean celos, conozco a Mariont por ello me duele pensar que es cierto — agache la mirada viendo solamente la banqueta mientras faltaban pocas cuadras para llegar a mi casa.

— Aun así no quitaría la idea —. A veces me hubiera haber gustado creer en Azael, tal vez poner en duda en Mariont no me hubiera tenido como loca esos días.

— ¡Pero hey mami! Eres una chica fuerte, puedes con esto, no tengo dudas. —Paramos en el portón de mi casa.

— Gracias por escucharme y el apoyo realmente necesitaba desahogarme, este sonrió negando con la cabeza.

— Oye, somos amigos, además espérate que te contaré todas mis historias con mi Niel, que querrás pegarme cinta en la boca — reí con sus palabras. Azael me abrazó dándome ese apoyo que me urgía desde hacía días.

— Así te ves mejor sonriendo, no haciéndote bolas por niñas, chinga quedito ni novios raros — este me miró a los ojos para que se me queden claras sus palabras, asentí sonriendo.

— Bien, dejaré de pensar en eso, ve con cuidado — este asintió siguiendo su camino, mientras yo entraba a casa. Esa pequeña plática con Azael me dio fuerza para pensar que tal vez Lilianne tenía razón, solo era cuestión de tiempo para que estemos de nuevo bien.

Jamás pensé que aquel día que me cito en el parque me terminaría de esa manera tan cruel que todo lo que dijo Mariont esforzó esa idea. Jeff quería a alguien más, aunque me doliera, debía dejarlo ser feliz.

♡•●•♡•●•♡

Si en el camino a aquel parque me hubieras dicho que estaría gritando como loca junto a Jeff te diría que sería más probable que contrate a un pavo en "BluoPlou" que esté con él de cualquier manera.

En aquel foro la tensión era horrible, estaba molesta, me acusaba de algo que no entendía para nada, obviamente me ofendí cuando me gritó que estaba con otros, cuando yo lloré por días creyendo que no valía nada para él.

— ¿De qué mierdas hablas? —Me miro tan molesto, con esa expresión por querer golpear algo.

— No te haga la inocente Lila, te vi claramente abrazándote con un idiota en tu casa — lo miré confundida, intentando buscar en mi memoria de qué vergas hablaba.

— ¿Por un puto abrazo me terminaste? — estaba tan dolida que me salió del alma.

— No es solo un puto abrazo, Mariont me lo dijo como estabas de coqueta con cualquier fulano de tu preparatoria.

— ¿Mariont? — Que la mencionara me hirvió la sangre.

— Claro que Mariont te dijo algo, si ella era mi puto remplazo, ¿no?

— ¿Por eso me terminaste, verdad?

—Para andar con ella — este se enojó pasando su mano por su rostro.

— ¿Ahora tú de qué mierdas hablas?

— Jamás anduve, ni quería andar con Mariont

— Por el amor de Dios, Lila te amaba, verte con ese idiota me destrozó. — Sus ojos no dejaban los míos reclamándome algo que jamás hice.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.