Marcas.

Nuevos escenarios

La oscuridad adornaba la habitación como era costumbre, la poca luz proveniente de un faro de la calle se colaba por las cortinas viejas con ese silencio normal de entre semana, el corazón me latía como loco, sentía impotencia, miedo, coraje, rabia demasiado para un día "normal", los ojos me lagrimeaban amenazando con salir cosa que reprimir hacer, sentado en la orilla de la cama pensaba una y otra vez en sus palabras "A ti idiota" no era solo palabras, Lila estaba decidida en apostar por mí, aun con todo lo que hablamos, gritamos me seguía eligiendo, no sé si es bueno o malo si estoy listo o no, mientras más lo pienso caigo en lo mismo, "No quiero hacerla sufrir" no más, no por decisiones pendejas o por silencios que solo destruyen, solo quiero verla feliz es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que nos hicieron pasar.

Aquella misma noche después de nuestro primer y último abrazo después de años regresamos a casa juntos compartiendo taxi, el camino por primera vez no se sintió incómodo no como antes solo diferente, Lila veía la ventana la conocía bien para saber que en su cabeza buscaba como resolver esto, por mi parte no dije palabra alguna quería procesar todo, era demasiada información y mucha mierda encima, pero una cosa estaba seguro en este punto no podía ignorar esto ni darme igual cuando solo fuimos víctimas de algo que los dos no teníamos idea.

El taxi paró en aquel museo que dividía nuestros caminos, me había ofrecido a pagar cosas que está al principio negó, pero volviendo a insistir aceptó. El taxi se fue quedando en aquella calle cara a cara. Lila alzó a verme, sus ojos color oro brillaban en lágrimas contenidas pero finalmente hablando.

— Hoy fue una noche muy agitada...— dijo mordiéndose el labio sin quitarme la vista de encima. Entendía lo que quería decirme, suspiré llevando mis manos a los bolsillos.

— Lo fue... —Cansado, intenté formular cómo pedirle perdón.

— Lila... — Tomé un poco de aire para agarrar valor. — Quiero disculparme... — Sus ojos se abrieron a sorpresa, rápidamente negó con la cabeza.

— Jeff no... — Corte sus palabras.

— Es necesario — repliqué. — Fui un idiota, no tengo excusa alguna de mis palabras, no sé qué daño te causé, aunque con tus gritos es evidente que mucho... — Apreté los labios intentando no hacerlo más tenso.

— El punto es que... Te pido disculpas por mi comportamiento, no quisiera más malentendidos... —Saqué el aire que llevaba dentro, llevaba años fumando, pero no sentí una exhalación más pesada que esa.

— Solo... ¡Agh! No sé cómo hablar, ¿ok? —aquel intento de hacerlo tranquilo valió madres.

— Mira, me siento de la verga por cómo te trate, no solo este mes, sino estos años y cuando terminamos, fui un idiota por dejarme engañar. No sé qué decirte al chile, me siento patético e imbécil... no sé a qué quiero llegar... —Mis palabras sin sentido callaron cuando escuché su risa suave, no molesta ni con veneno, solo una risa sincera. Mi desconcierto la hizo parar a verme de nuevo.

— Sabes he soñado con esto... — Se llevó las manos a la cara tallándose las mejillas en ese acto de frustración o algo que realmente no entendía, pues sonreía.

Riendo nerviosa, contestó — No tienes que disculparte, no fue tu culpa ni la mía, no quiero que sigamos con esta mierda, ya tengo suficiente de lo que pasó — su mirada casada se alzó a verme.

— ¿Podemos solo darnos la mano y decir que estamos bien?...

Me recosté en la cama llevando mis manos a la frente, un suspiro pesado salió de mi ser.

— Porque debes ser tan comprensiva...

Si hace un mes me hubieras dicho que mi ex sería mi jefa, hubiera dicho que era una total estupidez, que además de eso ya teníamos un trato que va más allá de lo laboral, diría que es una tontería, que es más probable que deje el boxeo por el ballet, pero sin dudas la vida es una caja de sorpresas.

Nuestras manos se unieron en un pacto, nada de tonterías, solo dos personas volviéndose a conocer, nada romántico ni apresurado, solo dos idiotas que comparten trabajo y colonia.

— Bien, debo irme... —No soltó mi mano y sinceramente yo tampoco quería hacerlo.

— Si no, mi hermano saldrá a buscarme, te veo mañana — agregó. Finalmente, soltamos el agarre, asentí dejándola ir.

— Bien, te veo mañana — no dije más, noté cómo me sonrió en despedida dando marcha hacia aquella calle que siempre tomaba.

Mi vida siempre me sorprende, cuando más arriba estoy siento que me hundo en lo más profundo de mi ser, había pasado por varias cosas algunas que simplemente aún no quiero contar y otras que me hacen creer que la felicidad no es para mí, a este punto de mi vida con aquel trato verbal me hacía explotar en emociones, no quiero cagarla, menos ilusionarme o ilusionarla, pero así es la vida ¿no? Nada está concreto y sinceramente, por primera vez, dejaré que fluya no porque no sepa qué hacer, sino porque por una vez quiero arreglar las cosas.

♡•●•♡•●•♡

¿Cómo interpretar la vida? Para mí fácil una telenovela, llena de dramas, momentos felices, como relleno sin sentido y demás, donde obviamente soy el puto "PROTAGONISTA", guapo, talentoso, actitud para llevar y este encanto que puede robarte el corazón, soy la perfección hecho humano: alto, cabello perfectamente cuidado en tonos rojizos y este porte caro de familia bien, que te hace enloquecer.

¿Sueno narcisista? Genial, no me interesa porque puedo ser tantas cosas que humilde no es una de ellas.

— ¿En serio dirás eso en tu presentación? — habló Lilianne mirándome fastidiada desde el sofá.

— ¿Qué tiene? Me describe perfectamente — reía mirándola desde arriba.

— ¿Cómo es que te dieron el papel? — decía sarcástica riéndose, dejando aquella hoja con mi humilde descripción a un lado del sofá.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.