Marchita pero hermosa.

Obra maestra.

Un rayo de sol mañanero, que se cuela por las rendijas de una ventana es quien me despierta. Para mi sorpresa no estoy en el rosal, me encuentro rodeada de semillas, plantas, hojas, palillos y flores que carecen de colores vivos, todos tan mustios como yo. Pero a pesar de ello, juntos formamos parte de un rompe cabezas en el que cada cual es un eslabón importante. 
 

Frente a nosotros esta el joven pintor. Recostado sobre la mesa vencido por el cansancio de una larga noche. A su alrededor esparcidas por toda la mesa están las herramientas de trabajo, pinzas, tijeras e hilos de colores secos. 
 

—¡Rodrigo! —llama la joven y abre la puerta. 
 

Rodrigo se despierta, se sacude el sueño, Se levanta y cubre con su cuerpo nuestra presencia. 
 

—¿Ya te levantaste? —dice Rodrigo disimulando. 
 

—¿Qué haces aquí? —pregunta la joven intrigada.
 

—Nada, solo vine a buscar una cosa que me hacia falta.
 

—Ah, ¿terminaste el cuadro?
 

—Si, esta en el taller de pintura. Ve, que ahora voy para allá.
 

La joven lo mira tratando de comprender su actitud, pero luego sale sin decir palabras.
 

Cuando la puerta se cierra, Rodrigo se gira y me toma en sus manos para dar los últimos retoques. Me unta unas pinceladas de un liquido brillante sacado de una lata en la que se lee barniz, y por ultimo me baña con la misma fragancia que huelen mis nuevos compañeros.
 

—Tú, mi bella rosa marchita, eres la pieza que me faltaba —dice Rodrigo contemplando su nueva obra maestra con los ojos enrojecidos y el rostro cansado—, puede ser que no tengas un color atractivo ni un aroma tan fuerte como la del rosal, pero para Laurina seras la rosa mas hermosa en esta pieza que por fin he finalizado —dice y luego de colocarnos dentro de un cesto de mimbre se dirige donde la joven.
 

Entra al taller de pintura ocultándonos tras la espalda. La joven esta parada frente al cuadro y cuando lo escucha se gira con los ojos entre cerrados.
 

—Hay la misma cantidad de rosas —dice señalando el cuadro con un dedo—. ¿Donde está la rosa que falta?
 

Rodrigo le sonríe, se le acerca y descubre ante ella la culminación de su trabajo. 
 

—¡Feliz aniversario cariño! —dice Rodrigo extendiendo sus manos con el obsequio—. Aquí tienes el lugar perfecto para tu rosa.
 

Laurina se sorprende y queda desconcertada. Todo lo que tiene enfrente no es mas que aquello que ella ha desechado de la limpieza anterior, cada hoja, pétalo, palillos y flores secas de su jardín.
 

—Te has acordado —dice Laurina contenta—. No creí que lo fueras hacer.
 

—¿Como crees que olvidaría nuestro aniversario?
 

—Es que estabas tan enfrascado en tu cuadro que pensé que... 
 

—Solo quería que pensaras eso —dice Rodrigo y se hecha a reír.
 

—Es perfecto —dice Laurina admirandome, pero no solo a mi, sino al conjunto completo del que ahora soy parte.
 

—Te dije que aun era hermosa y se podía salvar —dice Rodrigo dándole un beso—. Y así perdurará por siempre, porque he logrado inmortalizar su belleza.
 

Laurina le devuelve el beso y se dirige hasta la ventana donde coloca el hermoso cesto floral. Y me deja ahí, expuesta al mundo, desde donde mi madre el rosal también me puede observar.
 


 



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En el texto hay: rosas, familia hermanos, reflexinion

Editado: 07.11.2020

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