Marchitandose a lo Macabro

Siniestro hogar

Llegada la noche, la madre se encontraba en el comedor, sentada y leyendo una biblia frente a ella se encontraba su hijo, quien la observaba con un cariz bajo y con algo de temor en la mirada, ambos rodeados por un pobre foco de luz fría que no hacía más que iluminar la mesa central de la oscura cocina. El incómodo silencio se rompió cuando escucharon al gato maullar por el pasillo y correr hacia el cuarto poco iluminado donde ellos ahora se encontraban, el hijo pareció asustarse un montón al oír el maullido, y el animal se recostó sobre su regazo el cual se tranquilizó al instante. La madre no había despegado la mirada en ningún momento de aquel libro, de vez en cuando el chico miraba hacia la puerta a su lado que daba a la salida al pasillo, el cual la madre no se había molestado en encender la luz y la de ninguna parte de la casa.

- ¿Mamá? -Pregunto el temeroso chico-. ¿Podemos encender las demás luces?

-Ya casi es hora de dormir. -Respondió la madre-. No será necesario tenerlas todas encendidas.

Tembloroso, el chico suspiro levemente y se dirigió a ella. -Tengo que decirte algo mamá. 
La mujer entonces por primera vez en aquella noche, dejo de lado aquel libro y miro a su hijo seriamente. - ¿Puedo dormir esta noche contigo?

La mujer suspiro. - ¿Eso quiere decir que el gato también?

El chico acentuó con la cabeza y la madre de manera seria y algo molesta pregunto que le ocurría.

-He estado muy asustado últimamente, es acerca de las pesadillas que te hable antes… Todavía las tengo.

- ¿Sigues leyendo esos molestos libros de horror? Ya te he dicho muchas veces que tendrás pesadillas con ellos, incluso las películas y la televisión, esos programas no son para niños de tu edad.

- ¡No es sobre eso! -Interrumpió el chico abruptamente-. No creo que tenga que ver con eso, es sobre otra cosa.

La madre cerro el libro abruptamente y lo recostó sobre la mesa, ahora prestándole atención al muchacho. - ¿Exactamente qué es lo que te está ocurriendo? Recuerdo sobre esos sueños de los que me hablaste antes, pero nunca terminabas de relatarme.

-Últimamente no he querido contártelo por miedo.

- ¿Miedo a que?

Un hombre. -Respondió nerviosamente el chico-. Veo un hombre muy grande en mis sueños, se me queda viendo a la distancia, pero nada más, y también una casa muy vieja y pequeña. 
 

La mujer se quedó pensando un momento, en ese mismo instante algo se escucho por el pasillo, como si alguien hubiese tirado algo al suelo y lo estuviese arrastrando, la mujer giro la cabeza mirando la entrada al pasillo y frunció el ceño, se puso de pie y camino hasta la puerta haciendo un lado la cortina blanca que adornaba la entrada a falta de una puerta, asomando su cabeza hacia la oscuridad del pasillo, tardo un par de incomodos segundos y volteo de inmediato a sentarse nuevamente en su sitio, viendo la expresión de terror de su hijo.

- ¿Te había contado alguna vez que también tuve sueños así? 

-No. -Respondió a secas-.

-Bueno, fue cuando era mas pequeña, tenia mas o menos tu edad cuando ese tipo de cosas comenzaron a ocurrir en mi antigua casa, me gusta llamarla antigua por como era en ese entonces claro.

-Me habías contado de la casa hace algún tiempo atrás…

-Pues hay cosas que siguen ocurriendo hoy, pretendía decírtelo cuando cumplieras los 12 años o un poco más, pero considero seriamente que esto no puede aguantar mucho más.

- ¿Qué quieres decir?

-Hay algo que debo contarte al respecto de lo que te esta ocurriendo, es la primera vez que escucharas esto y no creo que sea necesario decirlo mas de una vez, estoy muy segura de que lo recordaras muy bien y te prometo al final podrás entenderlo todo.

El chiquillo se encontraba incomodo y febril al respecto, al momento que su madre le dijo aquello, sabía que estaba a punto de decirle algo sumamente importante, no era la primera vez que eso le ocurría, pero comparando en otros momentos, aquel tema le hacía tener un presentimiento muy escabroso.

-Hace mucho tiempo yo tenía un hermano mayor llamada William, hasta ahora, jamás sentí la necesidad de decírtelo puesto que jamás lo conocerías. -Aquella introducción le sorprendió de cierta manera al chico, puesto que jamás lo había conocido o siquiera su madre le comento algo acerca de él, pero dentro se preguntaba que tendría que ver eso con el tema.

-William era un chico muy sobreprotector con la familia, en general con todos nosotros, pero sobre todo conmigo, por que solía ser una niña muy bella, claro ahora no podría decir lo mismo… Pero era así, el me hacia sentir muy segura con los chicos que me rodeaban, siempre tratando de conseguir algo mas de mí, pero William siempre se encargaba de aquellas situaciones de manera correcta y otras veces si se le pasaba un poco la mano con ellos.
Con el tiempo y pasando algunos años, aquella protección deje de sentirla en la familia. Todo empezó con mi madre, quien tampoco tuviste la oportunidad de ver en vida, comenzó a salir muchas veces de casa para ir a la iglesia de la calle Mistshell. Ella siempre fue una mujer apagada, no logro recordar algún momento en el que se le viera feliz, salvo cuando comenzó a ir a ese sitio y juntarse con los miembros de aquel lugar, habían entablado una amistad con mi madre de hermandad.

-Recuerdo ese lugar, fui un par de veces a ese sitio, pero jamás entre en él, ahora esta en ruinas y creo que nadie más lo utiliza. -Le confesó el pequeño chico-.
 

-Gracias a dios que nadie lo utiliza, me alegra saber que nunca entraste a ese lugar. 
Hubo un par de ocasiones en las que mamá quiso que la acompañase a ese sitio, pero William nunca se lo permitió, incluso si se trataba de desobedecer a su madre y el siempre fue muy obediente, pero debió presentir algo malo de aquel lugar, me protegió de los miembros, quienes constantemente tenían la necesidad de encontrar algún momento para poder hablar conmigo a solas, era extraño… Sentir esa sensación de que alguien mas te este observando a la distancia, la sentía constantemente por aquellos días, se lo contaba a mi madre pero jamás me hacía caso. Solo se dedicaba a ir a esas reuniones ultra privadas, con aquellos amigos privados, los cuales encontraban siempre una manera de poder hacer que mi madre se obsesionara con aquel lugar, mi hermano trato de cualquier manera de poder evitar cualquier contacto con ellos, ya que comenzaron a perseguirme durante las salidas a la escuela, los notaba a la distancia o siquiera podía sentir aquella presencia. Pero nunca supe que quisieron de mi… Hasta el día que realmente pude ver sus intenciones.



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En el texto hay: monstruos, horror, violencia

Editado: 26.06.2019

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