Marco

| Capítulo 4:

JESS:

Abrí los ojos de par en par haciendo caso omiso a la luz que entraba desde fuera. La alarma estaba sonando y sonreí antes de armar el valor suficiente para levantarme de la cama. Pero al mirar la alarma, descubrí que había estado sonando durante veinte minutos y que, en media hora tenía que llegar a la cafetería. Enseguida corrí a vestirme. Escogí algo sencillo y que no llamase mucho la atención y me marché al baño. Me lavé los dientes, cepillé mi pelo y tras terminar de asearme por completo, cogí mi teléfono y mi bolso de mi habitación y salí de esta muy veloz.

—¿Qué demonios pasa? ¿Te encuentras bien, Jess? —preguntó Vero tras la puerta cerrada de su habitación. Su voz era muy débil.

—¡Llego tarde! —exclamé dejando caer las llaves al suelo.

—Me has despertado, nena... —dijo somnolienta abriendo la puerta de su cuarto.

—¡Lo siento Vero! —me disculpé dando un portazo cuando sostuve de nuevo las llaves en mis manos y salí al exterior.

Me apresuré a bajar las escaleras. Llegaba tarde al trabajo, al ser mi primer día, tendría que llegar antes para que me explicasen cómo trabajar allí y se me estaban acabando esos minutos de margen. Estaba muy alterada...

Sentí cómo una voz me llamaba a lo lejos y me detuve en el portal del edificio.

—¡Sube al coche! ¡Te llevo! —exclamó. Estaba aún en pijama y bajaba las escaleras tan rápido que casi llega a caerse.

Dejamos el edificio en busca del coche y cuando ingresamos dentro, Vero no tardó en incorporarse a la carretera. Ambas jadeábamos mientras Vero sonreía.

—¡Dios mío, qué manera de comenzar un sábado! —exclamó eufórica soltando una carcajada—. Merece la pena venir en pijama...

Reí al verla pasar su mano izquierda por su pijama de rayas azules y blancas, decorado con pequeñas jirafas masticando hierba.

—Te juro que no volverá a suceder. No sé qué ha pasado... —Agaché la cabeza sonriendo tímidamente.

—No te disculpes, esto ha sido lo más divertido que me ha pasado con un compañero de piso. —Pulsó el botón de la radio y bajó el volumen para que la música nos acompañara de fondo mientras hablábamos.

Así fue como, diez minutos después, me hallaba en la puerta del establecimiento en el que trabajaba. Me despedí de ella y bajé del coche para adentrarme en Marie's, ahora más tranquila.

Durante el camino, Vero me contó que iríamos juntas a la misma universidad, este era su segundo año. Estuvo estudiando filología española durante casi un año, hasta que se dio cuenta de que lo que a ella le apasionaba era la cocina y decidió convertir su hobbie en algo más que eso. Así que, mientras continúa con la carrera, se dedica a poner en práctica sus habilidades culinarias de vez en cuando en un curso. Estuvo contándome diferentes anécdotas que le sucedieron el año pasado en esas clases. Era increíble ver cómo había conseguido llegar tan lejos y conseguir lo que ella más deseaba sin el apoyo de sus padres. Y más viendo cómo le rogaban que cambiase de carrera y que volviera a casa. A veces las tentaciones son peligrosas...

Anoche, nos fuimos tarde a la cama. Vero estaba empeñada en ayudarme a colocar mis cosas y tardamos nuestro tiempo en hacerlo. Creo que esa fue la causa de que las sábanas se me pegaran...

—¡Buenos días chica nueva! Yo seré la encargada de que lo bordes en tu primer día así que, ¡vamos a ello! —exclamó con entusiasmo la misma chica de ayer sonriéndome desde detrás del mostrador—. Bien, el primer paso es ponerte esto —dijo colocando un uniforme de color azul sobre el mueble. Me indicó dónde podría cambiarme de ropa y, cuando lo hice, la chica sonreía de oreja a oreja.

—¡Estás divina! —Me abrazó. Correspondí a su abrazo, alegre de que el personal de este sitio fuera tan amable.

—Vaya, gracias... —dije casi a modo de pregunta.

—Bien, disculpa que no podamos hablar más, pero los clientes están entrando y necesito explicarte tus labores antes de que esto se llene. Te encargarás de ayudarme en el mostrador. La cosa va así, todos los pedidos llevan un orden y ambas nos cubrimos. Es decir que cuando tú estás ocupada yo atiendo y viceversa.

—Está bien...

—Eso es todo. Igualmente, la gente viene para tomar café y probar nuestros dulces, así que, tampoco será tan difícil. Te adaptarás enseguida. Mi nombre es Eva, por cierto.

—Encantada, yo soy Jessica —dije tendiéndole la mano.

—Prefecto, habrá que decirle a Marie que te haga una placa, voy ahora mismo. Empieza tú y si hay algún problema me avisas, igualmente no tardaré.

—Está bien —contesté sonriendo débilmente y metiéndome tras el mostrador. Comencé a observar y vi que las cajas para cobrar estaban ambas encendidas. Observé también las máquinas de café, las bolsitas de té y estudié, sin saber el momento en el que empecé a hacerlo, el nombre de todos los tipos de dulces que había a lo largo de todo el mostrador. También me fijé en una puerta de color azul cielo dentro de la zona en la que estaríamos Eva y yo. Por el olor que salía desde una pequeña ventana supuse que llevaba a la cocina.

—Bien, Marie la tenía preparada, ni siquiera avisa... —La silueta de Eva apareció desde el pasillo donde se encontraba la oficina. Venía sonriendo a pesar de haber empleado un suspiro pesado.

—Aquí lo tienes hija, bienvenida al establecimiento. Todos somos una familia y nos encanta tenerte con nosotras —habló la voz débil de mi nueva jefa que salía del pasillo tras Eva.

Marie me tendió la placa con mi nombre con una sonrisa cálida. Me la coloqué y tras hablar durante unos minutos, todas nos pusimos a trabajar.

 
 


La mañana había pasado bastante rápido y Eva y yo comimos juntas en el bar de la esquina. El tiempo que pasamos juntas nos hizo conocernos mejor. Es una persona encantadora y en absoluto tímida. Aunque este último dato saltó a la vista en cuanto puse un pie en el establecimiento. A pesar de no serlo, le cuesta trabajo abrirse a alguien en cuanto a vida personal se refiere y no se lo discuto, ¿a quién no le gusta tener intimidad? 
Me encanta mi compañera de trabajo y al igual que yo, también estudia en la universidad solo que este es su último año. Me recuerda bastante a mi hermano Mike, él también estudiaba en la universidad hasta que haciendo prácticas le contrataron para el trabajo que le gustaba.



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En el texto hay: londres, romance, accion

Editado: 05.07.2021

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