| Capítulo 9:

MARCO:

Aparqué el coche sin ni siquiera comprobar que podía aparcar en esa zona y las llantas del coche rechinaron en el asfalto. Jessica seguía sujetando mi antebrazo, estaba claro que no entendía la gravedad e importancia de este asunto para mí. Iba a decirle que se quedara en el coche, pero cambié de opinión en cuanto recordé que estábamos en el Evil. Le dije que ni aunque tuviéramos a veinte asesinos detrás de nosotros se soltara de mi brazo y ella obedeció asintiendo con cierto temor. Vale, quizá había empleado las palabras equivocadas, pero esto era lo que me provocaba estar aquí. Esperaba que si los amigos del ruso habían descubierto lo que le había hecho a su cabecilla me dieran tregua para tomar un poco de espacio y que no me hubieran seguido por la venganza ahora.

¿A quién quería engañar? La había traído conmigo joder, ya no había vuelta atrás. Si la descubren conmigo la meterán en todo esto, estamos jodidos...

Ambos nos precipitamos hacia una esquina y una vez allí, la impulsé para que ella, fuera delante de mí. Solté un bufido mientras nos incorporábamos a otra calle oscura y noté que Jessica estaba empezando a apretar mi brazo para que nos detuviéramos. Sentí las miradas de la gente escondidas bajo la sombra de los edificios y fue entonces cuando una carcajada sonora se escuchó haciendo que Jessica se detuviera en seco. Debí haber tomado otro camino...

El Evil es una especie de barrio marginado al que nadie accede. Anteriormente estaba formado por edificios empresariales e incluso había un enorme centro comercial, pero los robos comenzaron a provocar que las empresas se marcharan y todo quedó desierto. Muchos edificios se demolieron e incluso se hicieron planos para construir nuevas casas, pero a mitad de su construcción, los robos de materiales y los asesinatos incrementaron y el plan se fue directo a la mierda y dejando al Evil convertirse en un lugar desierto que pronto tomaron los delincuentes para expandir sus pequeños negocios. Nadie se atrevía a pasar por aquí a causa de los rumores, las quejas aumentaron y cuando la policía intentó frenarlos, asesinaron a cuatro de ellos. Así que así estaba la cosa, ellos estaban tranquilos y nosotros dejándoles hacer sus asuntos por ahí. Necesitaban un hogar y habían decidido tomarlo por la fuerza.

—No te detengas —dije empujándola hacia delante haciendo que diera dos pasos más—. No va a pasarte nada. —Nos habían visto sí, pero tenía a mi disposición a Sean y Karl, los delincuentes más brillantes de esta parte del Evil. Con ellos no tenía problemas, pero claro, estaba la zona donde se encontraba Cole. En esa zona, la palabra "problemas" se quedaba pequeña, aunque no quise decir aquello en voz alta para no recordarle de nuevo a mi acompañante que estar aquí era una muy mala idea.

Jessica continuó hasta que salimos de esa calle y nos adentramos en otra con más iluminación. Había bastante humo y la claridad de las pequeñas y viejas farolas, hacía que este cambiase de color constantemente. Unas calles más arriba, conseguimos ingresar en la que se supone que encontraríamos a Cole. Enseguida vi su figura a lo lejos tapada por una cortina de humo y aceleré el paso. Vi a su sombra moverse dando un par de pasos hacia delante.

—Ya era hora, pensé que acelerarías pero al parecer... ¿Qué narices hace ella aquí? —preguntó tras detener su frase. Su rostro estaba entre la preocupación y el asombro, estaba claro que esto no le gustaba.

A mí tampoco.

—Tuve que traerla, el ruso se la iba a llevar —expliqué sin darle demasiada importancia mientras ella me dirigía una mirada confusa.

—Sabes que te van a buscar en cuanto se enteren de que lo has dejado inconsciente fuera del ring, ¿no? Prácticamente lo has metido en la cárcel... —Vaya, le habían llegado los detalles. Ahora sí que nos quedábamos sin tiempo.

—Lo sé, por eso me vas a enseñar lo que sea que tengas que enseñarme y nos largamos de aquí. Si vienen por mí y te ven a ti o a ella, los tres estamos jodidos. —Los señalé con la cabeza.

—¿Qué está pasando aquí? No entiendo nada —preguntó ella a mi lado—. ¿Qué haces tú aquí, Cole?

—Espera, ¿os conocéis? —pregunté. Aunque entonces recordé haber hablado con ella en Marie's y todo comenzó a encajar en mi cabeza.

Cole asintió rascándose la nuca.

—¿Vais a responder a mis preguntas? Yo estaba trabajando y ahora ni si quiera sé dónde estoy... —dijo Jessica bajando la voz, algo muy sensato por su parte.

—No, tú estabas donde no debías de estar. De lo contrario el ruso no te hubiera echado el ojo y no estarías aquí —expliqué lacónico y de muy mal humor.

—¿Echado el ojo? Él solo quería ayudarme —bramó visiblemente molesta. Cole me miró frunciendo el ceño y acto seguido solté una gran carcajada. Ahora venía mi parte favorita de toda la conversación...

—El ruso forma parte de una banda, iba a llevarte con él y ya sabes lo que vendría después. Frena tus instintos del corazón... —expliqué escuetamente. Su rostro se volvió pálido y pude ver que se tambaleó un poco después de mis palabras. Mierda, ¿por qué tenía que ser así de desalmado en momentos como estos? Cole me dio un codazo en el brazo y cuando le miré vi que me pedía que no fuera tan duro con ella—. ¿Con quién demonios viniste?

—Mi amiga me trajo —respondió con dificultad—. Estaba empeñada en que viera una pelea de las vuestras. Te juro que yo no quería ir... —dijo dirigiéndose a mí nerviosa y en un tono de disculpa. Por lo menos, después de mis palabras había vuelto a pisar tierra.

—Baja la voz, si nos pillan aquí estamos muertos —la silenció Cole mirando hacia todas direcciones.

Genial, sin duda se le daba mejor que a mí esto de apaciguar a las personas.

—No hay tiempo para explicaciones —tomé la palabra—. Enséñame lo que has descubierto y nos largamos de una vez. Y tú, no te separes de nosotros —le dije al ver que me había soltado. Jessica asintió y los tres echamos a andar.