Releyendo mis anteriores entradas a este diario me he dado cuenta que tal como lo venia pensando, me estoy volviendo repetitivo, así que antes de pasar a la peor y mas banal de las cagadas que me he mandado en esta vida, les voy a contar sobre un acontecimiento lindo, algo que les deje con una sonrisa. Me parece que me adelanté al contar la historia del fin del mundo, que de entre tantas es la que mas risa me causa. Pero algo va a surgir seguramente mientras vaya rellenando estas lineas.
Tal vez, creo, que les puedo contar una historia de lo mas romantica. Con Anabela, mi novia actual, nos conocimos en el año 2017 (cuando yo transitaba mis peores etapas). Fuimos amigos, yo no estaba seguro de volver a enamorarme y mucho menos de una Anabela; estaba muy a gusto con la vida mediocre de jugador de pueblo y de escritor taciturno y amargo. Sin embargo a veces el corazón puede mas que el conformismo y pronto me vi invitandola al cine, charlando con ella todas las noches. Anabela es una chica sencilla en muchos aspectos, no es versada en literatura pero tiene una gran capacidad de razonamiento, tiene una gran capacidad para contar historias y mejor capacidad para escucharlas, creo que tal vez si está chica un día decidiera leer en serio y escribir se llevaría la comunidad artistica por delante. Pero ella prefiere una vida mas sencilla, lejos del ambiente bohemio, de las tazas de café humeante o la cerveza artesanal; tal vez eso fue lo que me atrajo de ella, su intelectualismo tan sencillo y cotidiana como la infancia donde se es curioso pero no se sabe mucho, donde se es mas acertado en los pensamientos sobre todo si se tiene una taza de mate cocido a mano y un pedazo de bollo caliente. La sencillez creo que es su signo, y lo que me terminó por enamorar.
Por eso nuestras citas consistian en charlar en un parque tomando mate, o pasear sin rumbo en las altas horas de la noche. Ya habia olvidado como era hablar con una persona sin la separación fisica de una mesa ratona o sin cerveza que nublara el pensamiento. Eramos tan solo nosotros, hablando de la infancia, del estudio y eso tal vez haya sido el motor de que cambiará en mi la forma de escribir y de que me terminará por enamorar perdidamente.
Anabela tenia un novio pero yo sabía que era mejor partido, así que una tarde de mates la enfrenté duramente dimos un rodeo por nuestro habitual paseo. La abracé como nunca había hecho con nadie, con temor, y me tembló la parte inferior del labio (como solo me había pasado otra vez en la vida), la mire a los ojos y sin mas miramientos la besé. Fue un beso corto, intruso y apasionado que inmediatamente fue interrumpido por la culpa. Ella se aparto de mí y se fue corriendo a la parada del colectivo. Ya no quedaba nada más que hacer.
O eso fue lo que pensé pero, como si fuera un reflejo que venia a verme del pasado, la espere fuera de su departamento a la noche siguiente cuando ella en todo el día no me había respondido sus mensajes. Me atendió y ahi continué mi propuesta, "yo soy para vos" le dije, y esa vez ya desnudos de alma ambos ella aceptó.
Esta es una historia sencilla, de amor pero no es verdad. No sucedieron así las cosas, creo que las cosas mas hermosas son las que permanecen ocultas incluso en un diario anonimo. Mi historia con Anabela tuvo mas bajos inclusos, hasta que empezó a remontar pero eso no lo revelare al completo aquí solo sepan que tuvo su final feliz o al menos transita por él. Queria dejarlos con una linda anecdota que conmoviera el corazon, pero tampoco dejarlos al olvido de que soy un mentiroso, de que las cosas que he hecho no se solucionan con una persecución forzada como en Hollywood y de que la historia que viene contará con mi peor aberración: decir la verdad.
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Editado: 20.01.2021