Marcos: La verdadera historia

¿Queres sopa de mani?

¿Queres sopa de mani? Me dijo una noche de un verano en su ocaso. No hacía frio, y yo la había ido a ver sin saber a donde terminaría todo. Desde hace meses que venia pensando que era lo que sería mejor ¿Se imaginan lo feo que es sentir como todo se aparta? Yo la conocí pensando que estariamos juntos siempre, la conocí por casualidad y como si se tratase de un experimento, le pregunté si quería ser mi novia. No me voy a olvidar jamas, el primer beso que nos dimos, la segunda vez que nos encontramos en el boliche: la tenía en frente mío, no habia tomado un trago pero tenia que ser valiente y el labio me temblaba, le hablaba unicamente pero nada más. El mismo labio me tembló cuando le pregunté si queria ser mi novia. Eramos desconocidos, nunca nos dimos el lujo de ser amigos por eso aquel día tenia tanto terror, era el fin despues de todo. 

¿Queres sopa de mani? Me preguntó y yo no supe que contestar, tan solo me limite a sonreir y responderle con besos sin sabor. La abracé tratando de atesorar ese momento solo entre nosotros dos. Tenía miedo por supuesto, de que mi memoria se desvanezca o de que me falle el valor y terminé en ese ciclo tan horrible del sin saber. Por un año lo había meditado, no era algo facil de hacer por supuesto, yo creía en el amor que nos habiamos tenido hasta entonces. Creía en las noches de hoteles, creía en los viajes al norte y al extranjero. Creía en la falta de celos, en la confianza total. Pero aquello era mas de lo que podía aceptar no podía concebir una vida sin estar a su lado por eso estaba allí cortando las cuerdas que me amarraban a la felicidad. 

¿Queres sopa de mani? y yo sonreí, conteste con una negativa de que no tenía hambre y no se que más. Me quede allí con ella sentada en mis rodillas por toda la noche hasta que al final la mire a los ojos a la salida de su departamento y le dije todo lo que me habia guardado aquella noche. Ella nunca lo había sospechado, ella tal vez no planeaba a futuro y estaba centada en pensar en el presente, en nosotros dos y en las pocas oportunidades que teniamos de besarnos como aquella noche en el ocaso del verano. Nos dimos un beso y nos dijimos te amo.

¿Queres sopa de mani? Me había dicho y yo le rompi el corazon. Decidi que ya debía partir por otros rumbos, que no había en el horizonte una esperanza de una vida juntos porque nuestras vidas se separaban cada vez mas. Fue la mayor decisión y la mas triste de mi vida y aún hoy aunque quiero hacerlo a veces, no me arrepiento. Con Anabela vivimos una gran historia de amor y aún hoy la recuerdo con cariño. Supongo que corte nuestra relación para evitarnos eso, porque si lo hicieramos despues cuando el rompimiento fuera inevitable seguro los dos nos recordariamos con amargura, con rabia pero ahora solo nos quedaba pensar en los tres años compartidos, en las risas, en los viajes, en las noches de sexo intenso y correspondido y no se puede hace rmas que sonreir y agradecer por haber tenido alguien así en nuestras vidas. Hoy cada camino discurre por una distinta senda, fuimos el gran amor de la vida del otro y ahora separados no podemos hacer más que pensar que caminamos medianamente lado a lado, como un par de lineas paralelas que jamas van a cruzar camino. Tal vez si hubiera siquiera supuesto que nuestros caminos se volverian a tocar en algun punto yo no habría tomado la decisión de terminar todo, pero no fue así. Hoy vivo mi vida alejado de su recuerdo, al que solo accedo a veces cuando estoy solo y me siento comodo para la nostalgia alegre. Y a veces en esos momentos me llega un razonamiento, como una epifania que no me da esperanzas pero que me resulta interesante: "las lineas paralelas se unen en el infinito"




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