Marginal

— 3 —

 

Después volvió Eddy solo y se sentó a mi lado.

—¿Y Max? — Pregunté, no sabía de lo que habían hablado y tampoco le di importancia.

—Se ha ido, bueno, dijiste que llevabas viviendo con ese chico un año, ¿vivías en otro lugar antes? — Me pregunto curioso.

—La verdad es que vivía en otra zona y me mude hace tres años. Eran las fiestas del barrio, no solía ir, me gustaba más irme al centro y siempre me habían dicho que en las fiestas del barrio había mucha gentuza. Pero ese año me acaba de quedar sin amigos por una reciente mudanza, y sin pareja porque encontró otros brazos que le eran más cómodos, y por no ir sola al centro me fui con unos vecinos de mi bloque a las fiestas del barrio.

No los conocía mucho, pero ya que íbamos a ser vecinos, yo, llamaba bastante la atención, no por tener un cuerpazo, ojalá, sino porque me gustaba el rock y llevaba el pelo de colores, es verdad que desde mi ruptura mi vestuario había cambiado a uno más soso que Mafalda, pero antes llevaba unas pintas dignas de un estilista retirado. Había llevado el pelo de bastantes

colores, rojo, negro, azul, gris, verde, naranja, y ahora estaba probando el morado, aunque tenía una mezcla de rosa, morado y azul que era mi anterior color. Si os vais a teñir de colores de fantasía el azul no se quita nunca al menos a mí.

En fin, dejemos mis estilismos, él caso es que los chicos de mi bloque no se parecían mucho a mí, uno de ellos era un friki de los videojuegos muy majo que escuchaba Dubstep, que oye dentro de lo malo no estaba tan mal, y él otro era un true metalero de estos que solo le gustaba el heavy o rock clásico en inglés. Vale, que sí se parecían un poco a mí, no éramos lo más estándar del mundo y para ser solo tres personas éramos algo variopintas.

Fuimos a las fiestas que se hacían en el parque, había varias atracciones, el tren de la bruja, camas elásticas, coches de choque y ese tipo de atracciones. Pero a mi nada de eso me interesaban, y no, tampoco los chiringuitos, vale sí, es tentador comerse un bocata de cualquier caseta, pero no me iba a gastar el dinero en eso, entramos a una alimentación y compramos un par de litronas y una de sangría para mí, nos sentamos en el césped a beber y pasar la tarde. Para mí esto no era nuevo, pero si con ellos, aunque había pasado tiempo con ellos no así. Mientras estábamos allí llegó un conocido del chico del heavy con más gente y se nos unieron a beber.

Javier me presento al primer chico que se acercó que era guapísimo, rubio con el pelo muy corto, cachas, no me solían llamar mucho la atención los chicos así, pero había algo en él que me gustaba, era Sam.

Luego me presentó al resto del grupo, pero no me iba a acordar del nombre de ninguno más, no solo por el alcohol, que también, sino por mi mala memoria para los nombres y las caras.

Samuel empezó a venirse más con nosotros, no es por ser egocéntrica pero creo que le gustaba, no hacía más que preocuparse por si tenía frío, si no tenía dinero para beber él me invitaba, compartía lo que tuviera conmigo, hablábamos de todo, al principio de cosas banales, sobre todo cuando estábamos con los demás, pero me acompañaba a casa, íbamos los cuatro, también Javier y Miguel, pero cuando nos despedimos y ellos se metían para su casa yo acababa hablando con Samuel durante varias horas, me daba apuro que se fuera tan tarde y se lo decía y él me contestaba que no pasaba nada.

Y así casi sin darme cuenta Samuel era parte de mi vida. Estuvimos saliendo dos años y bueno hace uno empezamos a vivir juntos, yo ahora estoy en paro ayudando en algunas ONG y él trabaja de publicista en una empresa. Obviamente cuando trabajaba ayudaba en los gastos de la casa y bueno todavía me queda paro, se podría decir que estoy entre trabajos, todavía estoy buscando mi vocación. — Dije sonriendo.

Ya estaba empezando a oscurecer y la verdad es que me entraba algo de miedo estar en este lugar de noche, quizás debería irme a casa. Mire mi móvil y no tenía ninguna llamada perdida de Sam, estúpido cabezota ¿Porque no me llama para disculparse por su estúpida actitud?

—¿Y qué hay de los chicos que vivían cerca con los que quedabas antes que Sam? — Preguntó Eddy.

—Uno de ellos se mudó a otra ciudad y el otro sigue siendo muy amigo de Sam y vive con sus padres donde ha vivido toda la vida. — Le contesté pensando que hacía mucho que no quedábamos a tomar algo, pero seguro que Sam hablaba con él a menudo.

Estaba reventada y no pude evitar bostezar, pero, a pesar de que me daba menos reparo dormir allí por las sábanas no me sentía del todo segura en aquel edificio, y en una casa desconocida de un chico que acababa de conocer aquella tarde.

—¿Tienes sueño? ¿Dónde quieres dormir? ¿Aquí o en la habitación? — Preguntó muy considerado él con una sonrisa de oreja a oreja.

—Pues, no sé, donde quieras. — Le contesté. No era mi casa y en realidad los dos sitios parecían igual de incómodos y oscuros sin la luz del día entrando por los recovecos y las ventanas.

—Duerme si quieres en la cama, que eres la invitada y yo duermo en el sofá. — Dijo quedándose pensativo. — ¡Oye! ¿Y tu novio no se enfadará? — Me preguntó justo antes de que mirara el móvil y viera que se me había apagado. Quizás me había llamado. ¿Cuándo se había apagado? Ya daba igual, estaba tan cansada que ya lo solucionaría mañana.

—Supongo que ya da igual si se enfada o no ¿No crees? — Le dije yendo hacia donde estaba la habitación.

—También es verdad. ¡Descansa! — Me dijo acomodándose en el sofá.

Se que parece una locura quedarse a dormir en un lugar así y con alguien que no conocía teniendo una casa que, aunque no fuera mía era de mi actual pareja y podía haber ido allí a dormir, pero si lo hacía no escarmentaba, tengo fe en la humanidad, Eddy es un buen chico, lo sé, me lo ha contado. Claro que puede que todo lo que me haya contado sea mentira y entre él y Max me violen y maten en este edificio en él que para cuando entre la policía ya no queden ni los restos. No es momento de ponerme paranoica, al fin y al cabo, estoy aquí, y me puedo ir en cualquier momento si veo algo raro.



#32618 en Novela romántica
#5383 en Chick lit
#8042 en Joven Adulto

En el texto hay: pobreza, prejuicios, marginados

Editado: 01.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.