Espere a Eddy en el portal y llegó sin apenas cosas.
—¿Y tus cosas? — Pregunté.
—Hay cosas que le hacen más falta a ellos que a mí. — Dijo mientras entrabamos al portal.
Subimos, sabía que, se quedara los días que se quedara, no será plato de buen gusto para Sam, pero joder es que siempre hace lo mismo yo me ilusiono por un proyecto y el simplemente me lo tira por los suelos, esta vez no sería así, me niego.
La casa que Sam y yo teníamos alquilada estaba bastante bien, teníamos una habitación de matrimonio, una de invitados que es donde dormiría Eddy, una cocina de un tamaño medio, un salón simple con dos sofás, televisión, el escritorio con el ordenador, un par de estanterías y dos baños.
La verdad es que una vez instalado Eddy daba pena ver su cuarto apenas tenía ropa, sus deportivas eran tan viejas que parecía que ya no tenían suela. Así pues, ni corta ni perezosa me lo lleve de compras, es verdad que este mes estaba haciendo un gasto extra con Eddy, pero ¿realmente supone tanto ayudar a alguien? Todo este dinero invertido en él es invertir en calidad de vida, en felicidad. Obviamente Sam no se vino con nosotros, no porque no tuviera tiempo, sino porque no quiso, sinceramente lo preferí así. No es que no le quisiera, pero para que viniese a malas mejor que se quede en casa.
No caí hasta que estuvimos en una de las tiendas de deportivas del centro comercial de mi zona.
—Disculpe. — Se me acercó la dependienta muy discretamente. — Su amigo tiene los calcetines muy sucios, no podemos dejar que se pruebe nuestras zapatillas así, si quiere puedo traerle unos calcetines nuevos que tendrá que abonar y así no habría ningún problema.
Me morí un poco de vergüenza, la pedí los calcetines nuevos y los que llevaba fueron directos a la basura.
Salimos de allí con unas zapatillas nuevas varias camisetas básicas, un par de pantalones de chándal y dos vaqueros además de varias mudas limpias.
—Muchas gracias de verdad que no hacía falta todo esto es un lujo innecesario. — Me decía Eddy entusiasmado con toda esta ropa nueva. — Quizás estoy faltando a mis principios disfrutando y aceptando todo esto.
—Se que no es lo más acorde a ti del mundo, pero necesitas tener algo así para empezar un camino nuevo.
—¿Un camino nuevo? Pensé que solo me quedaría en tu casa unos días. — Dijo Eddy algo preocupado, no parecía haberle gustado mucho esa frase, quizás elegí las palabras erróneas.
—Lo que quiero decir es que, no puedes estar siempre con la misma ropa, aunque tengas poca necesitas tener algo para lavarte y asearte, estar limpio. Puede que ir al centro comercial no fuera una gran idea, seguro que te hubieras sentido mejor en una tienda de ropa ecológica o algo así.
—Hubiera sido mejor como mínimo ir a un pequeño comercio supongo, bueno. — Dijo confuso.
Ya en casa Eddy se ducho y se vistió con una camiseta y un pantalón de chándal nuevo, Sam estaba en casa y había preparado la cena, incluido plato para Eddy en la mesa, eso me sorprendió, no me lo esperaba para nada de él, y menos tal y como se había puesto antes.
Tras la cena, algo tensa con preguntas del tipo “¿Y cuánto tiempo tienes pensado quedarte?” Por parte de Sam, con un tono neutro que te hacía dudar si lo decía a buenas o a malas, nos fuimos todos a la cama.
—¿No crees que nos pueda robar? — Dijo Sam mientras se metía en la cama ya con el pijama.
—¿Qué?¡No! Eddy es un buen chico. — Dije sin preocuparme.
—¿Y el tal Max ese? — Pregunto Sam ya en la cama.
—No estoy segura. — Dije apartando el libro que estaba leyendo. — Es su amigo, o su jefe, algo así como su padre, pero tiene algo raro, quizás todo esto son imaginaciones mías, seguro que no es nada.
—Eso espero. — Dijo Sam poco convencido.
Esa noche dormí fatal, no podía dejar de darle vueltas a lo del tal Max, ¿Por qué iría Eddy a avisarle? ¿Avisarle de que, de donde vivíamos? Con la estúpida pregunta de Sam ya estaba intranquila, quizás sí deberíamos preocuparnos por Max, está claro que Eddy es un amor, no ha hecho más que demostrarlo, sé que no lo conozco mucho y que quizás sea una locura acogerlo en mi casa sin más, pero creo que con un poco de ayuda puede salir adelante algo más dignamente.
A la mañana siguiente Sam se marchó a trabajar temprano, Eddy se duchó y salió al salón donde yo estaba desayunando.
—Que bien sienta esto de estar limpio. — Dijo con su ropa nueva y recién duchado.
—Es un gustazo la verdad. — En mi cabeza solo rondaba una pregunta. ¿Quién es Max exactamente? Pero no sabía bien si me contestaría, cuando estuve en su casa y le pregunté por Max simplemente cambió de tema, además siempre habla a solas con él, como si realmente escondiera algo. La duda que sembró Sam ayer no hacía más que crecer en mi cabeza. —Oye Eddy, cuando estuve en tu casa…— Échale narices Erika, me dije a mi misma. —Te pregunte por Max y no me contestaste, solo me dijiste que te llevó a la casa donde vivías.
—Si. ¿Qué más quieres saber? — Pregunto extrañado.
—No sé, no hay nada más acerca de Max que deba saber, quiero decir, siempre habláis a solas es raro. — Dije mientras pensaba que estaba cometiendo otro error, parecía que no iba a acertar nunca con Eddy.
—Pero. —Se quedó en silencio. — No sé a qué te refieres si hablo con él a solas es porque tengo mi privacidad, no sé qué crees que paso, quien es Max aparte del mejor tío que puedas conocer, pero te estas equivocando. — Dijo alterándose un poco. — Si dudas de mi dímelo y me iré. — Dijo Eddy tajante.
Me quedé algo sorprendida, desde luego no me lo esperaba.
—No, para nada quiero que te marches, creo que te vendrá bien estar aquí unos días, quiero empezar un proyecto y necesito tu ayuda.
—¿Mi ayuda? —Se extraño. —Si yo no valgo para nada.
—Si, me vas a ser de utilidad, estaba pensando en presentar al ayuntamiento un proyecto para dar comida y ropa a la gente que vive en la calle, en hacerles la vida un poco más llevadera.