Mi hermana me convenció de quedarme y terminar el turno para ver qué pasaba. Cuando ya el lugar comenzaba a quedarse vacío me di cuenta de que mi jefe aun no regresaba de la parte trasera con el chico así que sabía que probablemente me estaban esperando para que le pidiera algún tipo de disculpa, Y la verdad no me equivoque pues cuando la cafetería cerro y todas las chicas estábamos sentadas en las sillas sobándonos los pies por lo mucho que nos lastimaba tener esos patines, mi jefe salió con el chico que ahora tenía su chaqueta negra en mano.
-Mariela. Ven un momento por favor.- Dijo observándome seriamente mientras las otras chicas se reían mientras hablaban entre ellas. –Las demás ya pueden irse a sus casas.-
-Te esperare afuera.- Me susurro mi hermana quien estaba sentada a mi lado en el momento.
Me levante lentamente de la mesa y camine con pasos cortos hasta en donde estaba mi jefe y aquel idiota, La verdad no sentía nervios ni mucho menos miedo, Solo me sentía enojada por tener que pedir disculpas a aquel imbécil que no se lo merecía. Pero entendía que eso sería lo que tendría que hacer si quería conservar mi trabajo y no decepcionar a mi familia.
-Mariela. ¿Sabes perfectamente que esta cafetería es un lugar muy correcto verdad?.- Dijo mi jefe a penas me sintió lo suficientemente cerca.
-Si señor.- Respondí con un pequeño hilo de voz y sin mirarlo.
-A nuestros clientes se le da la mejor atención posible para así poder seguir siendo el establecimiento número 1 en todo el pueblo.-
-Si señor.-
-¿También sabes que por tu comportamiento lo más correcto sería que no te dejara regresar a trabajar nuevamente aquí cierto?.-
Me quede en silencio unos segundos y sentí como mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Decidí seguir con la cabeza baja.
-Si señor lo se.-
-Sin embargo, estuve hablando con este jovencito un rato en la parte trasera de la cafetería y por alguna extraña razón que aun no entiendo me ha dicho que no es necesario que te eche.- Dijo y luego puso su mano en mi hombro.
Levante la mirada rápidamente y observe al chico un poco sorprendía.
-Pero solo si me pides disculpas y me sirves una gaseosa gratis. – Dijo el chico observándome.
Lo pensé por un momento mientras también lo observaba, pero al final preferí aguantarlo unos minutos más a tener que quedarme sin trabajo y a tener que recibir una buena tunda de mi padre por castigo.
-Hecho.-
-Bueno Mariela. Ya sabes perfectamente lo que tienes que hacer. Yo iré a la parte trasera a contar lo que se hiso hoy en la caja registradora.-
-Está bien jefe.- Lo observe mostrando una pequeña noticia. – y muchas gracias.-
-No me lo agradezcas a mí. Si no al chico que te ayudo pues saber perfectamente que por mi parte ya estarías fuera desde el primer instante que le aventaste el agua en la ropa.-
Me quede en silencio observándolo alejarse mientras pensaba en que realmente me hubiese despedido si no fuese por la ayuda del chico. Pero decidí dejar el tema hasta allí y caminar a la barra para darle la bebida. Él se acercó hasta el otro lado de la barra y se sentó en uno de los bancos rojos.
-Bueno. ¿Dime que deseas bebe?.- Dije mientras tomaba uno de los menús para entregárselo.
-Qué hay de ¿puedo tomar su orden?.- Dijo sonriente mientras tomaba el menú.
-Murió junto con mi horario de trabajo así que dime que deseas tomar.- Lo observe seriamente.
-Oye Mariela.. ¿es tu nombre no?.-
-Lo es.-
-Quiero decirte que realmente lo siento por molestarte hoy. Supongo que se me paso un poco la mano.-
-Si.- Respondí intentando evadir el tema para evitar insultarlo. – ¿Decidiste que deseas tomar?-.
-Sí. 2 malteadas de chocolate por favor.- Me entrego el menú.
-¿Acaso no escuchaste a mi jefe?. Tienes derecho a "una" bebida gratis.-
-Pero quiero 2. Si quieres te pago la otra no hay ningún problema.- sonrió y comienzo a buscar entre el bolsillo de su pantalón.
Yo suspire y observe mientras sacaba su billetera. Estaba desesperada por irme a casa a dormir. Pero no podía porque estaba muy ocupada aguantando a esta personar.
-Ten.- Me entrego 2 billetes. –Por cierto soy Carlos.-
Tome los billetes y me voltee para comenzar a hacer las malteadas.
-Por favor Mariela. Di algo, hablo enserio cuando digo que lo siento por cómo me comporte hoy.-
-¿Entonces porque lo hiciste?.- Respondí enojada mientras aún estaba de espaldas haciendo las malteadas.
- Porque bueno.. Mis amigos..
-!espera!- Me voltee rápidamente y lo observe enojada. Tenía una cuchara en mano llena de chocolate y prácticamente comencé a sacudirla fuertemente mientras le hablaba. –No quiero escuchar tonterías como: "Lo hice porque tengo una reputación y tengo que cuidarla." O "Me comporto como un idiota cuando estoy con otras personas pero realmente soy una persona muy sensible y buena". Si te comportaste como un idiota hace unas horas es porque simplemente eres un idiota. Esas tonterías del chico malo que es una pobre alma sufrida son puras estupideces.-
Se quedó en silencio observándome, supongo que intentando buscar alguna excusa para decir, pero al final de unos segundos me di cuenta que no pudo encontrar ninguna y entonces me voltee para continuar haciendo mi trabajo, y cuando termine por con las malteadas las lleve hasta la barra para entregárselas.
-Supongo que tienes razón Mariela.- Me observo mientras las tomaba. – No tengo ninguna excusa para como me comporte. Supongo que simplemente soy un idiota.-
-Sí. Bueno. Aquí están las malteadas cuando termines deja los vasos allí y mi jefe se encargara de ellos. –
-Espera. La segunda malteada la pedí para ti Mariela, no te gustaría ¿tomártela mientras hablamos y nos conocemos un poco más?.-
-No. la verdad no me gustaría. Lo siento mucho Carlos pero ese comportamiento cambiante tuyo me resulta muy extraño. Además ya tengo que irme.- Camine hasta afuera de la barra para recoger mis patines.