Mariela

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Desde que había recibido la respuesta de mi hermana aquel sábado, le escribía semanalmente, solía contarle sobre la terrible actitud de Carlos y como me sentía en el terrible encierro, también le comentaba sobre mi nueva amiga quien a pesar de ser una señora mucho mayor que yo me hacía sentir siempre mucho mejor cada vez que Carlos se iba y yo le visitaba.

Su madures y vivencias le habían hecho darse cuenta rápidamente de la clase de persona que era Carlos:

-Es un joven abusivo y con serios problemas Mariela, Tú eres una jovencita muy hermosa y puedes escapar de ese maltrato en cualquier momento.-

-Él no me maltrata.- Reí incrédula mientras tomaba una pequeña taza de Té que ella me había ofrecido. – Solo tiene un carácter un poco diferente, es un hombre sensible en cuanto a ciertas cosas amiga, no te preocupes.-

-Cariño. Conozco a esa clase de personas y se que son capaces de llegar lejos, no me gustaría que alguna vez tocaras a mi puerta llorando y golpeada por ese tipo.-

Me senté a su lado y tome su mano. –Te aseguro que eso no sucederá, no te preocupes, Carlos no es esta clase de hombre, el me ama a su manera.-

-Bueno está bien cariño.- Se levantó como pudo del sofá y comenzó a caminar hacia una pequeña mesa en donde normalmente colocaba las cartas de mi hermana.

-¿Ya escribiste la carta que voy a enviar esta semana?-

-¡Lo lamento!- Me levante rápidamente del sofá para caminar hacia ella y toma una hoja y lápiz. –Anoche estuve cosiendo una camisa de Carlos durante casi toda la madrugada, no tuve nada de tiempo. Es que sinceramente nunca había cosido la camisa de nadie, soy nueva en esto.- La observe apenada.

-Ohh cariño.- Acaricio un poco mi brazo. – Me recuerdas tanto a mi sobrina Elvira cuando se casó, la pobre era tan joven que no sabía ni cocinar, por suerte hoy en día hace el mejor pavo relleno, yo le enseñe.-

-¿Pavo?- La observe emocionada. –Dios mío. ¿Podrías ayudarme a rellenar el mío?. Tengo un pequeño pavo para las fiestas de este fin de semana y realmente quisiera impresionar a mi esposo.-

-Vamos a la cocina cariño, te enseñare a hacer el mejor pavo relleno de esta ciudad.- Tomo su bastón.

Querida Mara:

Felices fiestas mi querida hermana, Hoy me siento un poco nostálgica por el motivo de pasar mi primera noche buena sin ninguno de ustedes, hoy pienso y extraño mucho el puré de calabaza que nos hacía mama, las galletas con leche que dejábamos para santa sobre la mesa antes de irnos a dormir, extraño la gran compañía que sentía a la hora de la cena junto a todos ustedes.

Hoy he salido temprano a rellenar el pavo con mi única amiga en esta ciudad, no tenía dinero para hacerle ningún tipo de regalo bonito así que le prepare una de esas deliciosas tartas que mama nos enseñó a hacer cuando éramos más niñas, ¿Recuerdas el desastre que hicimos en la cocina aquella tarde cuando mama se descuidó?. Es algo que siempre me hace sonreír mientras las estoy colocando en el horno, esa sonrisa y esos recuerdos de amor son los que hacen que tenga ese sabor tan único.

En este preciso momento estoy aquí sentada escribiéndote esto mientras el Pavo se hace en el horno, Lamentablemente Carlos no la ha estado pasando conmigo durante el día como normalmente papa siempre lo hacía, él está en el trabajo y yo estoy aquí haciendo la cena de navidad y alistándome para regalarle la mejor de mis sonrisas al llegar. En este momento es el mi único compañero y nosotros solo nos tenemos el uno al otro. Es por eso que me he esmerado tanto en realizar esta cena a pesar de que somos solo 2 personas, estoy muy emocionada porque pruebe la receta de mi pavo, quiero ver su sonrisa y hacerle darse cuenta de que aunque ambos extrañemos a nuestras familias aun nos tenemos los 3.

Sí.. Los 3, Mara y es que esta noche le voy a comentar a Carlos que estoy embarazada.

Estaba terminando de escribir la carta para mi hermana cuando comencé a escuchar el ruido de las llaves de Carlos luchando para poder abrir la puerta.

Rápidamente tome el papel y lo coloque en el gabinete de la limpieza, Sabia que él nunca lo encontraría en ese lugar.

Mientras el luchaba por abrir la puerta y sacaba de su gran diccionario las mejores palabrotas, yo sacaba el pavo del horno y lo colocaba a un lado de la mesa, me extrañe un poco cuando luego de casi medio minuto él no había logrado aún poder abrir la puerta.

-¿Qué sucede cariño?- Camine hacia la puerta y sin ningún tipo de esfuerzo la abrí.

- Que esta mierda no sirve para nada- Grito mientras hacia lo posible por agarrase de las paredes.

Me decepcione terriblemente, todo el día haciendo el pavo y esperando para tener una hermosa y tranquila cena con mi esposo y este había llegado prácticamente borracho.

Estuve en silencio mientras el luchaba por sentarse en la mesa.

-Lo siento todo se atrasó.- Decía una y otra vez mientras intentaba mantenerse despierto. – Estuve ocupado..-

"No era la noche comentarle sobre la noticia". Pensaba mientras tomaba los platos para comenzar a servir.

Le di su pedazo de pavo junto con puré de patatas y me senté en total silencio del otro lado para comer, estaba muy enojada por su actitud he inmadurez pero prefería quedarme callada para no dañar la noche de navidad.

-¿Qué le pusiste a esto?.- Comenzó a inspeccionar el pavo con sus cubiertos.

-Lo rellene.- Respondí mientras observaba mi comida. –Una receta que escuche en la radio esta mañana.-

Escuchaba como aún seguía inspeccionando el pavo con su tenedor y cuchillo.

-Sabes que no me gusta el calabacín ¿Verdad?-

Levante un poco la mirada mientras masticaba mi comida, el tiro los cubiertos a un lado de la mesa y luego se levantó.

-Llego de mi trabajo cansado y hambriento Mariela.¿ Porque mierda quieres arruinarme la cena de navidad?- Se cruzó de brazos.



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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