Aquella noche Carlos y yo nos arreglamos. Decidí callar lo del bebe hasta un momento realmente especial y como luego de aquel terrible incidente y de pedirme disculpas una y otra vez Carlos estaba cambiando su comportamiento, comencé a pedirle salir juntos a algún lugar para revivir los buenos momentos nuevamente y al mismo tiempo para yo poder comentarle esta noticia que me había estado guardando desde hace unas pequeñas semanas.
Aquella noche cuando Salí de aquellas 4 paredes tomada de su mano, me sentí nuevamente libre, respiraba el aire fresco del pasillo sin tener miedo de encontrámelo y sin sentirme mal por salir de casa sin su consentimiento.
Me sentía nuevamente viva.
-Estoy emocionada por conocer la ciudad.- Le dije mientras me colocaba el casco.
-Estoy seguro de que te encanta bella.- Se sentó en la motocicleta esperándome. – Deberías comenzar a aprender calles y lugares, para que comiences a salir sola mientas trabajo cariño.-
Esas eran las palabras que definitivamente estaba esperando escuchar desde hace tiempo, inmediatamente se me disparo una sonrisa y no pude evitar querer abrazarlo, quizás quel terrible accidente había servido para ayudar a Carlos a darse cuenta de que no estaba haciendo las cosas bien.
Ahora era mucho más atento conmigo, llegaba a casa temprano, teníamos largar conversaciones antes de dormir y hasta me ayudaba un poco con la cocina.
Nuestro matrimonio estaba mejorando en cuestión de días y no había nada que me hiciera más feliz que sentir esa paz y tranquilidad que ahora Carlos esparcía por la casa.
Jamás había disfrutado tanto ir en la parte trasera de su motocicleta, el aire pasando por todo mi rostro y al mismo tiempo despeinándome, las exageradas luces de aquella ciudad, los autos que viajaban prácticamente a toda velocidad intentando alcanzarnos, todo era realmente diferente comparado con el lugar en el que antes vivía, pero definitivamente me sentía nuevamente viva.
Quería que esto siguiera así, salir con Carlos cada vez que se pudiera en la motocicleta a comer algo o a caminar por alguna plaza, solo quería sentirme libre con él.
Nosotros no teníamos suficiente dinero como para pagar un restaurante caro, pero cuando se trataba de por fin salir con mi esposo luego de tanto tiempo sin dar un paso fuera de aquella residencia, no me importaba comer un simple helado en una cafetería.
-¿Te gustaría ir al cine luego de terminar el helado Mari?- Jugaba con mi cabello mientras intentaba colar un mecho en su copa de helado para molestarme.
-Si claro.-No podía contener mi emoción mientras reía haciendo lo posible por alejarme de el y que no ensuciara mi cabello.
Tomar un helado junto a él, jugar en la cafetería como los jóvenes que éramos me hacía realmente feliz.
Luego de salir de allí fuimos al cine, aquella noche definitivamente jamás la olvidares, pues mientras muchas parejas a quien les calculaba nuestra edad, se besaban y otra cosas más aprovechando la oscuridad y la por decir "Privacidad" de la sala del cine, Carlos y yo comíamos palomitas mientras observábamos la película con tanta atención que hasta nos sentíamos adentro de ella.
Ambos estábamos comenzando a madurar a pesar de lo jóvenes que éramos, comenzábamos a valorar más las pequeñas cosas y lo realmente importante del momento.
Comer palomitas y tomarnos de las manos mientras solo disfrutábamos de la película en total silencio por primera vez me hiso dejar de sentirme nerviosa por aburrir a la persona con la que estaba.
Antes por el simple miedo de que el sintiera que era una chica aburrida, hablaba casi toda la película o buscaba demostrarle cualquier cosa para que viera que yo era divertida, pero ahora no era así. Ahora este chico al cual yo había intentando impresionar tanto por miedo a que se aburrida de la chica callada y correcta era mi esposo y quería estar conmigo sentando en silencio observando una película, no había nada mejor que eso.
Por un momento olvide mis preocupaciones, lo pasado, el miedo y los nervios por darle la noticia del bebe a Carlos.
Él nunca se dio cuenta de que aquel día cuando ambos estábamos tomados de manos en el cine yo no coloque su mano sobre mi vientre por accidente.