Mariela

55

Me parecía increíble los cambios de actitud que normalmente podía llegar a tomar Carlos, en un momento lo veía muy feliz y emocionado por llegada de nuestro bebe y al otro se quejaba de no servir para nada y me culpaba a mi por haber traído un "Gasto" mas a nuestra humilde vida.

La mayoría de las veces que lo ultimo sucedía. solía sentarme en la mecedora a observarlo caminar por la habitación gritando. hiriéndome sin pensarlo con sus duras palabras.

-¿No te has dado cuenta de nuestra situación?. ¡Somos pobres!. ¿Como mantendremos a este niño Mariela?-

-Carlos. yo puedo ayudar y trabajar también, yo...

-¿Que demonios te ocurre?-Se paro frente a mi. - ¿Trabajar tu?-

-Si Carlos. ¿Porque no?.-

-¿Que sabes hacer tu?. !No sabes nada!. Solo eres una.. - Pauso buscando alguna palabra. -Una mujer..-

Mientras le escuchaba quejarse por la habitación, sentía como poco a poco mis lagrimas comenzaban a deslizarse por mis mejillas. ¿Cuantas veces me había dicho a mi misma que no quería ser tratada como mi madre?. ¿Que no quería ser simplemente vista como "una mujer"?.

-¿Sabes algo?.- Me atreví a enfrentarmele levantándome de la mecedora. -El día en el que me escape contigo de mi hogar fue para ser libre. para no tener que seguir intentando ser el prototipo de mujer que eran mi madre y mi hermana, porque estaba cansada de que en mi casa y en ese pueblo la mayoría de los hombres solo miraran a sus mujeres como cocineras, sirvientas y servidoras. Pense que eras diferente a esas personas Carlos. ¿Sabes algo? nosotras no solo estamos para serviles a ustedes y para tener a sus hijos.-

-No.- Se volteo y lentamente comenzó a caminar hacia mi. hasta estar completamente frente a frente. - No deberías crees eso querida.- Sonrió descaradamente. - No sabes cocinar bien, ni limpiar del todo y yo no te pedí ningún hijo.- comenzo a reír.

Me enoje tanto por sus terribles palabras, sentía como si me acababan de dar un gran golpe en la boca de estomago.¿Que clase de hombre era este?.

-!Eres un imbécil!- Comencé a empujarlo como pude para descargar prácticamente toda la rabia que tenia acumulada.

-¡Hey!- Dio un gran grito para luego tomarme por ambas muñecas fuertemente. -¿Que demonios te crees maldita?-

Me quede en silencio aun mas sorprendida que antes y por supuesto con ganas de soltarme para abofetearle.

-Mira Mariela. tu estas embarazada y estoy haciendo lo posible por respetar eso. No me retes, que tanto tu como el van a terminar sufriendo las consecuencias.- Siguió apretando mas y mas mis muñecas. al punto que llegue a pensar que me las fracturaría.

-¡Ya suéltame!-Comencé a impulsarme hacia atrás para evitar que me siguiera lastimando.

Entre empujar y empujar el me soltó apropósito. haciéndome caer del espaldas hacia el suelo.

-Me voy. tengo cosas que hacer. - Finalizo nuestra "conversación" para luego comenzar a caminar hacia la puerta.

Me había dejado las muñecas moradas de tanto apretarlas y con las marcas de sus dedos.

 

 



#4466 en Thriller
#2471 en Misterio
#18612 en Novela romántica

En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.