Mariela

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Salimos del hospital, la verdad me sentía bastante feliz por el hecho de que Carlos se había abierto conmigo y disculpado por sus actitudes anteriores. La comunicación era la base de todo y yo le agradecía enormemente que se hubiese abierto conmigo. También agradecía a mi padre por consolarlo cuando el más lo necesitaba.

Carlos estaba solo en el mundo, no tenía a sus padres ni a su hermano, a nadie que pudiera representar para él una figura de ejemplo y que lo ayudara a ir por el buen camino así que esperaba de todo corazón que le permitiera a mi padre llegar hasta sus sentimientos y poder crear un lazo importante.

Mientras esperábamos el taxi pude notar como mi hermana seguía mirándolo mal, sabía que no lo quería ni tampoco le importaba lo que tuviera para decir, ella sentía que había algo en Carlos que no estaba bien y que no se debía confiar en el, pero yo lo amaba tanto y sentía tanta tristeza por aquella historia que le había roto el corazón que estaba segura de poder ayudarlo a curar aquella alma que se encontraba tan lastimada. Yo quería ser su salvadora y ayudarlo siempre en todo lo que el necesitara. Carlos era el amor de mi vida y estaba dispuesta a todo por ayudar a que volviera a ser el hombre del que tanto me había enamorado cuando nos conocidos, ya saben despreocupado y sobre todo feliz.

Antes de subir al taxi mi hermana me tomo de la mano y alejo un poco de los demás.

-Mariela, después de que se fue tantos días ¿Estas tomada de manos con el como si nada hubiese pasado?-

-Él ha hablado con mi padre hermana, se abrió con el ¿Sabes? Carlos quedo muy afectado por lo que ocurrió con su hermano-

-¿Acaso eso le da derecho de tratarte mal?-

-Discúlpame Mara. Pero en ningún momento te he dicho que Carlos me trata mal –

-Por favor Mariela. Las personas no somos ciegas, me di cuenta desde el momento el que no lo vi más en la habitación del hospital que las cosas no andan bien, no te ves Feliz-

- Discúlpame pero solo por ese hecho no puedes decir que no soy feliz o que Carlos me trata mal de alguna forma - Me sentía bastante ofendida de su parte, no me parecía justo que dijera que él me maltrataba solo por hecho de lo que había ocurrido en la habitación, eso no tenía nada que ver y aunque sí.. Habíamos tenido nuestros problemas antes eso no quería decir que estábamos mal en nuestra relación, solo había sido un problema de comunicación.

-Mira Mariela, yo no me como ese cuentito de la pareja feliz, algo pasa y no es bueno que me lo estés ocultando-

-De verdad que estas exagerando todo como siempre- Intente voltearme para alejarme de ella pero me detuvo tomándome por el brazo.

-Dime la verdad ¿Carlos te ha maltratado de alguna forma?-

-¡Ya suéltame- Empuje de mi brazo molesta. –Deja de estar buscados problemas y excusas en donde no existen. Nosotros somos una pareja feliz, no siempre tiene que existir un drama en todo por el amor de Dios- Finalice para luego regresar a en donde estaban Carlos y mi padre.

Cuando tomamos el taxi para dirigirnos a casa me sentía bastante nerviosa y apenada, cuando mi padre viera el lugar en donde estábamos viviendo no sé qué cara colocaría, sabía que ese no era el lugar con el que el soñaba para que viviera una de sus hijas y la verdad no me equivoque porque desde que nos bajamos en el taxi hasta que entramos en la habitación mi padre y mi hermana no dejaban de mirarse entre ellos. Se notaba la incomodidad en sus ojos y no quería ni imaginarme como se pondría mi madre al llegar unas horas después con la pequeña Anna.

-Mari te ayudare a acostarte- Índico Carlos mientras tomaba mi mano.

La verdad ya no me sentía tan mal, estaba mucho mejor pero tanto mi padre como el todavía estaban preocupados por mí.

-Gracias Cariño- Respondí con una sonrisa mientras me arropaba.

Mara y mi padre caminaban por toda la habitación observando los alrededores, se veían bastante preocupados y aunque sabía que reaccionarían de tal manera no entendía porque tanta exageración, teníamos un techo en donde vivir al menos.

-Sé que no es la gran cosa- Dijo Carlos mientras se metía ambas manos en los bolsillos (Había adivinado también los pensamientos de mi padre) –Pero estoy a un paso de conseguir un buen ascenso en mi trabajo y también estoy estudiando derecho para poder salir adelante con su hija y la bebe, pronto viviremos en un lugar más grande-

-No te preocupes- mi padre aun tenia cara de preocupado pero supongo que valoraba el esfuerzo de Carlos –Mi esposa y yo también comenzamos con algo pequeño, pero si trabajas duro y logras terminar una carrera te aseguro que pronto tendrán sus cosas propias-

Mientras Carlos y mi padre seguían conversando un poco alejados de nosotras, mi hermana tomo la mecedora y la llevo hasta un lado de mi cama.

-Woao..- Dijo mientras me observaba fijamente.

-No quiero escuchar tus sermones Mara- Advertí mientras me colocaba de lado en la cama y me tapaba con la sabana.

-No seas infantil- Tomo la sabana y me la quito de la cara – No me estoy burlando Mariela-

-¿Entonces?-

-No es la gran cosa, pero al menos es un intento de hogar ¿No?. Ósea no es lo queríamos para ti querida, no ocultare que me hubiese gustado un destino deferente para ti, pero aunque esta sea una pequeña habitación, esta ordenada y se ve bien.-

-¿Enserio lo crees?- Me sorprendió escuchar un comentario positivo de su parte.

-Claro que si, un hogar es un hogar como sea, y te felicito –rio un poco – Pensé que yo me mudaría de casa primero que tu-

Luego de este comentario se quedó en total silencio mientras observaba hacia el suelo, su sonrisa había desaparecido.

Yo suspire y me levante un poco para colocar mi mano sobre la suya. Recordando que no solo mi Carlos había sufrido una triste y dolorosa perdida. Mi hermana hace poco había pasado por exactamente lo mismo, perdió a su futuro esposo a tan solo poco tiempo antes de su boda.



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En el texto hay: maltratomujer, amor

Editado: 06.01.2023

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