A la mañana siguiente desperté temprano para ir a hacer el desayuno de Carlos.
Esperaba simplemente dejárselo encima de meza y luego distraerme limpiando alguna otra cosa para no cruzar ningún tipo de palabras.
La decepción por lo que había hecho era mucho peor que cualquier otra cosa. Me había fallado de nuevo y traicionado mi confianza.
Por una pequeña parte me sentía totalmente ofendida por lo que me había hecho pero por otra ( Muy en el fondo) me preguntaba una y otra vez que era exactamente lo que había hecho mal como para que el buscara ese tipo de cosas por afuera de casa. Pero esta vez no estaba dispuesta a pedirle ningún tipo de disculpas ni a rebajarme por los suelos para arreglar las cosas.
Cuando lo escuche bajar las escaleras decidi quitarme el delantal rápidamente y acomodar su desayuno para luego dirigirme hacia la sala y encender la aspiradora (Esa seria mi excusa perfecta para no escuchar su voz) comencé a aspirar mientras ignoraba por completo el hecho de que su presencia estuviese cerca. Esperaba de todo corazón que solo comiera y se fuera a su trabajo para poder estar tranquila y terminar de pensar en exactamente como arreglaríamos esta incomoda situación.
Ni por la cabeza se me ocurrio el hecho de dejarlo, estaba embarazada y ya teníamos a nuestra pequeñita, no podía dañar la ilusión de mis hijos de ver a sus padres juntos y felices además de eso Carlos siempre me decía algo que era totalmente cierto, a una mujer con dos hijos y sola no la iban a querer en ninguna parte. Estaba concentrada metida en mis pensamientos mientras colocaba la aspiradora en la parte de abajo del sofá cuando el fuerte sonido que normalmente sale de ella dejo de sonar lo que por supuesto que me hiso voltear inmediatamente.
Suspire para mi misma al darme cuenta de que Carlos la había desconectado y estaba allí de pie con el cable en la mano mientras me observaba seriamente.
-Puedo saber ¿Por qué anoche no fuiste a dormir en la habitación?- Me parecio una pregunta bastante descarada de su parte.
Coloque la aspiradora encima de uno de los sillones y tome un plumero para dirigirme hacia otra habitación pero justo antes de que decidiera siquieria dar un pequeño paso nuevamente lo escuche hablar.
-No te atrevas a dejarme con la palabra en la boca y respóndeme Mariela-
-No quería dormir contigo Carlos, no quería compartir cama con un hombre que no me ama-
-¿Qué clase de estupidez es esa?-
Nuevamente no respondi aboslutamente nada.
-Escuchame Mariela, como mi esposa tu única responsabilidad es atenderme, tener la casa limpia y dormir a mi lado todas las noches de tu vida, para eso somos un matrimonio-
-Vaya…- Rei sarcásticamente – ¡Finalmente recuerdas que esto es un matrimonio!- Decidi dejar el plumero a un lado para continuar con la discusión – Si Carlos tu yo somos un matrimonio y ¿Quieres saber que es lo mas importante en los matrimonios?. Se llama Fidelidad y respeto esas son cosas que tu nisiquiera te has tomado la mas minima molestia de practicar-
Su Expresiòn cambio rápidamente, al parecer se había quedado sin palabras por mi hiriente comentario.
-¿No diras nada?- Preferi seguir retándolo.
-Ya veo….- Fue lo único que pudo decir justo antes de darse media vuelta y caminar hacia la cocina para buscar su sombrero – Veo que el embarazo te tiene ridícula y hormonal. Te sientes protegida porque sabes perfectamente que nunca te tocaria estando embarazada. Crees tener el control de la situación-
-La verdad es que yo creo que no- Lo segui mientras me cruzaba de brazos - ¿Quieres saber lo que sucede mi querido Esposo?. Que la mujer se cansa, que yo me canse mejor dicho. Pues una cosa es soportar tu mala personalidad y todo lo que eso conlleva, Pero una cosa totalmente diferente es tener que aguantar un engaño y no estoy dispuesta a soportarlo ¿Me entiendes?-
-Si, si como digas..- Hacia todo lo posible por no prestarme atención mientras se colocaba el saco y tomaba las llaves de su auto para marcharse.
- Tu lo tomas como cualquier cosa lo que estoy diciendo pero te pregunto ¿Qué pasaría si los papeles se invitieran Carlos?- Continue pasándole los paso casi hasta la salida. - ¿Qué pasaría si fueras tu el engañado? Dime ¿Cómo te sentirías?-
Inmediatamente se volteo para observarme y luego comenzó a reir escandalosamente.
-No seas ridícula Por favor…- Utilizo su tono de burla – Sabes perfectamente que eso es imposible. Tu eres mujer..-
-No veo cual es el problema de que yo sea una mujer, Linda Haffs es una y mira lo que le hace a su esposo- No estaba nada lejos de la verdad.
-Mi querida Mari- Poco a poco coloco su mano sobre mi rostro para comenzar a acariciarlo – Simplemente creo que todavía no eres tan estúpida como para arriesgarte de esa manera – Abrio la puerta principal para irse no sin antes decirme – Anna necesita estar con su madre, será muy triste que quedara huérfana a una edad tan temprana- Aquella sonrisa llena de malicia nunca se me va a olvidar.
Carlos encendio su auto y se marcho a su trabajo ( O quien sabe a donde) Yo me quede sentada en uno de los sillones mientras analizaba aquella amenaza tan directa que había acabado de hacerme. Por mucho que necesitara vengarme o hacerlo sentir mal por su traición, lamentablemente yo tenia todas las de perder en el bendito asunto.
Paso una hora y comencé a alimentar a Anna mientras jugaba con ella intentando disimular mis lagrimas. Para mi era muy difícil mirar a aquellos pequeños ojitos llenos de amor y ternura sin sentir culpa.
Me sentía culpable por no haberle dado la vida de en sueño que ella se merecia, con un padre encantador y respetuoso que fuera totalmente incapaz de hacer algún tipo de daño en contra de nosotras.
La verdad Carlos nunca se había atrevido a lastimar a nuestra pequeña niña pero el miedo de que algún dia no pudiera medir sus impulsos ni su ira nunca salía de mi corazón y pensamientos.