Cerré la puerta luego de despedirme del hombre y luego coloque el traje de graduación de Carlos encima del sofá para colocarme a recordar cuales habían sido sus palabras exactas durante el tiempo que habíamos pasado juntos durante la mañana.
En ese preciso momento la verdad no le había prestado la atención suficiente que se me recia a la escena, pero al recordarla con mucha más calma me di cuenta de que el no solo se había arreglado demasiado para solo pasar buscando su traje de graduación en aquella tienda si no que también el exceso de su perfume era bastante notorio.
Carlos no había ni siquiera querido desayunar cosa que si me pareció extraña pero lo tome normal debido a los nervios por el acto que tendría exactamente a las tres de la tarde.
Observaba a Anna allí sentada jugando con sus muñecas mientras reevaluaba la situación una y otra vez. Al principio no sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer. Estaba confundida, triste y también agotada por el gran vientre de embarazo. Además de esto ni siquiera tenía en una idea más mínima en donde se encontraba.
Me observe al espejo muchas veces. Me seque las lágrimas que salían descontroladas debido a que muy en el fondo probablemente tenía un tipo de idea de en donde realmente estaba pasando el rato. Observaba a Anna y también sentía a mi hijo moverse adentro de mi cuerpo. Me dolía mucho la terrible situación que estábamos viviendo, me sentía culpable por no protegerlos lo suficiente y por haber permitido que esto pasara.
Para casi a la 1 de la tarde ya había tomado una decisión bastante radical que probablemente me ayudaría a abrir los ojos de una vez por todas, Tome a Anna en mis brazos y la lleve rápidamente hacia la residencia de al lado en donde vivía una adolescente llamada Lucy que ofrecía sus servicios como niñera y aunque no me agradaba para nada la idea de dejar a mi pequeña niña con personas desconocidas en este preciso momento se trataba de una emergencia a la cual estaba buscando la manera de enfrentarme.
Deje a Anna en aquel lugar y comencé a caminar rápidamente hacia mi destino mientras me cruzaba de brazos para aguantar el terrible frio del inminente invierno que se estaba acercando a la ciudad.
Camine por aproximadamente media hora (Cosa que me canso enormemente por el peso del embarazo) Hasta que llegue a aquella casa la cual se había convertido en el sitio de mis pesadillas nocturnas por semanas enteras. Reconocía la casa de Linda Haffs debido a que era la única de color rosa de todo el conjunto residencial y desde el momento en el que había llegado me llamo la atención su estilo al muy Barbie Malibu.
El estacionamiento se veía vacío lo cual me indicaba que el señor Haffs seguía en su trabajo.
Pobre hombre solo trabajaba día y noche para poder darle a su joven esposa la vida que ella creía se merecía. Nadie lo comentaba, pero todos sabíamos que debido a las grandes diferencias de edades era totalmente imposible que aquella mujer realmente lo amara por algo más que no fuera los lujos que él podía brindarle.
Es allí cuando explote, no solo por el ver auto de color azul de mi esposo Carlos estacionado y totalmente abandonado en una esquina muy cercana. Si no también por sentir como aquella mujer copia barata de Barbie Malibu, infeliz por no tener a un hombre que pudiera llenarla completamente había sido capaz de seducir a un hombre joven, casado y con familia para poder sentirse feliz. Sin importarle el dañar a nadie.
Camine hacia la puerta principal con paso firme y rápido, no lo pensé ni un segundo más para comenzar a tocar fuertemente. Sabía que los dos estaban allí adentro teniendo una aventura mientras yo me pasaba la mañana lustrando zapatos y planchando su ropa interior para que se viera perfecto en su día especial.
Poco a poco pude observar como la puerta comenzaba a abrirse y aquella melena rubia y despeinada se asomaba por la puerta, tenía una bata de color rosa lo cual me indicaba que había estado en la cama con prendas muy cortas o quizás sin nada debajo pues apenas estaba terminando de amarrarla cuando subió la mirada para observarme.
-Mariela querida..- En su voz se notaba el miedo y al mismo tiempo los nervios que estaba sintiendo en el momento - ¿Qué es lo que haces aquí?- Dijo en tono suave. Me pareció tan hipócrita de su parte. Yo no estaba dispuesta a actuar como si todo estuviese en perfecto orden.
-Creo que sabes perfectamente que es lo que estoy haciendo aquí- Respondí de manera seria y al mismo tiempo segura. No pensaba comenzar a llorar en su cara como una pobre niña asustada. Debía enfrentarla fuertemente sin piedad y sin sentimientos tal y como ella había actuado el momento de comenzar a conquistar a mi marido.
-No la verdad es que no comprendo…
Intento mantenerse calmada mientras se acomodaba el cabello pero yo decidí interrumpir empujando la puerta con todas mis fuerzas para adentrarme en su casa sin ningún tipo de permiso.
-Sé que aquí está mi esposo Linda, quiero que lo llames y quiero que lo hagas ahora mismo-
-Mariela yo…
-¡No me hagas subir y buscarlo!- Subí la voz rápidamente mientras observaba hacia todas parte en su búsqueda -¡Carlos! ¡Carlos!-
-Mariela no es necesario que hagas este escándalo por favor cálmate, podemos hablar tranquilamente- la mujer ahora se veia algo asustada.
-¡Deja que tu esposo se entere de lo que hiciste!- Me voltee para retarla como si fuera mi propia hija -¡ Te va a dar una paliza que no se te va a olvidar en tu vida!.. Eres… eres una mujer ¡Asquerosa!- La verdad ya para aquel momento de la propia rabia habia olvidado el hecho de que tenia otra vida adentro de mi creciendo y me fui encima de ella para darle una fuerte y ruda bofetada - ¡Daña familias!- -¿Cómo te atreviste?-
-¡Basta Mariela!- -¡Ya déjala!-
Voy a ser completamente sincera y llámenme loca, estúpida, tonta y lo que sea pero nunca pensé que el hecho de darme cuenta de que mis sospechas eran realmente ciertas y de que Carlos si estaba en aquel lugar engañándome. Me dolerían tanto en el alma y me destruirían tanto como aquel dia.