Cuando termino la ceremonia procedimos a ir hacia el salón de fiestas, no quiera estar allí, por muy egoísta que suene no quería escuchar ni la alegría ni la celebración de otras personas mientras me estaba muriendo por adentro. Por más que le insistí a Carlos para que me llevara a casa una vez más me sentía ignorada y sin importancia a su lado. Yo estaba sentada en una meza con mi pequeña Anna dormida en brazos mientras lo observaba ahogarse en alcohol y celebrar con sus amigos como si no estuviese pasando nada.
Lo observaba una y otra vez mientras me preguntaba ¿Cuál era el momento en el que había cambiado tanto? O si simplemente aquella faceta de su personalidad había sido escondida por el para fingir ser un hombre totalmente diferente y asi poder enamorarme cuando éramos más jóvenes.
Partimos de aquella fiesta a eso de las 3 de la mañana, Carlos tenía muy alto el alcohol en su sistema y eso se notaba hasta en su forma de caminar, íbamos a una velocidad bastante alta. Yo me sentía aterrada, temía por mis hijos tanto Anna como al bebe que tenía adentro.
-Carlos por favor baja la velocidad- dije en voz baja mientras lo observaba casi quedarse dormido.
-Tu. No m..e digas que, que hacer- respondió como pudo de la gran borrachera que tenía.
-Carlos por favor es muy peligro y podemos chocar, los niños…
-¡Tú a mí no me vas a decir cómo debo o no conducir!- Comenzó a señalarme con el dedo – ¡Ni siquiera tienes la más puta idea de cómo se maneja un auto!.- Solo sabes quejarte de todo y llorar por todo. ¡Estúpida!-
Me quede en silencio mientras daba un gran suspiro para no comenzar a discutir con el, necesitaba que llegáramos a casa lo antes posible y sin ningún tipo de rasguño.
Cuando finalmente lo hicimos me baje para tomar a Anna en mis brazos y subirla lo más rápido posible a su habitación para que así siguiera dormida tranquilamente, Carlos no tenía ni la más mínima intención de caballerosidad en ayudarme. Cuando abrió la puerta solo camino directamente hacia la cocina mientras yo comencé a subir poco a poco las escaleras con mi pequeña en brazos. Luego de arroparla bien y darle su beso de buenas noches baje las escaleras para averiguar a en donde se había ido. SI, sé que pensaran que soy una tonta, pero debía ayudarlo a que no se lastimara o le pasara algo debido al grado de alcohol en la sangre que tenía esa noche por lo mucho que había bebido.
-¿Te encuentras bien?- Dije mientras entraba en la cocina y lo observaba limpiarse la boca con una manga luego de vomitar en el lavado.
-No. El estómago y la cabeza me están matando- Poco a poco comenzó a sentarse en una de las sillas del comedor –No te quedes allí de pie observándome como una tonta y tráeme algo para tomar-
-Carlos no puedes tomar medicinas cuando hace dos horas estabas ingiriendo alcohol es peligro…
-¿Quién te enseño sobre eso?- me interrumpió mientras me observaba prácticamente con su cabeza tambaleando –¿Tu papi? ¿El medico?-¡
-Carlos…
-¿El que se creía riquillo por tener un buen hogar y un par de hijas bien vestidas?. Tu papa es un imbécil, bueno para nada al igual que la estúpida de tu hermana- Comenzó a reírse mientras observaba ahora hacia el suelo –Se va a pudrir hasta que sea vieja en la casa de tus padres, hasta el militar aquel prefirió morirse antes de casarse con ella-
-¡Ya basta Carlos- Reaccione mientras apretaba ambos puños, el no tenía el derecho de referirse de esa manera sobre mi familia – ¡No te daré ningún tipo de medicina!. Ahora sube las escaleras y acuéstate-
-¡Buena para nada!- Grito mientras se levantaba poco a poco de la meza para caminar directamente hacia el cajón de las medicinas - ¡Nunca has servido para nadas más que estorbar en esta maldita casa-
-¡Te dije que no vas a tomar nada!- Camine rápidamente hacia el cajón y me coloque en el medio de ambos.
-¿Crees que puedes hacer lo que quieras? ¿Cuándo quieras?-
-¡Ya lárgate a dormir!- Grite con todas mis fuerzas –Lárgate que mañana cuando despiertes tu y yo tenemos que hablar seriamente-
-¿Eh?- Me observo confundido al principio pero luego de unos segundos comenzó a sonreír de una manera extraña mientras comenzaba a señalarme una y otra vez – ¿Qué harás? ¿Qué me harás Mariela?-
-¿A qué te refieres Carlos?- También lo observe extrañada – Ya te dije que por favor te marches a dormir-
-¿Vas a echarme?- Dijo en tono burlón sin borrar aquella sonrisa descarada de su rostro –¿Vas a correrme de mi propia casa que compre con mi propio dinero?. ¿Vas a prohibirme salir?- Comenzó a acercarse hacia mí lo que me hiso comenzar a dar pequeño pasos hacia atrás.
-Esta también es nuestra casa- Me sentía atemorizada por aquella actitud y mirada tan perdida que tenía en ese momento.
-Te recuerdo que tú y aquella molesta niña que solo llora por tonterías todo el tiempo, comen y se visten gracias a mí, tienen todo lo que necesitan gracias a mi Mariela- Poco a poco se acercó para tomar mis temblorosas manos. – Merezco un poco de crédito ¿No lo crees?. Me la paso trabajando todo el tiempo, me merezco un poco de diversión que tu ya no puedes darme debido a tu embarazo-
-¡Suéltame!- Quite mis manos rápidamente y me aleje de el sintiéndome totalmente ofendida pues sabía perfectamente a lo que se estaba refiriendo -¿Cómo te atreves a decime eso Carlos?. ¿Qué clase de persona tan descarada tienes que ser para hablarme de la manera en la que me estás hablando?-
-Solo te estoy diciendo la verdad Mariela- Parecía no importarle ni siquiera en lo más mínimo el como yo me estaba sintiendo – Tu estas cansada todo el tiempo, solo tienes tiempo para La niña y las cosas de la casa y yo necesito divertirme de alguna manera, además ya no te gusta que te toque, Pero en cambio ella..
-¡No te atrevas a hablar de esa mujer en esta casa!- Grite desesperada con lágrimas en los ojos