Corri hacia la ventana de la sala para observar quien tocaba la puerta de una manera tan brusca, al principio pensé que se trataba de aquella descarada mujer quien venia en búsqueda de ayuda por parte de Carlos, pero no miento cuando digo que se me fue el aire al darme cuenta de que se trataba del señor Haffs quien parecía en cualquier momento explotaría por lo rojo que estaba.
-¿Qué mierda es ese ruido?- Escuche gritar a Carlos desde arriba. -¡Me taladra la cabeza!-
Mientras me quitaba el delantal lleno de harina y lo dejaba a un lado, abri la puerta para comenzar a asomarme de manera temerosa. Decidi solo abrirla solo un poco, lo suficiente como para se viera mi rostro.
-¿Si?- Necesitaba actuar como si no supiera lo que estaba pasando.
-Buenas tardes señora Mariela- Dijo el hombre bastante alterado mientras sostenia su sombrero y lo pegaba a su pecho -¿Esta Carlos aquí?-
No sabia nisiquiera si debía decir la verdad o mentir al respecto.
-¿Es usted quien llamo a mi oficina hace algunas horas atrás?-
Me quede paralizada, repito no sabia ni que responderle.
-¿Qué carajos es ese escandalo?- Nuevamente escuche la voz de mi esposo pero ahora mucho mas cerca de mi –¿Quién toca asi?- tomo la manecilla de la puerta para abrirla por completo y quedar cara a cara con la persona que estaba en la parte de afuera.
Los rostros de ambos caballeros se transformaron en un poema, mientras la expresión de Carlos cambio de amargo a sorprendido y hasta nervioso en cuestión de segundos, El señor Haffs ahora se veía mucho mas molesto que antes, casi juraría que estaba hasta dispuesto a matarlo si se le presentaba la oportunidad.
-¡Maldito Desgraciado!-Fue lo siguiente que salio de su boca justo antes de tomar a Carlos por la camisa y empujarlo hacia la pared del pasillo, haciendo caer una fotografía de Anna que la adornaba.
-¡Hey Haffs vamos!- Carlos intentaba hacerse el que no entendia lo que sucedia –Calmate amigo ¿Qué pasa?. Podemos hablar –
-¿Cómo te atreviste a meterte en mi casa? ¡En mi cama!-El hombre no ptretendia soltarlo y cada vez lo apretaba mucho mas fuerte -¡Te aprovechaste de la soledad de una pobre mujer!
En realidad aquellas ultimas palabras me habían decepcionado nunca pensé que aquel hombre fuera tan débil de mente para dejarse convencer por las mentiras de aquella mujer calculadora.
-¿Qué?- Era increíble el sinismo de su parte –¿De que estas hablando?. Yo nunca me aprovecharía de tu esposa ni de nadie-
-¡Deja de hacerte el desentendido basura!- ¡Confiesa!-
El hombre estaba como loco, comenzo a golpear a Carlos una y otra vez contra la pared, me parecía extraño que no reaccionara de manera salvaje como normalmente lo hacia conmigo en todo momento.Estaba allí de pie a un lado solo observando toda la escena. Una parte de mi estaba aterrada pero la otra muy en el fondo, lo estaba disfrutando. El se lo merecia por la traición tan grande que había cometido y ya que yo no podía darle su buena lección era bueno saber que otro hombre si podía y lo estaba colocando en su lugar, Me mantuve allí de pie en total silencio hasta que escuche unos pequeños pasos venir de la parte de arriba, eran pasos bastante pequeños y torpes que me conocía de memoria, aquellos pasos tenían totalmente prohibido bajar las escaleras sin mi supervisión pero probablemente por el gran escandalo que estaba ocurriendo adentro de mi hogar a la pequeña Anna le había causado curiosidad el saber que estaba pasando.
-¡Anna quédate allí cariño!- Le hice una pequeña señal de pare con la mano. –¡Quedate allí pequeña ya voy a ir por ti!-
La función había terminado, era el momento de que el señor Haffs se fuera de mi casa, no queria que mi pequña Anna observara esta escena tan vergonzosa de parte de su padre.
-¡Señor Haffs creo que ya es momento de que se marche!-Decidi colocarme firme.
-¿No vas a confesar desgraciado que te acostaste con mi esposa? ¡Di algo cobarde!-
-¡Basta Señor Haffs!- Esta vez subi la voz – Le suplico que deje mi casa por favor, no quiero que mi hija vea nada de esto-
El hombres solto a Carlos rápidamente y comenzo a alejarse poco a poco mientras lo apuntaba con el dedo.
-Esta bien. Pero lo hago porque su hija esta allí y no se merece la clase de padre que tiene, nisiquiera la importa tener a una familia y darle el mal ejemplo a su hija, vergüenza debería de darle. El burlarse de las mujeres de esa manera-
Esta vez Carlos reacciono con una pequeña sonrisa de medio lado.
-Usted mi señora- Se volteo para observarme fijamente con lagrimas en los ojos – No se merece el tipo de vida que tiene con este hombre, el no sabe apreciar a ninguna mujer-
-¡Te voy a pedir que te marches de mi casa- El tomo la puerta – No tienes ninguna prueba que me vincule con tu mujer, debería llamar a la policía por venir a mi hogar y atacarme de esta manera, asi que solo lárgate por en donde viniste y dejar de estarle creyendo la persona que te dijo ese chisme tan falso-
El hombre suspiro y comenzo a caminar hacia la puerta sin dejar de observarme. Yo me sentía fatal por el hecho de haber provocado toda esta pesadilla. Rapidamente subi las escaleras y tome a Anna en mis brazos.
-No pasa nada cariño, vamos a buscar a tu osito- Me disponía a caminar hacia su habitación cundo inevitablemente escuche la fuerte risa de Carlos quien se tomaba de la cabeza con ambas manos-
-¿Acaso te causa gracia lo que acaba de suceder Carlos?- No pude evitar preguntarlo.
-¿Viste la cara del viejo?. Estaba que se moria del dolor, te aseguro que debe de estar llorando en su auto en este momento- Siguio sonriendo como si había salido victorioso de la discusión – Pobre viejo idiota y cobarde-
-El cobarde es otro Carlos-
-¿Qué dices?- Se volteo hacia mi.
Comence a bajar poco a poco las escaleras con Anna en brazos. –