FINAL

Mi nombre es Mariela, desde que era una niña siempre había tenido el sueño de ser una mujer diferente e independiente. No queria ser como el resto de mi generación ni tampoco parecerme a mi madre quien se dejaba tratar por mi padre como a este le daba la gana.

Mi sueño era estudiar y convertime en una mujer distinta a aquel patrón que desde pequeña estaba acostumbrada a observar. Queria salir adelante y por supuesto que me creía capaz.

Cuando me enamore de Carlos vi en el muchas cualidades positivas que me hicieron creer que me apoyaría en la meta a la cual queria llegar, parecía ser un hombre bueno y comprensivo, con un corazón y mente bastante humildes. Llegue a pensar como toda mujer enamorada que viviríamos felices y enamorados por el resto de nuestras vidas, siendo exitosos y teniendo a una familia llena de buenos ejemplos y valores.

Pero una mañana luego de transcurrir muchos años y darme cuenta de que el tiempo ya había pasado bastante rápido, me observe al espejo y me di cuenta de que aquella mujer en la que algún dia yo había soñado en convertirme nunca existio ni existiría tampoco. Mi mirada ya no era la misma con ganas de superarme, mi seguridad había desaparecido por completo y mis sueños se habían limitado a las paredes de mi hogar el cual era toda mi universo. Mi hogar, mi hija y el hombre a quien definitivamente desde hace mucho tiempo ya no amaba pero que la costumbre y el hecho de sentirme inferior hacia el me hacían todavía estar a su lado.

Ya no era el hecho de mantener a una familia unida, Anna ya era toda una adolescente y desde hace mucho tiempo se había dado cuenta del que su padre nos trataba a las dos de la peor manera y era por eso que se la pasaba la gran mayoría del tiempo en casa de su novio Nick a quien Carlos detestaba sin razón alguna.

Sabia lo que hacia Carlos, sabia que a pesar de los años que teníamos seguía engañándome con distintas mujeres casi todos los días, que era un hombre grosero, mal humorado y si lo tentabas en lo mas minimo era capaz de golpearte. Pero debo decir y confesar sobre esto que ya sentía cierta costumbre luego de tanto tiempo. Por mi parte yo siempre fui muy paciente y comprensiva con su carácter y la gran mayoría del tiempo defendia su carácter hasta de nuestra hija pues sabia que una pequeña parte del Carlos que hace mucho tiempo había conocido todavía existía en su interior, lo sabia porque por muy pocas veces que fueran avece me trataba muy dulce y buscaba la manera de hacerme feliz comprándome alguna joya o llevándome al parque a caminar los domingos y aunque nunca había sido muy conversador, aveces cuando nos sentábamos en una banqueta del parque para observar el atardecer mientras comíamos un poco de helado, lo observaba de reojo y pensaba en los buenos momentos que habíamos vivido, cuando no había perdido a su hermano y no estaba muerto en vida desde aquel dia.

Muchas personas me decían una y otra vez que esa no era razón para permitirle el que me tratase como le diera la gana, pero definitivamente ellos no entendían lo que sentía, cosa que yo con el tiempo y los años pude comenzar a comprender.

Habia perdido amistades, a mi familia, mis padres me habían quitado el habla desde aquel momento en el que preferí irme con Carlos y huir de sus consejos, Mara y yo conversábamos algunas veces por teléfono debido a que se había mudado a una zona en el campo que casi no tenia señal. No pude asistir al entierro de mi padre debido a que Carlos y el no se soportaban y el no quiso hacerme el favor de conducir y llevarme. Sabia que mi madre nunca me lo perdonaría asi que nisiquiera fui capaz de intentar lllamarla después.

Las cosas empeoraron cuando Anna quedo embarazada a los 16 años y en lugar de apoyarla, me obligo a echarla a calle sin importarle el hecho de que no tenia nisiquiera a donde ir. Sufri mucho durante todo ese tiempo, pues los comentarios de que Anna vivía en la indigencia en otra ciudad junto con su novio me destrozaban los nervios una y otra vez hasta el punto de llegar a escaparme de casa para poder ir a ver con mis propios ojos si se trataba de una realidad que lamentablemente logre confirmar.

El no solo había dañado mi vida si no la de a Anna también y no solo por aquellas acciones si no por muchas mas que cometio luego de que ella intento regresar a nuestras vidas para asi tener un final feliz. Carlos separo a la familia de Anna, los arruino, le causo heridas mucho mas graves de las que le había hecho en su infancia y creo que ese fue el pequeño botón que me ayudo a reaccionar un poco y darme cuenta de que no podía quedarme de brazos cruzados nuevamente y ver como acababa de nuevo con la vida de uno de mis hijos.

No volvi a ser la misma luego de aquel dia, Si. El dia en el que habíamos quedado, cuando en medio de la discusión me empujo fuertemente contra un escalon y me causo lo que seria un pequeño dolor comparado con la terrible noticia que recibiría en las horas siguientes luego desmayarme. El dolor de perder al pequeño ser que formaba en mi vientre, mi hijo, nunca se borro de mi corazón. No pude perdonar a Carlos aunque se vio muy arrepentido por lo que había hecho, ni tampoco volvi a ser la misma luego de ese momento. No hable durante los días que estuve internada en el hospital. No tuve la fuerza para asistir al funeral de mi pequeño. Ni sentía ningún tipo de ganas ni fuerzas para seguir viviendo luego de ello.

Por sus errores había perdido a mi hijo, En el momento en el cual intento culparme de la situación en el hospital alegando que yo lo había hecho molestar mi odio crecio aun mas.

Pude ser fuerte, pude dejarlo, llamar a la policía y decir la verdad y hasta matarlo si me hubiese entrado en gana. Pero cuando pensé que mi pequeña Anna estaba sola sentada en aquel sillón intentando entender lo que ocurria. Me di cuenta de que no podía abandonarla a su suerte ni permitir que la vida me llevara en depresión cuando ella me necesitaba. Si yo no le daba amor y cariño entonces ¿Quién lo haría?. Yo era la parte buena, la parte bonita de su vida y ella era la mia. Mi hija era lo único bueno que aquella persona me había dado y en ella definitivamente estaba definitivamente todas las cosas buenas que lo representaron algún dia.