Búscame

Esa tarde había salido del bar, ya estaba más oscuro que cuándo había entrado a ese tétrico lugar. Las calles permanecían vacías, un aire frío que rodeaba mi cuerpo era el suficiente para moverme y entrar en calor. Siguen cayendo pequeñas gotas de agua, muy delicadas pero las suficientes para humedecer mi ropa si me quedo aquí fuera por bastante  tiempo. Continuó con mi trayecto a casa, y lo único que me acompaña son las luces de la calle que alumbran a mi paso, haciéndome sentir seguro y conforme camino, observaba mi reflejo en los charcos que se encontraban en la acera. Si embargo me encanta este momento de encuentro conmigo mismo para proseguir, mientras varios recuerdos invadían mi mente más los de hace ya diez años, cuándo todavía ella seguía viva y me parece escucharla todavía cuándo me decía que no me mojara mucho, ya que podía enfermarme y ahora sólo quedo grabada en una piedra su nombre. 
Tenía doce años cuándo salía a jugar afuera en esta época, con los charcos después de una fuerte tormenta y me divertía ya que mi abuela me hacía barquitos de papel con los que jugar, y aveces hasta hacer competencias entre ellos en el agua de la alcantarilla y siempre después de eso, me metía a la casa, me bañaba mientras ella me preparaba galletas, dónde me sentaba frente a la chimenea en la sala y ella me contaba historias, unas fantasiosas y otras de cuándo ella era jóven, pero nunca voy a olvidar una en especial, ya que era mi favorita. La historia se basaba en que un hombre había pasado por mucho desde que era un niño, viajaba con sus padres por todo un reino para hacer grandes obras, conforme fué creciendo aprendió mucho, sobre magia, arte, historia, lectura y era un asesino reconocido para al final de mayor, terminar como dueño de una taberna. Por lo general a muchos les llamaría la atención sobre lo que él fué de mago pero lo que más me gustó fué que tenía a sus padres con él y vivían para ellos, siendo felices a pesar de cuándo tenían problemas y quizá por eso se fué haciendo mi favorita ya que fué una fantasía para mí o un sueño inclumplido de que yo lograra tenerlos a ellos conmigo. Mi abuela siempre me decía que yo era su única familia y le correspondía igual, ya que éramos el uno para el otro pero al final quién iba a quedar solo sería yo; era muy ingenuo al pensar que no pasaría lo inevitable pero lo que pasó, pasó y no puedo cambiar eso porque la muerte es lo único que tenemos asegurado. 
En uno de los charcos cuándo caminaba me detuve y contemple mi rostro, reflejado y no conservaba esa sonrisa ahora, ya no soy un niño del cuál me iba a acostar y ponerme a llorar, sinó un hombre, del cuál haría orgullosa a una sola persona por lo que cada semana le visitaba con un ramo de flores para darle mi gratitud y enseñarle que puedo seguir.  Ya es algo tarde y se ha despejado el cielo, se ven las estrellas alumbrar junto con una luna, hermosa como ningúna. Miro mi reloj y ya marcaban las siete de la noche; prosigo con mi camino con un paso tranquilo. La noche es jóven y no tengo nada que me precise, guardo mis manos en las bolsas de mi pantalón para calentarlas un poco. Conforme avanzo logro ver a unos metros de distancia la rama del árbol de manzanos que tiene mi casa en el patio, así que voy sacando las llaves y algo cae al suelo. Un papel, se ha caído de mi bolsa y justo antes de que llegue a mojarse más lo rejunto. Leo lo que tiene y es un número junto el nombre de Richard, ahora que lo pienso él me dijo que le llamará para contarme sobre porqué la amenaza sobre Alice en el bar. Sigo caminando hasta llegar a la entrada de mi hogar y entrar; me seco los zapatos en la alfombra de la entrada para no mojar el piso. Está todo muy oscuro aquí dentro, así que enciendo la luz de la sala mientras me voy quitando el chaleco y la corbata para ir desabrochando mi camisa y ponerme algo cómodo. Pero antes, sería mejor que llamara aquél hombre antes de que se me olvide. Me acerco a la mesa y tomo el teléfono de la casa y le marco; el sonido de espera mientras llamas y no esperé mucho hasta que tomaron el teléfono. 
- Te has tardado en llamar. - Me dice de manera altanera 
- Acabo de llegar a mi casa, no te precipites. - Le digo de manera seria. Creo que debería de saber quién fué él que me dijo que le llamara pero no que era una obligación mía en hacerlo.
- Como sea chico, solo quiero que sepas una cosa. No aceptes ningún trato con ella, ni a nadie de ese bar. ¿Si me entiendes? - Se escuchaba algo asustado y estresado, pero más precisado. 
- ¿A que se debe eso? - Ahora resulta que esas personas tienden tratos. Este hombre, creo que no debí llamarlo me parece estúpido este tema.
- Ok, solo hazme caso sinó serás tú quién corra su propio riesgo. Y me tengo que ir ya mismo. Tú y yo nunca hablamos fuera del bar. Adiós. - Colgó de manera apurada y es muy extraño que un hombre tán serio como él o como me demostró en el bar tuviera ese tipo de actitudes, se escuchó más como un loco que como una persona cuerda. 
Coloco el teléfono en su base, recojo mi corbata y chaleco del sillón y me dirijo hacia mí habitación. Voy subiendo las escaleras y estás rechinan por cada vez que me apoyo en ellas. Un sonido hueco se escucha por cada paso que doy en el segundo piso mientras camino hacía mi cuarto. Abro la puerta y lo primero que veo es la ventana habierta, ya que las cortinas de levantan por la brisa que hacía el viento cuándo entraba. Tiro lo que llevaba en la mano en la cama y cierro la ventana, enciendo la luz del cuarto. Me acerco a mi cama y tomo lo que tiré para acomodarlo en el armario y me percato de que hay un sobre en la mesita que tengo a la par de mi cama. Ya me parece bastante extraño el comportamiento de Richard y ahora una carta. Guardo mis cosas y tomo el sobre, un sobre de color azul. Lo abro y hay una nota dentro.

"Eres lo que busco y lo que quiero, sé que no sabés quién soy pero me logré meter a tu casa solo para dejarte está carta. Por favor no te vayas a molestar...
Puede que suene como una loca por hacer esto pero por favor búscame, que quiero proponerte algo..."