Daphne Bonavich.
Suspiro aliviada pero con un dolor insoportable en todo mi cuerpo, abro mis ojos con pereza, la luz de la habitación es tenue molestando muy poco mi vista, agradezco que la lámpara a mi costado esté encendida.
La puerta de la habitación se abre dejando ver a Emiliano entrando junto a una enfermera, su rostro tiene una sonrisa al verme, se acerca con una rapidez impresionante, la enfermera sale corriendo de la habitación.
—No sabes de la que te salvaste ayer —me entrega un vaso de agua, tomo un sorbo con cuidado, nunca ha sido muy discreto con sus palabras—. Tu promedio fue ayer a intentar conocerte, pero sucedió algo pues ya sabes y agradece a mi hermano por trabajar con tu próximamente esposo.
Lo miro mal, bajo mi cabeza bebiendo me de un solo golpe el agua, le entrego el baso dejando que lo coloque en su lugar, al volver a mi lado se siente en la camilla.
—Haber Emi, ¿tu hermano trabaja para el hombre con el que me quieren casar? —lo miro confundida, asiente rápido y busca su teléfono.
—Tu madre me pasó un ticket de avión, tu luna de miel será en Rusia, te quieren matar de frío.
—No me voy a casar imagínate que sea un viejito de esos que no tiene dentadura.
—Callate y no distorsiones la imagen de su rostro en mi mente, aunque sería un viejito sabroso —muerde su labio mirándome, le lanzo la almohada que está a mis espaldas.
—¿Ya lo conoces?
—Por foto, nada más. Tu lo conocerás mañana en la boda.
—¿Es mañana? —me altero parando me de la cama un mareo me agarra en el proceso pero no le tomo importancia—. Me tienes que ayudar a escapar hoy, y no es una pregunta.
—El primer vuelo de la aerolínea sale mañana por la tarde y todos los vuelos están reservados. Lo lamento, pero no podrás escapar.
—Diablos yo necesito tiempo y es lo que no tengo.
Muerdo mis uñas pensando tanto que me da jaqueca, me siento en la camilla sin dejar de pensar en que hacer.
Ves cuando quieres prendes el foquito.
Cállate Daphne y concéntrate. Te vas a casar.
Eso búrlate.
Levanto mi vista viendo al doctor mirarme raro.
—¿Dije algo en voz alta, Emi?
—No, el doctor tiene cara de culo. Tu tranquila.
Me trago mi carcajada ahogando me, me da palmadita por mi espalda y me ofrece agua, el médico se acerca leyendo mi expediente. Nada bueno la verdad.
—Tiene que venir dentro de dos días a recoger sus exámenes y revisar la herida de su cabeza —explica apuntando algo, parece un avestruz con la cabeza gacha.
—Gracias, ¿Puede mi amigo firmar mi salida?
—No —mira de manera despectiva a Emi—. Tiene que ser un familiar, son políticas del hospital.
—Ok, gracias.
Asiente saliendo de la habitación dejando a la enfermera que empieza a retirar los cables de mi cuerpo.
—Llama a mi madre Emiliano, tengo un plan perfecto —hablo cuando la enfermera cruza la puerta.
—No me gusta mucho ese plan si involucra a tu madre.
—A mi no es que me agrade la idea pero es lo que hay. Contrata al mejor maquillador que conozcas, necesito que tape estos moretones.
—Lo contacto de inmediato, tu madre está en la recepción, mi hermano pidió el día libre solo para cuidarte, no te alejes de él, por favor.
Asiento dándole un abrazo, nos separamos y veo su silueta desaparecer por la puerta, mi madre entra poco después sonriente.
—¿Lo has pensado bien? —se acerca a mi lado con una tranquilidad tan fingida como su sonrisa.
—Si, me voy a casar madre.
—Me alegra que lo pensarás bien —acaricia mi pelo, retiro si mano con suavidad intentando hacerla caer en mi teatro.
Dios, iluminame o eliminarme cualquiera de las dos opciones me sirve, pero la segunda me va mejor.
Sonrío cuando camina para salir de la habitación, se voltea y borro mi sonrisa de inmediato.
—Te empezarán a preparar desde hoy, no quiero un no como respuesta a ninguna de mis ordenes Daphne.
—Si, madre.
Sonríe satisfecha saliendo de la habitación por fin, me bajo buscando mi ropa, la encuentro doblada en una esquina, me visto rápido saliendo de la habitación. Soy seguida por un hombre con lentes oscuros y de traje.
Hagamos como que no pienso que me quiere secuestrar.
Camino más rápido mirando de ves en cuando a mis espaldas, llegó a la recepción y me pegó a mi madre como garrapata, para algo tenía que servir, si me quieren agarrar la lanzo a ella primero y salgo corriendo.
—Dejate de juegos Lianna —mi segundo nombre sale de sus labios haciéndome rodar mis ojos, suelto su brazo y camino fuera del hospital.
En el transcurso acomodo lo mejor que puedo mi cabello, parece un nido de pájaros, una mano me jala aún lado quitándome de la entrada.
—Señora, mi jefe me ha enviado para cuidarla, la seguiré desde atrás. Solo no pierda esto, si le vuelven a hacer algo avíseme de inmediato.
Se quita los lentes y reconozco su rostro, sonrío y asiento agarrando lo que me ofrece.
—¿Eres el hermano de Emi? —asiente colocándose los lentes de nuevo.
—Su madre está por salir y la está buscando, por favor, no se olvide de lo que le dije —levanto mi pulgar caminando a la entrada otra vez.
Se va a un auto aparcado no muy lejos, me sobresalto cuando una mano fría agarra mi brazo apretándolo hasta dejar una marca, mi piel puede ser canela pero se marca muy fácil.
—Deja de mirar a ese hombre, camina al auto.
—Si señora —me burlo en un tono bajo siguiendo sus instrucciones.
Me subo y arranca de inmediato dejando a mi madre atrás, se que jamás iríamos en un mismo vehículo las dos juntas pero sigue doliendo como el primer día, dejo que mi cabeza se recueste en el vidrio viendo el camino a la casa de los Bonavich, las calles concurridas y el sonido de la radio opacan mi mente llena de pensamientos. Veo al frente concentrándome en el retrovisor aconodandome en el asiento, sonrío a medio lado viendo el auto que nos sigue.
Editado: 05.01.2025