Mariposa negra

Capitulo 05: capitulo fin de año.

Daphne Bonavich.

Bastian me tiene en su regazo sin poder moverme, está hablando con un señor viejo canoso y demasiado hablador, las mujeres frente a mí murmuran entre ellas agarró mi copa pegándola a mis labios.

—Tienen que ser muy perras para darse cuenta que no soy sorda —susurro bebiendo un trago de vino.

Dejó la copa en su lugar, mi madre está a lo lejos hablando animadamente con unas cuantas personas de la alta sociedad o así los denomina a ella.

—Necesito ir al baño —le pegó suave en una de sus manos.

Me suelta y suspiro levantándome, el hermano de Emi me sigue como una sombra al caminar, me acerco a las señoras asegurándome qué Bastian no me esté viendo.

—Cuando vayan a hablar de alguien frente a ustedes asegúrense que sea sordo primero —sigo mi camino, escuchando la risa de Thiago.

Sonrío medio lado, me soltó mi hermana que me mira más que furiosa. Al llegar intenta agarrarme el brazo.

—Mira no voy a permitir que estés con él. Era yo la que se tenía que casar.

—Bien, al menos sabes usar el tiempo pasado eras porque ya no lo eres —le muestro los anillos en mi dedo—. Esto es algo que no tendrás ni en tus sueños, permiso. Estorbas.

Chocó su hombro con el mío empujándola a un lado dando paso a los baños quiere entrar luego que yo, lo hago, pero Thiago la detiene sacándola.

Me acerco al lavabo, abro el grifo de agua con mis manos agarró un poco mojando mi rostro, apoyo mis manos en la encimera levantando mi rostro viéndome a través del espejo. Me burlo de mí misma viendo el moretón en mi mejilla, ha desaparecido un poco pero sigue ahí recordándome cada segundo mi propósito. Cierra el grifo sacudiendo mis manos quitando un poco el exceso de agua.

Salgo del baño caminando al lugar de encuentro con Emi, mi madre me intercepta en el camino, al igual que mi hermana intenta agarrarme del brazo. Lo consigue pero me suelto con brusquedad.

—Tápate el moretón, todos me preguntan si te ha pegado —habla entre dientes tan molesta que me da risa.

—Cállate ya mamá —me burlo acercándome—. Ya no soy tu responsabilidad, y ya deja de vivir de lo que dicen los demás. Esta es mi vida y yo decido Cómo vivirla

—Mira niña malcriada escúchame bien o...

—¿O qué? —la voz glacial de Bastian la hace quedarse con la boca abierta incapaz de pronunciar palabra.

Levanto mi rostro para ver su barbilla sobre mi cabeza mis humildes un metro cincuenta y cinco no le hacen ni cosquillas a lo que le calculó uno ochenta y algo de altura.

—Deja de mirarme, ya se fue.

Y es cierto mi madre se mueve por la multitud llegando hasta su hija y esposo, se los lleva afuera del salón mirándome por última vez.

—Gracias —me doy vuelta viendo como su espalda se aleja entre los invitados.

Emi sale de la multitud y se acerca a mí abrazándome se lo devuelvo con fuerza, sintiendo un poco de calma entre sus abrazos tan conocidos para mí.

—Me abandonaste antes, ¿Dónde estabas?

—Buscando el tacón de Rapunzel —hace una reverencia burlándose de lo que le he dicho antes.

—Bobo.

Me río junto a él, caminamos a la mesa donde se encuentra Bastian parado a un lado del pastel. Una pregunta surge en mi cabeza y no pudo ni un momento en preguntarle a Emiliano.

—¿Cuánto mide Bastian?

Saca su teléfono y teclea algo rápido soy incapaz de seguirle el ritmo a sus movimientos constantes, solo sé que cuando me pasa su celular en la pantalla aparece toda la información de Bastian, me sorprende y se ríe al ver mi cara.

—Un metro noventa y dos.

Esto tiene que ser una broma.

Es dueño de varias empresas y la que más resalta es una línea de perfumes aunque me sorprende ese hecho sigo leyendo un poco más anonadada con tanta información no les digo el ritmo a Emiliano y me quedo unos cuantos pasos atrás él se detiene al ver que no estoy a su lado camino rápido entre los invitados para seguir nuestro camino. Le devuelvo el celular cuando estoy a su lado, el fotógrafo nos va a tomar una foto por lo que agarró Emiliano de los cuellos y sonrío posando, cuando termina la pequeña sesión veo la cara de Bastian a lo lejos un tanto molesta pero sus ojos me miran con ternura.

Seguramente estoy delirando.

—Daphne, acércate —asiento ante su llamado caminando hasta estar a su lado.

Mi nombre saliendo de su boca es impresionante, quiero escucharla otra vez, pero me resisto de hablar a su lado. Nos hace una sesión de fotos picando el pastel y me río de forma genuina cuando le voy a dar el primer bocado, deja crema en mi nariz. Pero, sonriendo con gusto recibe su bocado y sus ojos se iluminan como los de un niño, me agarra entre sus brazos mirándome con ternura y adoración su ojo me eclipsan y me mantienen cautiva. El flash de la cámara da en mis ojos para cuando me doy cuenta yo no estoy en sus brazos aunque aquella mirada no se va de sus ojos siento una punzada en mi pecho pero a un lado ese tonto sentimiento cuando Emi se cerca.

—Ya te tienes que ir a tu luna de miel, nos vemos cuando regreses y, hasta entonces no te consigas otro amigo.

—Ninguno como tú —le doy un abrazo separándome rápido—. Nos vemos en una semana.

Asiente y me voy con Bastian caminamos por el largo jardín suspiro admirando la vista la luna en lo alto del cielo brillando junto a las estrellas que forman una constelación que parece indicarme un camino el crujir de las piedras se escucha bajo la planta de mis tacones admiro los tulipanes de diferentes colores a la vista, sonrío recordando algo del pasado que se tiene que quedar ahí. Al levantar la vista me encuentro con lo que tenía aquel auto donde llegamos, con pena me subo y luego Bastian me sigue al igual que antes nos acomodamos yo en sus piernas, ¿y él?, pues en su teléfono.

—Al aeropuerto —el auto se pone en marcha con su orden.

Holis ✨ espero y se encuentren bien, paso por aquí para informarles que se ha abierto un canal de WhatsApp donde se dará información de la historia y cosas por el estilo.




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