Mariposa negra

Capitulo 07

Bastian Bergmann.

Levanto la vista de la tablet viendo su silueta descansando tranquila, suspiro sintiendo su ausencia a pesar de estar aquí conmigo parece estar alejada o querer estarlo de mi.

—¿Estas ahí?

—Si —devuelvo mi vista perdiendo la de vista—. Les voy a mandar el archivo a los diseñadores, ¿La esencia está lista?

Te voy a poner en alta voz, es medio complicado que me escuchen.

—¿Listo?

Sí, puedes hablar.

—Necesito que todo esté listo antes del lunes, sus horas extras serán pagadas el triple de su salario común. El diseño se debe adaptar a lo que les mandé y el olor debe ser suave, no quiero nada cítrico.

El alboroto se escucha a través de la línea, corto la llamada cuando Daphne se remueve hablando entre sueños, la alerta de su glucosa baja llega a mi teléfono alertando me dejo los dispositivos en la mesa de cristal en la terraza acercándome tan rápido como puedo.

El pánico me apresa al estar a su lado y no saber que hacer, se remueve de un lado a otro hasta chocar contra mi brazo aferrándose a el tan fuerte que soy incapaz de sacarlo.

—Bastian —su voz somnolienta llega a mis oídos.

Sus ojos se abren dejando a la vista sus pupilas un poco dilatada.

—¿Dime, rulitos? —su ceño se frunce y hago una línea fina mis labios apresando las palabras en mi boca.

—Rulitos, me gusta —sonrie y se abraza a mi brazo con más fuerza—. Tengo sed Bastian, ¿Sabes dónde hay agua?

Bosteza acurrucándose más a mi, me recuesto a su lado indeciso en tocarla, estiró mi mano sintiendo su respiración calmarse, indicando que se va a dormir de nuevo.

—Tienes una baja de glucosa, linda, hay agua en la cómoda —retengo mi mano a unos cuantos centímetros de distancia de su cabello—. ¿Que hago?

Pregunto un tanto apenado por no saber que hacer, solo que en la información que el hermano de Thiago me dió no salía en ningún lugar que hacer en este caso.

—Un caramelo, en el primer gabinete —señala la cómoda no muy lejos de nosotros.

Me suelta y se da la vuelta buscando el caramelo, bebiendo un poco de agua, lo encuentra y se devuelve a su puesto agarrando mi brazo sin soltarme. Me recuesto mejor a su lado buscando la posición correcta para no sobrepasar sus límites, la brisa entra por las ventanas corredizas del balcón. Intento dejarle su espacio tanto que casi caigo de la cama, estoy en el borde, paso por encima de ella con cuidado de no dejar caer mi peso.

Al estar al otro lado parece un pequeño trompo se mueve buscándome hasta que me encuentra pero su mano termina en mi pecho por lo que se jala hacia mi con ella, se sube a mi pecho suspirando. Sonrío sintiendo una extraña sensación apoderarse de mi, y se que hoy no voy a dormir para nada.

Coloco uno de mis brazos bajo mi cabeza y con el otro agarrando su cuerpo que descansa tranquilamente, intento cerrar mis ojos pero esa sensación golpea con fuerza mi pecho, las horas pasa y el reloj de la cómoda marca las cuatro de la mañana, faltan muchas horas para que amanezca pero aunque intento dormir no concilio el sueño.

El teléfono suena avisando que alguien llama, Daphne se remueve encima de mi.

—Voy a contestar —murmura algo indescifrable para mí.

Con cuidado de no lastimar la, ni mover el sensor la dejo en la cama con cuidado, la tapo bien, sus manos frías agarran mi brazo.

—Solo no te vayas muy lejos, por favor —su rostro se convierte en la representación de la tristeza viva.

Mi pecho se presiona y mi corazón golpea con fuerza. A pesar de tener sus ojos cerrados y estar medio dormido se preocupa porque no me vaya de su lado.

—Solo voy a contestar y vuelvo contigo, ¿Vale?

Sus suspiro deja mucho que desear para mí, su voz suave no se escucha y su tacto gentil se pierde dejando una extraña sensación. El sonido vuelve a perturbar la tranquilidad, me alejo pasando mi mano por mi cabello.

Al tener el teléfono en mis manos el nombre de Thiago aparece llevándose el mérito del más desesperado por encontrarme a mitad de la madrugada. Le devuelvo la llamada y atiende al segundo siguiente.

Consigueron encontrar la manera de crear el perfume, pero solo salió una edición especial, y muy rara.

—Especificate —agarro con fuerza el barandal viendo la ciudad repleta de luces.

Dos envases de perfume, ¿Te llevo una muestra mañana?

—Sí, necesito el producto en su fase final, ¿Como van con el diseño?

Te mandaron por correo las opciones, ninguno durmió durante toda la noche. Hasta ahora, tienes más de diez opciones para elegir, todos esperan tu respuesta.

—Sí, dales un anticipo por culminar una fase. Y programa una reunión para el viernes por la tarde.

Cuelgo la llamada agarrando la tablet en mis manos, me adentro a la habitación cerrando está vez las grandes ventas, camino hasta estar frente a la cama, me recuesto a su lado. Se vuelve a subir pero está vez sin llegar por completo a mi pecho paso el dispositivo tras su cabeza dejando un beso en ella.

Me tomo mi tiempo analizando las opciones que tengo, son muchas pero unas cuatro en especial llaman mi atención, las guardo en un archivo aparte, me mantengo en comunicación con Thiago en todo momento, los primeros rayos de sol entran por las ventanas, Daphne se remueve hasta estar a mi lado con una almohada tapando su rostro por completo y solo dejando ver su nariz.

Me río pero me levanto en silencio, hago mi rutina de toda las mañanas. La ducha caliente ayuda a relajar mis músculos y mi mente toques a la puerta del baño se escuchan y la voz tranquila de Daphne llega a mis oídos, deleitando mis sentidos.

—Pedi servicio a la habitación, espero no te moleste.

—Puedes hacer lo que quieras —salgo de la ducha secando mi cuerpo enrollando una toalla en mi cintura.

Abro la puerta saliendo del baño, se sonroja y agarra sus cosas y se adentra.




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