Bastian Bergmann.
El ambiente está silencioso el único sonido perturbador son los pequeños maullidos del animal en la mesa, el veterinario lo único que hace es tocar la herida del animalito, Daphne golpea un poco mi brazo, sus ojos están cerrados como si sufriera con el gato.
—Si lo va a seguir lastimando, mejor ya ni lo toque —rompo el silencio haciendo que el hombre me mire para luego disculparse.
—El gato tiene una fractura muy fuerte, la lesión lleva con el desde hace bastante tiempo y le ha costado sanar al tenerla rota en dos partes —el gato camina sobre la mesa en la que lo tiene arrastrando la pata lastimada.
—¿Que se puede hacer? —pregunto curioso.
Daphne se levanta agarrando mi mano llevándome con ella, el veterinario suspira parece evaluando las posibilidades, camino dos pasos más y acaricio un poco la cabeza del gato que ahora está ronroneando mientras se acerca más.
—Hay un cincuenta porciento de que se salve sin una intervención quirúrgica.
—¿Y el otro cincuenta porciento? —su voz se escucha temblorosa al hacer su pregunta.
—Es debatible, si se recupera con éxito sin la operación sería una especie de milagro, pero en cambio si empeora su estado habría que amputarle la pata.
—Haga lo que pueda, lo traeremos constantemente para una revisión semanal.
Levanto mi vista del animal, el médico asiente decidido, nos indica salir para tratar al animal al ver la cara de dolor de Daphne, la agarro de sus hombros llevándola conmigo fuera del consultorio, Thiago espera con paciencia en la recepción, su ceño se frunce al vernos salir sin el animal, el ruido ensordece mis sentidos mis oidos duelen y mi cabeza palpita de una manera en la que el dolor es insoportable, caminamos con cuidado evitando a los animales que descansan tranquilamente esperando su turno, la recepcionista habla de algo de manera triste, pasa frente a nosotros con un transportador Daphne se detiene, se suelta de mi mano y va en busca de la recepcionista.
Le hago señas a Thiago de que esté al tanto del gato, camino con cuidado suspirando cada tanto e intentando calmar el dolor de mi cabeza, sigo a Daphne a tan solo unos pasos de agarrar su mano, pero dejo que siga caminando parece realmente interesada en ver qué es lo que está dentro de la transportadora.
El camino se me hace eterno, Daphne llama a la recepcionista pero está no voltea ni hace caso, hasta que uno de sus compañeros o alguien que traba aquí le dice. Me detengo aunos pasos, intentando estar lejos pero lo más cerca posible.
—¿Disculpa podría ver qué llevas ahí?
—Oh, lo siento, es un perrito que nadie quiso y lastimosamente tenemos que liberar espacio en los recintos.
Es lo único que logro escuchar, la conversación se alarga un poco pero al final la recepcionista si ríe tanto que parece que le va a dar una parálisis, Daphne se da la vuelta con un rostro sonriente se acerca a mi enseñando la transportadora en sus brazos, niego pero ya es muy tarde. Pasa a mi lado diciendo algo rápido que apenas entiendo, pero voy tras ella por si acaso.
—¿Escuchaste?
—No —me sincero intentando encontrar un camino libre para seguirle el paso.
—¿Que si puedo adoptar al perro?
Lo medito un poco, pero ya serían tres animales y todos de distinta especie, y no sabemos con que problemas venga el animal, además creo que le será suficiente el gato. Por ahora.
—Dejame pensarlo cinco minutos —pido viendo su sonrisa agrandarse.
La recepción ya a bajado un poco el ritmo ya no hay tantos animales, así que logro caminar a su lado, aprecio la mirada en sus ojos llenada de amor y una emoción que antes no había visto, una que me contagia llenándome de amor hacia ella, más del que le tengo y se que soy débil ante ella y es merecedora de todo lo que pida, agradezco no ser alérgico a los animales, y se que está decisión me va a perseguir toda la vida.
—Adopta al perro, pero tendrás que tener cuidado de que no se coma al gato, ni al hurón.
—Gracias Bastian —sus ojos brillan con esa intensidad que amo.
Sonrío a medio lado inténtalo permanecer lo más serio que puedo, Thiago está esperando por nosotros con el gato en sus manos y un papel, su cara demuestra la frustración que tiene por dentro, la otra recepcionista atiende a Daphne, me acerco a Thiago. Suspiro y al llegar a su lado me entrega al animal que permanece dormido.
—¿No que no te gustaban los animales Bastian?
—Si pues, esto es muy diferente —lo escucho intentar contener su risa—. Si las gemelas ven a los animales no me van a dejar tranquilo.
—Jamas en toda mi vida espere ver a Bastian Bergmann cargando a un gato.
—Tendras que acostumbrarte.
—Veremos si tú también lo haces.
La risa de Daphne llega a mis oídos, levanto mi vista del pequeño animal viendola sonreír tan amplio al tener al perro en sus brazos, sus orejas alargadas peludas y sus ojos saltones lo hacen parecer un pequeño osito de peluche, Daphne camina rápido hasta mi, teniendo cuidado con los animales recostados en el suelo, carraspeó al sentir mi boca seca. La imagen de ella sonriendo es muy linda de tener a la vista de cualquiera.
—Vamos.
Pasa frente a mi, Thiago la sigue riendo, se porque lo hace y Dios, en verdad tiene razón Daphne no dice nada va concentrada en los animales, el frío hace temblar al gato en mis brazos acaricio su pelaje intentando darle un poco de calor.
—¿El perro tiene algo? —la curiosidad pica en mi al ver cómo el animal no deja de mirar a todos lados.
—Es un poco tonto o eso me dijeron, de toda manera pasarán el informe medico más tarde.
Ahora tenemos un gato con problemas de abandono un perro con problemas mentales, ahora solo falta que el hurón tenga algo también, termino de recorrer el camino que queda hasta el auto, me subo de copiloto esperando a que Daphne se suba poco después, Thiago espera fuera viendo mis movimientos. Dejo al gato en mis piernas ayudando como puedo a Daphne a subir al animal.
Editado: 03.02.2025