Capitulo 19: Especial parte 1

Bastian Bergmann.

Suspiro con resignación limpiando la cosa negra de mi cara, Daphne se ríe al ver que por más que intento no lo consigo.

Dejo mis manos en la barra Daphne se acerca y sonriendo jala la cosa negra de mi rostro, su risa se borra cuando no ve ningún gesto de mi parte, cierro mis ojos y suspiro sabiendo que lo que sucedió hace rato no me puede afectar, no se que hace pero sus manos suaves están en mi rostro agarrándolo de una manera en la que solo ella sabe. Es suave, delicada y su tacto es gentil.

Abro mis ojos muy lento viendo los suyos esos marrones mieles que me encantan, llenos de un brillo que está muy bien escondido y que solo se puede ver hasta donde ella te permita. Sonrío admirando su rostro, es simplemente bella y sin un rasgos de lo que vivió o es tan siquiera como su hermana, una víbora de cascabel, mucho ruido y sus acciones despreocupadas dejan mucho que desear. Pero Daphne, ella es lo más precioso que ha estado en mi vida y lo que más amare hasta que mi cuerpo esté tres metros bajo tierra y aún así, la seguiré amando.

—¿Que piensas? —su voz suave perfora mis oídos devolviendo me a la realidad.

—En muchas cosas —agarro su mano alejándola con cuidado de mi rostro.

La sostengo de una manera suave intentando no causarle ningún daño, sus cejas parecen juntarse y la sonrisa que antes tenía se borra dándole paso a una pequeña mueca en sus labios. No quiero decir lo que pienso porque se que se puede molestar pero aún con su rostro lleno de confusión sigue estando hermosa y a mí eso me encanta y me enamora más.

Es hermosa.

Dejo un beso en la mano que tenía agarrada, ella retira la mano que quedaba en mi mejilla dejando así de tocar mi rostro y que yo deje de sentir su tacto.

—Agarra el jabón blanco de la esquina —indica al ver mi intensión de agarrar el que siempre uso.

—¿Que tiene este?

Señaló confundido, miro el jabón sin entender nada, pero hago caso y agarro el jabón que me indico.

—Te dejara el rostro limpio, ya verás como queda. Además te quitará el residuo de la mascarilla.

Asiento comprendiendo, se lo que quiere decir pero aún no entiendo el propósito de este jabón cuando el otro pido ser igual, ella se coloca a mi lado quitando su mascarilla según se. Enjabono mi rostro de acuerdo a como ella lo hace ejerciendo la misma presión que utiliza o al menos intento hacer eso.

Le sonríe a su reflejo al ver que no dejo de mirarla para seguir cada una de sus acciones termina riendo sola y yo solo sonrió. Me empuja un poco con sus caderas y con sus manos agarra las mías empezando a bailar algún tipo de baile extraño y desconocido damos vueltas dentro del baño casi cayendo nos algunas veces pero solo le sigo la corriente y dejo que ella se divierta y sea feliz.

—¿No sabes bailar Bastian? —su pregunta me hace reír.

—Se bailar un poco, no conozco todos los bailes pero mi madre procuro enseñarme lo necesario.

Bajo un poco mi rostro viendo sus ojos llenos de lágrimas, se aparta suavemente dejandome parado a un metro de distancia de ella, no hago ni el mínimo intento de acercarme, se que le duele escuchar esa palabra. Pero hay algo que no sabe, algo mucho más oscuro que todo su pasado, y que atormenta al mío de una manera en la que solo ella me hace olvidar ese estúpido día y me hace odiar más a mi padre.

Me da una última mirada dándome a entender que quiere estar sola, termino de lavar mi rostro con una pequeña distancia entre nosotros pero que para mí se siente una gran brecha que no puedo controlar o tan siquiera cerrar y estar un poco más cerca de ella. Seco mi rostro lo más lento que puedo para estar aquí por más tiempo, pero se que de igual manera me tendré que acostar yo solo está noche.

—Buenas noches, rulitos —camino con la toalla enrollada en mi mano.

Coloco más presión que la adecuada haciendo crujir mi propia mano, el dolor es momentáneo y poco perturbador, pero su rostro serio y sin su sonrisa habitual es lo que más miedo me genera y más intranquilidad me da. No logro descifrar nada de ella, y me da miedo perderla.

Todo lo que tenga que ver con ella siempre me va a preocupar, siempre.

—Buenas noches Bastian —deja una última mirada en mi.

Intenta sonreír pero una mueca triste aparece en su rostro, estira su mano moviendola en señal de despedida, hago lo mismo y por unos instantes solo me dedico a observar sus ojos; con solo verlos siempre me enamoran más. Por obligación despegó mi mirada cada paso es una tortura una que me aleja más y más de su lado pero aunque me duela y una opresión en mi pecho me haga doler el corazón no digo más, el dolor solo funciona como un distractor de mi motivación y una estupidez ahora sí en verdad ella supiera cuánto sufro por estar alejado de ella tan solo dos segundos creo que me dejaría quedarme a su lado.

El gato y el perro están acostados en la cama cuando me ven salir del baño sus colas se levantan moviéndose de una lado al otro, pero no se atreven a llegar a mi, soy incapaz de voltear a mis espaldas luego de escuchar su voz, doy el siguiente paso en mi camino abligandome a darlo para no mirar atrás y mandar todo a la mierda para quedarme a su lado.

La puerta de roble está frente a mi, su risa baja surca mi mente y hace que mi mano se dirija al pomo para apretarlo hasta que el color desaparezca de esta, hasta que casi me tráquea de nuevo.

—Una cosa más, rulitos. Salimos para Alemania a la tarde.

—Gracias, Bastian. Por todo.

—No agradezcas, cariño, te mereces lo mejor del mundo —abro la puerta cuando ya no escucho más.

Doy uno, dos, tres pasos fuera de su habitación sin escuchar nada. Cierro la puerta a mis espaldas y me recargo a un lado, la pared frente a mi parece moverse y encerrarme en un cubo, atraparme en mis estupideces en mis pensamientos. Los segundos pasan y se convierten en minutos, los minutos más largos de toda mi vida, ni cuando mi padre me abandonó el pecho me dolió tanto y las lágrimas esa vez ni siquiera salieron pero ahora. Ahora no puedo retenerlas, dejo que salgan sin soltar ningún sonido solo escuchando el ruido del llanto de Daphne que se escucha poco después.