Mariposa negra

Capitulo 27

Daphne Bonavich.

Las lágrimas descienden de mis ojos pero ningún murmullo sale de mis labios, ni un ruido. Mi pecho parece que se ha comprimido dejando una fuerte opresión que casi me deja sin aire, he llorado en silencio durante lo que parecen ser horas. Nadie ha interrumpido en la habitación y agradezco por ellos aunque puedo parecer egoísta, no quiero irme de aquí por más que intenten sacarme.

Un leve movimiento en sus dedos pero creo que es un espasmo de estar sin algún movimiento durante algún par de horas, el silencio en el que se sume la habitación me permite escuchar su respiración entrecortada como si estuviera haciendo un esfuerzo viral por respirar, mi vista nublada solo me permite ver algunas cosas antes de que estás sean borrosas por completo, con mi mano libre limpio las lágrimas con fuerza obligandome a dejar de llorar y odiandome por ser tan débil. Sí ya no hubiera pasado por estás situaciones creo que las soportaría un poco más.

Sorbo mi nariz escuchando el sonido de mi teléfono, suelto su mano con resignación cuando no logro conseguir mi teléfono, rebuscó en mis bolsillos y nada, el sonido deja de escucharse luego de unos segundos, pero vuelve a sonar de inmediato.

—Querido Dios —murmuro al no encontrar rastro de mi teléfono.

Me levanto dejando mi lugar al lado de Bastian, me muevo por la habitación, el abrigo aún cuelga de mis hombros por lo que lo dejo en el suelo para moverme con más libertad pero al solo dejarlo caer algo cae a su lado deslizándose por el suelo, el teléfono termina en la esquina al lado del sofá. Me apresuro antes de que deje de sonar nuevamente, pero llegó tarde. Más no me resignó.

Mis ojos arden un poco pero sigo en mi misión de recuperar el teléfono. Me agachó al estar frente al sofá, estiró mi mano tanteando a ciegas el lugar donde se encuentra el teléfono. Cuando lo consigo tener en mis manos un quejido llama mi atención, recojo el teléfono y me levanto viendo el nombre en la pantalla, devuelvo la llamada caminando en dirección a la camilla donde yace Bastian. Acerco el teléfono a mi oído escuchando los pitidos antes de que contesten, marcho en un ritmo lento calculando cada paso esperando la respuesta del otro lado, la línea se conecta y la voz de Emiliano se hace presente pero no consigo entender ninguna palabra, al contrario alejo el teléfono de mi oído mirando con asombro los ojos verdes que me miran están un poco vidriosos pero se mueven de lado a lado intentando reconocer su entorno.

—Mierda, voy. Voy a buscar al doctor —la saliva pasa por mi garganta con fuerza, su mano se alza y no consigo reaccionar—. No te muevas, tengo que...

Mis palabras quedan suspendidas ante smi propio asombro, niega con su cabeza pero aún así no hago caso me doy vuelta mi me acerco a la puerta con pasos vacilante, mi corazón late desbocado golpeando con fuerza mis costillas pareciendo como si fuera a estallar, mi mano se posa en el frío pomo el cuál giro tan lento que me mata pero por más que intento apresurarme no puedo, al abrir la puerta el pasillo está desierto no hay ni una persona vagando. Mis pasos son vacilantes cada uno hace que mis latidos se aceleren mi respiración vuelve a ser errática quedando a mitad de camino en mis vías respiratorias.

Veo una figura a lo lejos, cada uno de mis pasos es otro de sus pasos más cercas hacia mi, su figura revela a Thiago, empiezo a trotar en su dirección.

Cuando estoy lo suficiente cerca de él veo su ceño fruncido, mi teléfono no ha parado de sonar pero no creo poder contestar ahora, intento hablar pero el aliento me ha abandonado, cada respiración es entrecortada y mi corazón parece como si se hubiera detenido, agarro mi costado con mis dos manos logrando que algunas palabras salgan de mi.

—Busca al doctor, Bastian, él despertó —completo la oración con dificultad, sintiendo un poco de alivio.

Asiente con la sorpresa en su rostro, se da la vuelta y corre alejándose por el mismo camino por el que vino, mi teléfono suena una vez más obligandome a contestar sin ver el nombre de quien llama, nada se escucha del otro lado solo una respiración entrecortada y gemidos muy bajos llenos de dolor, alejo el teléfono y veo un número extraño, muevo mi mano para colgar la llamada pero una voz llena la línea, es conocida. Mi cuerpo se eriza con cada palabra.

—¡Miren chicos ya tenemos con quién divertirnos! —la risa de Mason resuena.

Mis manos empiezan a temblar miro a mi alrededor buscando algo o tan siquiera a alguien, pero no hay nada.

—¡Suéltame degenerado de mierda! —mi voz suena un poco después haciéndome recordar aquel día por completo.

Cuelgo sin terminar de escuchar nada, me doy vuelta caminando en dirección a la habitación de Bastian, he intentado, de muchas maneras lo he intentado olvidar. Pero me es imposible cuando aún hoy ese demonios al que odio con toda mi alma me atormente con es grabación, su voz aún resuena en mi mente cada toque se siente en mi cuerpo como si estuviera bajo el, su peso callendo sobre mi las palabras sucias que salían de su boca cada una de mis súplicas que aprendí a callar y no solo por él.

Cada uno de mis pasos resuenan en el pasillo vacío, el frío en mi cuerpo no se compara con el frío que se ha filtrado en mi corazón y en mi mente, no me permito derrumbarme no ahora y no justo en este momento, Bastian ha despertado y eso debería mantenerme feliz pero no lo hace, una año más en este mundo, un cumpleaños que amo y que odio desde siempre, me recuerda que aún sigo viva que aún no he muerto del todo, pero también me recuerda aquellas palabras que siempre me repetía mi madre la desgracia que era mi llegada a su vida una vida llena de perfección y lujos, pero nunca fui su favorita, y nunca lo seré solo soy una moneda de cambio algo que siempre estuvo dispuesta a deshacerse para seguir viviendo como lo hacía, esos años en el orfanato me hacían pensar aue algún dia puede que me llegaran a querer que no solo porque a Nina no le gustara la idea de compartir conmigo a mis padres, siempre ha sido la culpable de todo pero no desde siempre aunque no llevemos tres años ella siempre tuvo una racionalidad diferente a la mía siempre pensó en el poder y lo que eso le traería pero siempre desprecia a las personas por conveniencia si no está a su altura ni los voltea a mirar, pero en cambio. Si es más poderoso que ella, se encarga de que le sedan todo sin complicaciones o eso es lo que piensa.




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